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“No me olvido de ninguna de las miradas de las personas que he rescatado”

Xabier Aramburu es voluntario de la ONG Proactiva Open Arms y ha realizado numerosas misiones a bordo del Astral. Acaba de recibir el premio de la Fundación Menchaca a la Solidaridad 2017

Xabier Aramburu, fotografiado en Bilbao con motivo de la entrega del galardón.
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La foto de Aylan sin vida, a sus tres años, ahogado en una playa turca supuso un punto de inflexión en la vida de muchos. Xabier Aramburu (San Sebastián, 1978) se encontraba en Gijón recibiendo un curso de control de incendios. Era septiembre de 2015 y las imágenes de embarcaciones cruzando el Mediterráneo eran constantes en los medios de comunicación. A Aramburu, socorrista y formador de primeros auxilios, la imagen de Aylan le rompió por dentro. “Bastaría con la ayuda de un socorrista para haberlo evitado”. Indaga y descubre que cuatro socorristas catalanes ya están allí con sus aletas y neoprenos. A los tres meses, está junto a ellos. Un neopreno y un par de aletas más al servicio de las personas que llegan por mar a Europa en busca de refugio. Esos cuatro socorristas constituirían después la ONG Proactiva Open Arms, una de las tres organizaciones que todavía hoy persisten en su empeño de salvar vidas en la zona. Más de 55.700 vidas desde que llegaron a Grecia: 23.500 en el Mediterráneo, 32.200 en Lesbos.

Su primera experiencia duró 15 días, la misma que aconsejan los psicólogos para evitar posibles secuelas postraumáticas y el tiempo que dura cada misión de la ONG en aguas del Mediterráneo. “Llegué a Lesbos en pleno invierno. Nevaba, hacía mucho frío y allí no paraban de llegar embarcaciones”. Un grupo trabajaba desde la playa otro desde una zodiac. “Fue una experiencia muy intensa: las 24 horas en alerta. No había vivido nunca algo así”.

A su regreso a San Sebastián sigue formando a socorristas. “Todos los días pienso en que hay una familia completa embarcándose de noche para cruzar el Mediterráneo sobre una lancha. Y todos los días tengo la angustia de la duda: ¿les habrá rescatado alguien?”.

No tardó en regresar. A los seis meses, solicita una excedencia en la ONG en la que trabaja para volver a Grecia. Esta vez, Proactiva Open Arms suma una embarcación a su base en Lesbos, el Astral. El acuerdo firmado entre la Unión Europea y Turquía ya está en vigor. “Las embarcaciones parten ahora desde Libia. La ruta entraña más riesgos para ellos. Debemos actuar más rápido”. En cuatro días, rescatan a más de 200 personas. “Si no hubiéramos estado, hubieran fallecido todas”. El Astral no permite embarcar a las personas rescatadas. Las acompañan hasta otros barcos.

La convivencia en el barco añade un punto nuevo de intensidad. “Allí no hay árbol en el que esconderte: todos convivimos juntos, todo el rato. Ríes, lloras, te enfadas, vuelves a reír”.

Todos los días pienso en que hay una familia completa embarcándose de noche para cruzar el Mediterráneo

Aramburu sube los hombros y habla de las miradas, las que le persiguen en la noche, la que le aparecen durante el día. “Personalmente, no mantengo el contacto con las personas que he rescatado, pero no me olvido de ninguna de sus miradas”. Y automáticamente representa las miradas. Levanta las cejas, intenta juntarlas, sus ojos se hacen pequeños. “Son miradas de miedo, de terror, de cansancio”. Hasta que les ofrece la mano, les saluda, le transmite paz. “Entonces te dan las gracias, sonríen, lloran”. Las cejas de Aramburu se relajan. Medio sonríe. Sus ojos se humedecen, siguen pequeños.

El socorrista donostiarra ha viajado hasta Bilbao para recoger el premio de la Fundación Antonio Menchaca a la Solidaridad 2017. “No somos héroes, somos personas salvando a personas”. Su relato es sobrio. Resta importancia a su trabajo, remarca que la ONG no quiere personalizar su labor, sino mostrar el valor del conjunto. E insiste en que ojalá no hiciera falta que existieran, ojalá no les dieran más premios, ojalá la sociedad civil no tuviera que asumir las tareas propias de los gobiernos europeos. Lleva hoy un polo blanco con los logos de la ONG y el Astral. Su complexión física deja claro que es un hombre de acción: hombros grandes, brazos fuertes, cintura estrecha.

A la misma hora que Aramburu recoge el premio en nombre de Proactiva Open Arms, la misión número 35 habrá llegado a aguas internacionales para realizar nuevos rescates. A los dos días, el jueves 23 de noviembre, ya anuncian por Twitter que han rescatado 107 personas de una embarcación a la deriva. Y vuelven a denunciar que “el Mediterráneo sigue siendo una agujero negro para la humanidad” y que “Libia es un infierno: los hombres son esclavizados, las mujeres, violadas”.

La última misión de Aramburu fue este verano en esas mismas aguas. Realizó dos seguidas. Ya no pide excedencias, ahora es un formador autónomo. Y regresa impactado por los niveles de tensión que sufren por parte de embarcaciones ligadas al gobierno libio y que buscan hacerse con el control del mar.

Mi hijo ha nacido tres líneas más arriba que Aylan. Esas tres líneas en un mapa náutico evitarán que muera en una playa

“Desde verano ya podemos embarcar. Contamos con un remolcador, que —por cierto— lleva el nombre de Bilbao en letras grandes”. Pertenecía a naviera Ibaizabal y cambió el puerto de A Coruña por el de Malta. “A la tensión de los rescates, sumamos ahora el que imponen las embarcaciones libias”. Disparos al aire, intentos de secuestro y hackeo de los sistemas de geolocalización, son algunas de las denuncias que realiza Aramburu. “Lejos de ayudarnos, empeoran nuestro trabajo. Quieren transmitir que ellos controlan. En realidad generan más descontrol y nuestra presencia les incomoda. No quieren testigos”.

A pesar de la tensión, Aramburu regresó de nuevo con más energías, con más ganas de volver. Su próxima misión tardará “un año y medio, como mínimo”. Acaba de ser padre. Vuelve a acordarse de Aylan. “Mi hijo ha nacido tres líneas más arriba que él. Esas tres líneas en un mapa náutico evitarán que muera en una playa”.

Mientras tanto, seguirá formando socorristas, seguirá manteniendo húmero el neopreno. Mientras tanto, más de 200 voluntarios de Proactiva Open Arms seguirán ocupando el papel de los gobiernos europeos para salvar vidas en misiones de 15 días. Y ya van 55.700 vidas rescatadas.

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