Morir por el simple hecho de intentar vivir
El autor participa en una misión de rescate de inmigrantes sin precedentes de MSF En dos semanas, han rescatado a casi dos mil personas en la ruta del Mediterráneo central
Atardece y las olas golpean con fuerza al MY Phoenix: el estado del mar no es el mejor para poder llevar a cabo una operación de rescate. Localizamos rápidamente la embarcación de madera. Se encuentra a 14 millas náuticas (26 kilómetros) de las coordinadas que nos ha facilitado el Centro de Coordinación de Salvamento Marítimo de Roma. Vivimos un momento peligroso cuando nos acercarnos con la lancha de rescate a la embarcación y ésta es zarandeada por el oleaje. Sin embargo, y gracias a la habilidad y al escrupuloso manejo de la situación por parte del equipo de búsqueda y rescate de MOAS, conseguimos que las 118 personas que viajaban a bordo del barco suban a bordo del Phoenix sin ningún incidente.
Muchas de ellas llevan puesto sus propios chalecos salvavidas. Incluso algunos portan abrigos y mochilas con sus posesiones y provisiones. Varios están muy mojados, desorientados y sufren de hipotermia. Uno de cada tres padece mareos y necesitan ayuda para poder sentarse en su sitio sin caerse. Les proporcionamos medicación para paliar el malestar y los mareos provocados por el mar. Doce niños son llevados rápidamente a nuestra clínica para que entren en calor, tiritan sin parar.
En muy poco tiempo se forma un mapa humano, de unos nueve por diez metros, en la cubierta inferior de la nave formado por ciudadanos sirios, nigerianos, somalíes, sudaneses, ghaneses, eritreos, bangladesíes, libaneses y gambianos.
Con un mar mucho más tranquilo, nos dirigimos durante otras tres horas hacia el este para recoger a 101 personas rescatadas por un navío de la Guardia Costera Italiana. Este nuevo grupo pasa por una exploración médica preliminar y les entregamos mantas, agua y comida.
Amanece un nuevo día camino al norte, a Augusta, Sicilia, donde desembarcaremos a las personas rescatadas, nos reabasteceremos y nos pondremos de nuevo en marcha.
Nuestra localización está disponible en todo momento, pero el GPS no dirá nada sobre las vidas de las más de 1.800 personas rescatadas por los dos operativos de Médicos Sin Fronteras en el Mediterráneo central ni el por qué me encuentro aquí. No facilitará información alguna sobre la mujer somalí que aún tiene una bala en su vientre de su paso por Libia. Tampoco lo hará sobre el tiempo arbitrario e injustificado que muchas personas pasan en las cárceles de Libia.
La web que permite saber dónde está el MY Phoenix no contará lo que han visto las personas a bordo
La web que permite saber dónde está el MY Phoenix no nos contará lo que han visto las personas que llevamos a bordo, testigos en muchos casos de la muerte de sus familiares, de niños que dejan atrás Somalia para crecer tan rápido entre el caos y la crueldad que se vive día tras día en Libia. No podrá mostrarnos las cicatrices que dejó una explosión hace tiempo, ni las heridas en las ingles a causa de una sarna tan grave que se infecta.
“¿Qué ha hecho que te hayas decidido a formar parte de esta misión?”, me preguntan los periodistas en las entrevistas. Es una cuestión difícil de responder. Tiene que ver con estas personas que viajan ahora con nosotros rumbo a un puerto italiano, con sus historias y con lo que es necesario hacer. No se trata solo de rescatarlos de la deshidratación, la hipotermia y el naufragio, sino de atender y entender sus historias, compartir la propia humanidad y ser testigo de sus heridas emocionales. Hablamos de una pareja de chicos jóvenes, llorando en silencio en una clínica dentro de un barco y contando una historia que no puedo imaginar vivir.
No puedo explicar claramente la razón por la que estoy aquí. Muchos de quienes tratan de llegar a Europa mueren por el simple hecho de intentar vivir y esto es más que suficiente.
El autor, canadiense, de 56 años, es uno de los dos doctores de Médicos Sin Fronteras a bordo del buque MY Phoenix, el barco de búsqueda y rescate puesto en marcha por MSF en colaboración con MOAS (Migrant Offshore Aid Station, Estación de Ayuda al Migrante por Mar) para dar respuesta a la crisis humanitaria de las personas que tratan de cruzar el Mediterráneo. Bryant narra uno de los rescates de una misión que no tiene precedentes en MSF. En dos semanas de intervención, los dos operativos de MSF han rescatado a más 1.800 personas en una de las rutas más peligrosas del mundo: el Mediterráneo central.
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