Europa intenta mirar hacia África... con ojos africanos

Que ya se han reunido en cuatro ocasiones los máximos mandatarios de Europa y África para estrechar lazos, y que la quinta será los próximos 29 y 30 de noviembre en Abiyán (Costa de Marfil), son datos consumados. Pero para Federica Mogherini, alta representante de Política Exterior y de Seguridad Común de la Unión Europea, esta será, en realidad, la primera vez: “Esta Cumbre es diferente: la Unión está trabajando con África, no para África, y estamos trabajando con la juventud, no solo para ellos. [...] Vamos a ir a Abiyán como socios”, afirma. El mismo camino toman las palabras de Antonio Tajani, presidente del Parlamento Europeo: “Necesitamos ver África con ojos africanos”.

Tajani y Mogherini se expresan así durante la reunión de alto nivel entre la UE y la Unión Africana, un evento que se celebró esta semana en Bruselas. Así lo ven porque, afirman, solo nos separan 14 kilómetros. Y eso significa que los problemas de los unos son también los problemas de los otros. Durante seis horas ininterrumpidas y en tres mesas redondas paralelas, el denominador común fue unánime: apoyo a la juventud, a las inversiones y a la seguridad de las fronteras. La crítica, pero también la buena voluntad, dominan la primera reunión de estas características que se celebra antes de la cumbre entre ambos continentes. A partir de entonces habrá que ver si no queda en papel mojado.

La Unión Africana y la Unión Europea se llevan viendo las caras en distintas cumbres desde el año 2000, y en ellas negocian, firman pactos de colaboración, alianzas y estrategias conjuntas con el fin de reforzar lazos entre ambos continentes. La quinta conmemora, además, el décimo aniversario de la adopción de la Asociación Estratégica UE-África, es decir, el resultado de un acuerdo para fijar de qué manera se relacionan ambas partes mediante planes de acción periódicos. En 2014, año de la cuarta cumbre y en la que se congregaron más de 60 dirigentes, se diseñó la hoja de ruta más reciente, en la que se establecían las prioridades y ámbitos de actuación, entre ellas paz y seguridad, democracia, buena gobernanza, derechos humanos y desarrollo sostenible e inclusivo.

Lo que ocurre en Libia cuestiona los valores y principios en los que se basa nuestro partenariado y también en los que se basa la UE, como la proteccion y defensa de los derechos humanos

Abdoulaye Diop, ministro de Asuntos Exteriores de Malí

Ahora, en 2017, el nuevo encuentro va a suponer una oportunidad para reforzar los lazos políticos y económicos entre los dos continentes con principal énfasis en la inversión en la juventud africana, un asunto clave porque el 60% de toda la población del continente, de 1.200 millones de habitantes, es menor de 25 años. Se calientan motores y enfrentan pareceres en este encuentro previo, pensado para dar más visibilidad e importancia a la asociación, y para abrir un debate sobre la necesidad de maximizar los instrumentos existentes y los recursos disponibles con las miras puestas en las negociaciones de los presupuestos de la UE a partir de 2020.

Fin a la venta de migrantes en Libia

No hace ni dos semanas que la cadena televisiva CNN reveló el escándalo de la presunta venta de inmigrantes africanos como esclavos en Libia. No es de extrañar, pues que gran parte del debate y las intervenciones se centren en exigir acciones inmediatas para detener estas prácticas ilegales.

Las críticas entre los mandatarios africanos no se hacen esperar. El presidente de la Comisión de la Unión Africana, el exministro de Exteriores chadiano Moussa Faki Mahamat, achaca el problema a la falta de Estado en Libia, algo que ha permitido a los grupos criminales explotar todo tipo de tráfico de personas. En una dura intervención, el ministro de Exteriores maliense, Abdoulaye Diop, apoya este razonamiento alegando que hoy estamos pagando los "efectos de las intervenciones extranjeras en Libia", en referencia a la intervención de la OTAN que ayudó a acabar con el régimen dictatorial de Gadafi. Son acciones del pasado que afectan hoy a países vecinos como el suyo, por lo que reclama que no se aprueben intervenciones militares en suelo africano sin recibir antes la aprobación de los "actores regionales".

En una intervención incisiva, Diop también aprovecha para criticar el pacto entre la UE y Libia en materia de migraciones. "Lo que ocurre en Libia cuestiona los valores y principios en los que se basa nuestra alianza y también en los que se basa la UE, como la protección y defensa de los derechos humanos. Deberíamos plantearnos el acuerdo migratorio que incumbe a Libia y UE; la evaluación de la ONU indica que hay disposiciones de carácter inhumano, por eso debemos pensar en la posibilidad de revisarlo. ¿Libia puede ser socio? ¿Podemos cooperar con ellos? La prioridad es estabilizarlo, que sea socio, que sea un interlocutor creíble y con el que la comunidad internacional pueda asumir compromisos", solicita.

