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Coordinado por Gonzalo Fanjul y Patricia Páez
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OPINIÓN
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Los viernes al sol

Un nuevo informe de Polétika destaca la inacción del Gobierno y sus aliados en cuestiones de pobreza, desigualdad y sostenibilidad

"Ah, el placer de viajar...".
"Ah, el placer de viajar...".EFE
Gonzalo Fanjul

Considerando su ruidosa ausencia ante el Armagedón separatista que coloniza cada instante de nuestra existencia, uno pensaría que las reuniones ministeriales de los viernes dejan tiempo para hacer otras cosas. Ninguna de ellas, lamentablemente, está relacionada con asuntos como la igualdad, la sostenibilidad o la lucha contra la pobreza. Cuando ya han pasado dieciocho meses desde que la XII Legislatura comenzase, la parálisis política y legislativa del Estado amenaza con encostrar las peores consecuencias de la crisis. No hay ideas, no hay plan y, sobre todo, no hay ninguna gana.

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Eso es al menos lo que sugiere un informe publicado la semana pasada por la iniciativa Polétika, un grupo de vigilancia de políticas públicas que agrupa a más de medio millar de organizaciones de la sociedad civil. De acuerdo con sus autores, los casi dos años de esta legislatura se han traducido en un erial político en el que las únicas iniciativas reconocibles eran las orientadas a frenar lo que hacían los demás.

En una versión contemporánea del Libro de las Lamentaciones, las 22 páginas del informe repasan los avances y retrocesos del compromiso gubernamental en once naderías: protección social, salarios, conflictos internacionales, igualdad de género, sanidad, transparencia/participación ciudadana, infancia, cambio climático, cooperación para el desarrollo, fiscalidad y educación. Cierto que parece imposible cubrir temas tan complejos de un plumazo y en un solo informe, pero en este caso los autores lo tienen fácil, porque todo se resume en un puñado de avances puntuales y un catálogo nutrido de omisiones y desatinos.

Los primeros están relacionados con el reasentamiento comprometido de refugiados sirios (que se ha cumplido tarde pero casi por completo), la protección de los salarios en la ley de Contratos Públicos o la previsible derogación de la Ley Mordaza. También se reconoce un cierto esfuerzo en la mejora salarial, el refuerzo del perfil de las políticas de infancia o en la aprobación del Pacto de Estado, pero los matices son tantos que resulta difícil identificar en cualquiera de estos asuntos un avance inapelable.

La parálisis política y legislativa del Estado amenaza con encostrar las peores consecuencias de la crisis

Los desatinos –ay– no caben en esta edición de El País. Como en susto o muerte, los asuntos van cayendo de la agenda por diferentes razones: la abulia política frente a la precariedad laboral; la vía muerta en la que parecen haber quedado atrapadas la Ley de Cambio Climático y todo lo que tenga que ver con la cooperación para el desarrollo; o la asfixia presupuestaria de cualquier buena idea que resulte del Pacto de Estado contra la violencia de Género o de la comisión no legislativa de Derechos de la Infancia y la Adolescencia

En ocasiones, el Gobierno no se ha limitado a quedarse cruzado de brazos, sino que ha combatido las acciones de otros en alguno de estos campos. En este capítulo destaca el empeño en impedir el derecho a la salud de los inmigrantes en situación irregular, un asunto que nos irrita en este blog de manera particular.

Estoy seguro de que este Gobierno sirve para algo, pero ciertamente no para mejorar la vida de los ciudadanos en cada uno de estos asuntos. Y enternece observarles actuar como si nadie se diese cuenta. Me dicen, por ejemplo, que hay intención de llevar al Consejo de Ministros del 1 de junio el Plan Nacional para el cumplimiento de la Agenda 2030, un monumento a la inanidad que ilustra bien el relato ofrecido por Polétika. ¿Es imprescindible seguir haciéndose trampas al solitario?

Y algo más: conviene recordar que este es un juego al que necesitan jugar varios. El Partido Popular encabeza un tándem en el que pedalean también con más o menos ahínco Ciudadanos, PNV, Coalición Canaria, Foro Asturias y UPN. Todos ellos han aprobado –y aprobarán pronto– unos presupuestos que son el reflejo fiel de unas prioridades políticas regresivas en lo social, insostenibles en lo medioambiental e insolidarias con el exterior. Lo eran hace cinco años en medio de la lavativa fiscal y lo son ahora cuando la economía española crece de manera envidiable. Podemos esperar que estos partidos recapaciten para el próximo año, pero creo que es más prudente que lo hagan en la oposición durante un tiempo largo.

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