Dos millones de españoles han sustituido un tratamiento médico por pseudoterapias
Una macroencuesta señala que uno de cada cinco españoles ha usado terapias alternativas
El Gobierno acaba de poner encima de la mesa el primer plan de la historia contra las pseudociencias, tal como anunciaron el pasado día 14 los ministros de Sanidad, María Luisa Carcedo, y Ciencia y Universidades, Pedro Duque. Un macroestudio dado a conocer este jueves refuerza la necesidad de que esas medidas se pongan en marcha cuando antes.
Uno de cada cinco españoles ha usado para cuidar su salud productos y técnicas, como la homeopatía, que carecen de utilidad demostrada contra dolencias o enfermedades. Y lo que es peor, el 5,2% reconoce que ha sustituido un tratamiento médico con una de estas terapias. Extrapolado a la población mayor de 16 años, eso significa que dos millones de españoles han cambiado un medicamento o procedimiento médico por un producto que no proporciona ningún beneficio. En afecciones leves, esta decisión puede provocar males menores, pero las autoridades sanitarias son conscientes de que se dan casos en los que esta elección implica poner en riesgo grave la salud y la vida de los pacientes. Además, el 14,4% (5,7 millones) asegura haberse tratado a la vez con terapias médicas junto con otras fórmulas alternativas.
Ahí centró su intervención el ministro de Ciencia al presentar este jueves los datos de la encuesta sobre la Percepción Social de la Ciencia, que se elabora cada dos años, junto a la directora general de Fecyt, Paloma Domingo: "Si multiplicas salen un par de millones. Ese es el núcleo de la preocupación del sistema de salud". Y ha añadido: "Hay que procurar que la gente no tome esta decisión. Esto explica por qué tenemos que actuar cuanto antes en el tema de la salud". Duque ha indicado que para el Gobierno es importante promover el pensamiento crítico y racional, dado el "alto nivel de confusión" entre la población, y, en ese sentido, ha reiterado el anuncio de una campaña de información para mostrarle a la población qué es una terapia que funciona y qué no y, además, qué riesgos supone esta decisión. "Está claro que llega tarde, para esta pobre gente llega tarde", ha asumido el ministro en referencia a las víctimas del uso de las pseudoterapias.
"Hay que procurar que la gente no tome esta decisión. Esto explica porqué tenemos que actuar cuanto antes en el tema de la salud", ha dicho el ministro Duque
"No se trata de influir en las creencias de la gente", ha indicado Duque. "Se trata de informar con respeto a las creencias de cada uno, porque sí creo que puede que tenga un efecto", ha asegurado el ministro sobre la campaña para hacer frente a las técnicas y productos que "claramente son incorrectas". La directora de Fecyt ha señalado otros asuntos "preocupantes", como que una de cada cinco personas no lea los prospectos de los medicamentos, y ha señalado que hay un problema en internet con las noticias falsas. Además, el ministro insistió en que se actualizará la evaluación de dónde está la evidencia, para prohibir la publicidad de aquellas pseudoterapias que no hayan probado su efectividad.
La encuesta realizada el pasado verano, con una amplia muestra de 5.200 españoles, indica que se mantiene la confusión sobre la utilidad de las llamadas terapias alternativas. La mitad de los españoles sigue pensando erróneamente que la homeopatía sirve para algo. El 25,4% de la muestra confía en la homeopatía bastante o mucho, un porcentaje que alcanza a la mitad de la población (49,5%) si se suma el grupo que confía algo en esta pseudociencia (24,1%), un dato muy similar al 52,7% de la última encuesta, realizada en 2016. Los porcentajes son mayores para la acupuntura: el 32,8% confía bastante o mucho, el 25,9% algo. Además, el 20,6% de los españoles confía en el reiki algo (14,3%), bastante o mucho (16,3%).
En el otro extremo, solo el 3,3% de los españoles cree que las vacunas infantiles son poco o nada de fiar. En este aspecto, hay un 6,4% de la muestra que opina que los riesgos de las vacunas infantiles superan a sus beneficios, frente al 89,2% que opina lo contrario. Los porcentajes de personas que opinan que son mayores los riesgos aumentan entre los encuestados con menor nivel educativo. "Las personas menos formadas se equivocan más en las respuestas sobre ciencia, eso no implica que vayan a dejar de vacunar por eso, que es una decisión que depende de muchos otros factores", ha explicado Lobera. Por lo general, los estudios suelen señalar que el recelo militante en contra de la vacunación se concentra en sectores con más formación.
Los españoles siguen entre los europeos que mayor recelo muestran frente a la energía atómica y tampoco confían en el 'fracking' o el cultivo de plantas modificadas genéticamente
La confusión de la población con las pseudoterapias se manifiesta también cuando se observa que el 21,6% de los españoles considera que la homeopatía tiene bastante o mucho carácter científico (y algo, el 21,9%). También el 23,3% cree bastante o mucho en el carácter científico de la acupuntura, una práctica milenaria basada en el flujo de la energía vital (Qi), un concepto sin pruebas científicas de su existencia.
"El problema es pequeño, pero es un problema. No es superextendido, pero hay gente que se muere", resume Josep Lobera, director científico del estudio (que llega a su novena edición), sobre ese 5,2% de españoles que sustituye tratamientos con prácticas pseudocientíficas. Ese dato, sobre sustitución de tratamientos, es una pregunta nueva en la encuesta, pero en general los resultados sobre pseudociencias no han variado apenas desde la anterior. "El trabajo de campo se realizó hace unos meses y desde entonces se ha hablado mucho de esto. Si hiciéramos la encuesta el año que viene, los datos iban a moverse un poco más", señala Lobera. En todos los casos, las mujeres son más propensas al uso de las pseudoterapias, lo que se explicaría entre otros motivos por el mayor interés y preocupación que manifiestan por la salud y los cuidados, según Lobera. Una de cada cuatro mujeres ha usado terapias alternativas. Las mujeres manifiestan menor interés espontáneo por la ciencia, un 13,9% frente a un 18,9% de los hombres.
La encuesta también pregunta por los riesgos y beneficios asociados a tecnologías, como la energía nuclear, los aerogeneradores o el cultivo de plantas modificadas genéticamente. Los españoles siguen entre los europeos que mayor recelo muestran frente a la energía atómica (el 67,4% ve mucho o bastante riesgo) y tampoco confían en el fracking (40,5%) o el cultivo de plantas modificadas genéticamente (46,3%). El mismo porcentaje opina que experimentar con animales tiene mucho o bastante riesgo, pero en ese caso son más los que creen que tiene muchos o bastantes beneficios (53,7%). Los aerogeneradores son la tecnología que más apoyo recibe, ya que el balance entre quienes destacan sus beneficios (76,7%) y sus riesgos (12,9%) es abrumador en favor de los primeros.
Además, por primera vez se ha preguntado por la robotización y la inteligencia artificial. Son más los españoles que piensan que la robotización del trabajo tiene muchos o bastantes riesgos (45,9%) que los que opinan que tiene muchos o bastantes beneficios (40,3%). Sucede lo contrario con la inteligencia de las máquinas, que sería un riesgo para el 38,4% y un beneficio para el 42,9%.
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