El jefe de la diplomacia maliense recuerda, además, los 500 millones de euros que son necesarios para financiar la fuerza militar de varios países del Sahel que combate el terrorismo y el crimen organizado en la región. "Estamos conteniendo un dique que, de romperse, puede llegar a Europa", advierte.

Igualmente, pide que el Tribunal Penal Internacional investigue este tráfico de personas y sancione a los responsables. Según Mogherini, ya se ha acordado reclamar a las autoridades libias que lleven estos crímenes ante la Justicia y que faciliten el acceso de la Agencia de la ONU para los refugiados y de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) a los centros de detención del país para que puedan dar asistencia y organizar retornos voluntarios. La mandataria reclama el cierre de los centros de detención, pero evita posicionarse sobre el acuerdo citado. En cuanto a la petición de investigar los hechos, explica que esa decisión es prerrogativa de la Corte, pero la UE apoya sus investigaciones. "El tribunal siempre puede contar con el apoyo de la Unión Europea y espero que sea el caso también para el resto de socios".

Juventud que hoy no es protagonista

"Los movimientos migratorios son cosustanciales a la naturaleza humana. El problema viene cuando son incontrolables y generan miedo y rechazo a lo que es diferente". Esta es una de las frases más clarividentes del presidente del país menos desarrollado del mundo: la República Centroafricana. Faustin- Archange Touadéra se muestra muy preocupado por el futuro de los jóvenes africanos y reclama que se pongan soluciones sobre la mesa. El gobernante señala que la emigración no es en un solo sentido: "Mientras muchos de nuestros chicos se dirigen a Europa, aquí acogemos a otras personas y empresas que necesitan producir, y eso también es migración". Por eso eleva una crítica incisiva hacia las multinacionales, y especialmente, a las europeas que explotan los recursos naturales. "Tienen que dejar beneficios en los países donde participan", reprende.

La población de África sufre. Los niños son vendidos como ganado, el cambio climático augura momentos complicados

Roger Nkodo, presidente del Parlamento Africano

Touadéra pide dar a los jóvenes respuestas que encajen en sus expectativas y explica que si ellos se van es porque creen que en sus lugares de origen no podrán materializar sus sueños, posiblemente en referencia a las palabras anteriores del presidente Tajani. El europeo, durante su discurso de apertura, había recordado con optimismo que en 2016 cinco economías africanas se encontraban entre las 10 con mayor crecimiento del mundo. Pero también había mostrado preocupación por los "millones" de africanos que podrían ir a la Unión Europea si no encuentran oportunidades en sus tierras, atraídos por lo que paraísos que ven en la tele. En este sentido, Touadéra apoyó que los jóvenes quieran ser actores principales en el diseño de sus futuros, ya que no pueden ser los únicos arquitectos y subrayó la urgencia de movilizar inversiones privadas para promover el desarrollo del continente.

Roger Nkodo, presidente del Parlamento Africano, da entonces la que considera receta infalible para lograr una alianza reforzada entre la UE y África: garantizar nuevas perspectivas para la población, una mejora palpable de sus condiciones de vida, seguridad individual y colectiva. Pero no hace concesiones con la realidad: "La población de África sufre. Los niños son vendidos como ganado, el cambio climático augura momentos complicados. La juventud se marcha, se pierde mano de obra muy válida, mueren en el Mediterráneo y en el Sáhara", lamenta.

Y al hilo del cambio climático, recuerda que África no contamina, pero ellos se mueren por los nefastos efectos de este fenómeno. "El de los emigrantes climáticos es otro drama del que se habla poco", reprocha. Por eso anima a sus colegas europeos a que sigan presionando para que el Acuerdo de París se aplique.

Un Plan Marshall para África

No es la primera vez que Tajani señala la necesidad de un Plan Marshall para África, es decir, un paquete de al menos 40.000 millones de euros para inversiones en el próximo presupuesto europeo. Este permitiría movilizar, explica, unos 500.000 millones de euros en inversiones públicas y privadas. De momento solo se han aportado 3.400 millones, algo que "no es ni de lejos suficiente".

El punto de pesimismo lo aporta, sin quererlo, el comisario de Presupuesto, Günter Oettinger, pues no se puede obviar que la salida de Reino Unido perjudicará a la ayuda a África: 12.000 millones de euros menos al presupuesto europeo, resalta.

Mogherini, por su parte, alega que ya hay un Plan Marshall, pues los Estados miembros han movilizado ya 21 millones de euros en ayuda al desarrollo y se espera alcanzar 44 millones más en inversión privada. Energías renovables, desarrollo urbano sostenible, transporte, agricultura, pymes y el mundo digital son los sectores prioritarios para la Unión Europea, aquellos que apoyará con esta financiación hasta 2020 en lo que se ha llamado Plan Europeo de Inversiones Externas. Es "el mayor programa de inversión para África", resalta Mogherini, sobre un continente que hoy en día apenas recibe el 4% de la inversión global extranjera.

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