Villarín 2013, el espíritu renovado
Esta es la mirada ingenua de quien llega a los montes que fueron viñedo en Ponferrada y descubre el secreto de sus aromas y estructura.
MARIO ROVIRA, enólogo y copropietario de Akilia, trabaja con finura e intención las madres de su vino de mencía centenaria. Ello le permite dominar los secretos de la sobriedad y la intensidad, de la parte más salvaje y oscura, más pura de las raíces de sus cepas. Los montes Aquilianos, en Ponferrada, son frescura y contención, bloques de pizarra grabados con tierra arenosa que viajan por el espacio eterno de la memoria. 2001 fue una odisea del espacio que encontró su metáfora perfecta en el monolito de basalto. Bebo Villarín 2013 y pienso en la perfección del bloque de pizarra que sobrevuela un reguero de arándanos negros estrujados. Brezo y musgo, bizcocho de cereza. La belleza de la integridad, la profundidad de la tierra, su discreción hecha monte, hecha uva, hecha vino conmueven. Tiene un aire antiguo porque es vino de una sola pieza, sin aristas: la parte rústica de la uva es, aquí, también amable y fluida. Elegancia y ligereza.
Bodega y Viñedos Akilia, Villarín 2013
Ficha técnica
DO Bierzo, 12,5%. El viñedo Villarín tiene casi 100 años y su mencía, podada en vaso, mira al este y se alimenta de suelos arenosos con fondo de pizarra y cuarcita. Las fermentaciones tienen lugar en grandes depósitos de hormigón, con sus lías, donde el vino pasa nueve meses antes del embotellado. Precio: 18 euros.
Sensaciones
Un pozo de vino fresco, a ratos oscuro y adusto, pero siempre accesible: cuando uno se asoma, sus mil historias llenan la copa.
A través del cristal
Trapo de Catalina House y colgador de India & Pacific. Decantador y copa, ambos de la serie Atlantis de Vista Alegre.
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