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El hombre que viajó por el mundo sin salir de casa

El japonés Tamiji Hanamura, en su casa de Yungas (Bolivia), donde vivió hasta su muerte.
El japonés Tamiji Hanamura, en su casa de Yungas (Bolivia), donde vivió hasta su muerte.Pedro Laguna

El campesino japonés afincado en Bolivia Tamiji Hanamura fue un verdadero pionero de los viajes virtuales.

Tamiji Hanamura, un campesino japonés de ojos rasgados, con la espalda en forma de ele invertida y la barba dispersa, era capaz de ubicar decenas de poblaciones que nunca había pisado. Vivió como un ermitaño en Yungas (Bolivia) desde los años sesenta hasta su muerte, en un pañuelo de tierra donde tenía algunos muebles desgastados, gallinas y un pasaporte con las hojas en blanco. A cambio de “la voluntad”, Hanamura solía prestar una explanada a los mochileros para que acamparan. Hablaba un castellano de frases cortas que parecían haikus. Pero se hacía entender gracias a los mapas que dibujaba, y que acabaron convirtiéndose en una representación de su historia y de la historia de los que le visitaban. Pedía a los excursionistas que le señalaran sus ciudades de origen y que le regalaran postales. Las postales le servían luego para descubrir glaciares, planicies, museos, desiertos, mares, montañas, monumentos y rascacielos.

Hoy, casi siete años después de su muerte, las iniciativas que invitan a explorar el mundo sin salir de casa tienen más sentido que nunca. En esta pandemia que nos ha obligado a restringir los movimientos, viajar se ha convertido en un ejercicio más emparentado con la experiencia que con el desplazamiento.

Jacqui Kenny, una fotógrafa neozelandesa afincada en Londres, agorafóbica y con más de 120.000 seguidores en Instagram, selecciona escenas cotidianas con la herramienta Street View de Google y después las edita y las sube a la cuenta @streetview.portraits. Visita espacios abiertos y pueblos, y ha apostado por mostrar a protagonistas casuales, que parecen estar dentro de los decorados de una película.

La ilustradora y diseñadora gráfica madrileña Miriam Persand también recurre a las caminatas virtuales, pero para hacer dibujos. Ha optado por la etiqueta #turismo­streetview y ha estado en Islandia, Ulán Bator y otros parajes. En vez de humanos, dibuja cocodrilos. Y no solo pasea por escenarios reales: también ha recreado las calles del famoso videojuego GTA San Andreas.

Y Laura Lazzarino, una trotamundos argentina que ha recorrido más de 70 países, publica fotografías y anécdotas relacionadas con sus destinos preferidos y con sus manías y rituales —antes de sentarse a trabajar frente al ordenador prepara una taza de té caliente que se termina enfriando—. Lazzarino lo hace en su blog y en ­@­losviajesdenena, su cuenta de Instagram.

Tamiji Hanamura también solía servirse infusiones: sobre todo, el té verde que tanto gusta a los japoneses. Tenía una casa de puertas pequeñas que uno cruzaba agachándose. Y llenó un cuarto con las postales que recibía gracias a sus amistades efímeras. Quizás porque comprendió antes y mejor que nadie que viajar también consiste en insertar pedazos de otros lugares en tu propia casa.

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