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Columna
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¿Por qué España es más vulnerable?

La lucha antivirus, la mejora del sistema de bienestar y la batalla contra la recesión forman tres ángulos de un mismo triángulo

Xavier Vidal-Folch
Varias personas protegidas con mascarilla se encuentran cerca de la puerta de Urgencias del Hospital Gregorio Marañón, en Madrid.
Varias personas protegidas con mascarilla se encuentran cerca de la puerta de Urgencias del Hospital Gregorio Marañón, en Madrid.Jesús Hellín - Europa Press (Europa Press)

Por qué el virus atacó a España más que a otros países de su entorno?: la respuesta puede ser útil, si entraña claves de mejora. Es difícil saberlo, si es que se puede. Pero resulta sospechoso que Italia y España, campeonas de la crisis de la deuda soberana en 2012, encabecen también hoy el mal cuadro europeo. Pero eso es relativo: en Grecia fue peor, y ahora no. Pregunta concomitante. ¿Por qué España figura en el grupo de los más vulnerables, donde la infección y la mortalidad crecen más rápido? Podría apuntarse a una posible menor calidad, rapidez y contundencia de la reacción oficial (y popular) que en países vecinos. Pero la alarma/confinamiento se ha producido aquí de forma similar a la de Italia y es, con la casi simultánea de Portugal, una de las más contundentes.

Y las restricciones anteriores a la circulación interna —aunque no totales— no anduvieron muy desacompasadas respecto a las de Francia o de Alemania. Esta exhibe mejor abastecimiento en equipos médicos y de protección, y los amparó desde el inicio. Pero tampoco España ha sufrido una falta general de suministros: picos de carestía; picos de escasez, y picos de desprotección en ciertas instalaciones sanitarias, sobre todo en Madrid, sí. Pero ¿bastan para explicar las diferencias?

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Otro factor podría arrojar luz al caso. El sistema sanitario español —y sus protagonistas— es, en efecto, de una calidad excelente, absoluta y comparativamente. Pero el estrés al que se lo sometió desde la Gran Recesión, con intensos recortes de personal, capacidad y utillaje, ha desacompasado su oferta respecto de su demanda exponencial en una crisis súbita.

El gasto sanitario autonómico (la parte del león del total) disminuyó entre 2009 y 2018 en 3.864 millones de euros, un 6%, (tras repuntar algo recientemente) por esos recortes, aplicados por las autonomías y agravados por el austeritarismo central y por no actualizar su financiación. Y hoy, dos de las comunidades más prósperas, Cataluña y Madrid, son el farolillo rojo en gasto sanitario per capita: 1.154 euros, contra 1.295 de media (datos de la Asociación Estatal de Directores y Gerentes en Servicios Sociales). Ambas, las comunidades más infectadas. Y en las que más cala la desafección política oficial. Pero cuidado al simplificar: el País Vasco, también territorio vulnerado, es el que más gasta.

Sirvan esas correlaciones, al menos, para apuntar que la lucha antivirus, la mejora del sistema de bienestar y la batalla contra la recesión forman tres ángulos de un mismo triángulo.

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