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Los pasos hacia la democracia digital en Malí

El número de personas con acceso a Internet se ha disparado en el país del Sahel y algunas iniciativas intentan reforzar el papel de la sociedad civil a través de la tecnología

Una imagen de una app de Mali.
Una imagen de una app de Mali.Tuwindi
Carlos Bajo Erro
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Durante el año 2017, Malí fue el país con el mayor crecimiento de internautas del mundo. El número de personas con acceso a Internet en el país de África occidental creció en un 460%, lo que significa que en enero de 2018 casi siete de cada diez malienses tenían acceso a la red de redes, según el informe sobre el estado del entorno digital de We Are Social y Hootsuite. Paralelamente, dos tercios de los malienses apoyan la democracia, pero apenas uno de cada tres dice estar algo o muy satisfecho con la de su país, según el Afrobarometer. Teniendo en cuenta estas dos circunstancias se entienden los esfuerzos por conseguir que la tecnología mejore la calidad y la salud de la democracia de Malí.

Tuwindi es una de esas organizaciones. Liderada por un ingeniero informático, Tidiani Togola, desarrolla soluciones tecnológicas para mejorar la participación de la ciudadanía en los asuntos políticos. Uno de sus proyectos es MonElu, una aplicación móvil que pone a los y las ciudadanas malienses en contacto directo con sus representantes políticos. Aunque está lejos de ser una herramienta masiva, MonElu se va abriendo paso, desbrozando un camino que pasa por un cambio en la concepción de la democracia. Transparencia, rendición de cuentas y participación de la ciudadanía son los pilares fundamentales de una estrategia que dice a los políticos que están al servicio de la ciudadanía y que ofrece a esa ciudadanía los mecanismos para exigir ser escuchados.

Ahora mismo, se intercambian más de 2.300 mensajes mensuales a través de la plataforma, hay siete mil ciudadanos usuarios y además de la Asamblea Nacional, se han ido implicando municipios importantes como Mopti, la tercera ciudad del país. Togola bromea con la respuesta que la iniciativa ha recibido. “La idea era dar la palabra a la gente, pero no habíamos calibrado todo lo que la gente puede llegar a decir”, comenta divertido. “Hemos tenido que revisar el sistema para suprimir algunos mensajes. Filtramos los insultos, ataques directos contra las personas o consideraciones sobre su vida privada, pero más allá de eso, el resto lo dejamos porque la crítica es totalmente legítima”, comenta el ingeniero maliense.

 El desarrollo de estas soluciones tecnológicas no siempre recibe los aplausos de las autoridades. “Con MonElu no ha sido fácil, acudimos a diputados de un grupo dedicado a la tecnología para la ciudadanía que sabíamos que estaban interesados. Conseguido que se sumasen y el resto se han visto obligados, de alguna manera”, explica el responsable de Tuwindi. En todo caso, su enfoque no es de confrontación: “Consideramos que todos los actores sociales son decisivos para la gobernanza, la sociedad civil y las autoridades tienen que hablar”. “Hacemos pedagogía entre los políticos”, explica Tidiani Togola, “les explicamos que vamos a poner en marcha una herramienta que va a permitir a los ciudadanos interpelarles y les hacemos ver que tiene que responder porque es su responsabilidad. Les explicamos que no pretendemos hacerles caer sino que puede servir para que hagan mejor su trabajo y para que la sociedad civil también cumpla mejor con su papel”.

Filtramos los insultos, ataques directos contra las personas o consideraciones sobre su vida privada, pero más allá de eso, el resto lo dejamos porque la crítica es totalmente legítima

Con esos mismos objetivos, la organización ha desarrollado una plataforma digital para la vigilancia de las elecciones que ha puesto al servicio de la sociedad civil. OpenESR Conqueror ha sido utilizada en diferentes escenarios. En el último caso, en las elecciones presidenciales de Malí de 2018. El dispositivo de vigilancia que ha empleado la plataforma OpenESR movilizó a casi diez mil observadores ciudadanos que compartían las informaciones a través de la herramienta que había desarrollado Tuwindi. Togola describe este útil como “una plataforma de monitorización de elecciones en la que se cargan a través de SMS todos los incidentes registrados por los observadores, pero también los resultados”.

El responsable de esta estrategia de civictech explica que el objetivo era permitir tomar decisiones inmediatas y así se hizo durante los últimos comicios, cuando se alertó de los colegios electorales que no estaban cumpliendo los horarios o los que no tenían las preceptivas papeletas, por ejemplo. “Evidentemente, en los casos de enfrentamientos no hemos podido hacer nada”, señalaba el ingeniero marcando el límite de estas herramientas. Y al mismo tiempo, permitió tener resultados (oficiosos, porque la gestión era de organizaciones de la sociedad civil y no de las autoridades) en tiempo real, a partir de las informaciones transmitidas por los observadores, que, incluso, facilitaban fotos de las actas de recuento de los colegios electorales.

La última ocurrencia de Tuwindi es la creación del Democracy Tech Squad, una estrategia orientada a llegar a los más jóvenes y a movilizar a estos colectivos en la defensa de la democracia armándoles, precisamente, con herramientas tecnológicas en un entorno digital con el que están familiarizados. El proyecto de Tuwindi ha formado a un centenar de miembros de estos escuadrones de democracia tecnológica. Con el objetivo más inmediato fijado en la lucha contra la corrupción y en el fomento de la convivencia a través de estos canales innovadores, Tuwindi intenta que la tecnología tenga un efecto de atracción de esos colectivos clave en una sociedad como la de Malí.

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Sobre la firma

Carlos Bajo Erro
Licenciado en Periodismo (UN), máster en Culturas y Desarrollo en África (URV) y realizando un doctorando en Comunicación y Relaciones Internacionales (URLl). Se dedica al periodismo, a la investigación social, a la docencia y a la consultoría en comunicación para organizaciones sociales.

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