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SEGURIDAD ALIMENTARIA

Guerra, plagas y cólera: ingredientes para otra hambruna

Cerca de 7,7 millones de personas necesitan ayuda alimentaria en la República Democrática del Congo

Mujeres portan cestos en Tshikapa, en la región de Kasai, afectada por la violencia en República Democrática del Congo.
Mujeres portan cestos en Tshikapa, en la región de Kasai, afectada por la violencia en República Democrática del Congo. ©FAO/Junior D. Kannah
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El cóctel perverso de conflictos armados y malas cosechas que extiende el hambre por el África subsahariana ha desatado una nueva emergencia. Sudán del Sur declaró la hambruna en febrero y hay zonas a un paso de hacerlo en Somalia, Etiopía o la cuenca del Lago Chad. Y este lunes las agencias de Naciones Unidas que luchan contra el hambre han activado la alerta roja en la República Democrática del Congo. Hasta 7,7 millones de personas (casi uno de cada 10 congoleños) necesitan urgentemente ayuda en forma de comida o dinero para comprarla.

En un país rico en minerales y con un enorme potencial agrícola —según algunos estudios, capaz de producir alimentos para más de 1.000 millones de personas— casi 1,5 millones de ellos están en una situación de emergencia, obligados a saltarse una o varias comidas cada día y a vender sus posesiones para llevarse algo a la boca. "Es la primera vez en 10 años que estamos tan cerca de la hambruna", ha señalado Alexis Bonte, el representante en funciones de la FAO (agencia de la ONU para la alimentación) en la República Democrática del Congo.

La violencia y el gusano cogollero han dejado a 1,5 millones de personas a un paso de la hambruna

La violencia que azota al este del país desde hace años se ha disparado en los últimos 12 meses en la región de Kasaï, en el centro. Solo en Kasaï, una zona rica en diamantes, 1,4 millones de personas han tenido que dejar sus hogares tras una insurrección en junio del año pasado y la dura represión por parte de las fuerzas estatales. "La seguridad alimentaria se está deteriorando en todo el país, pero en ningún sitio de forma tan alarmante como allí", ha declarado Claude Jibidar, director Programa Mundial de Alimentos para la república.

La negativa del presidente Joseph Kabila (en el cargo tras suceder a su padre en 2001) a dejar el poder el pasado diciembre, como estaba previsto, ha aumentado enormemente la tensión. En declaraciones a Thomson Reuters Foundation, Scott Campbell, responsable de la oficina de derechos humanos de Naciones Unidas para África Occidental, ha declarado que la violencia está fuera de control con la complicidad del Gobierno. El pasado marzo, dos miembros del Grupo de Expertos de la ONU fueron asesinados mientras se dirigían a investigar la ejecución de 100 miembros de la milicia. Hay temores de que Kabila pretenda utilizar el conflicto para evitar la celebración de elecciones.

Un niño es pesado para medir su grado de desnutrición en el distrito de Kasai (República Democrática del Congo).
Un niño es pesado para medir su grado de desnutrición en el distrito de Kasai (República Democrática del Congo).©FAO/Junior D. Kannah

El proceso es parecido en casi todas las crisis alimentarias que asolan el continente: enfrentamientos armados o fuertes disturbios violentos arrasan campos de cultivo, disparan los precios de los alimentos y obligan a miles de personas a dejar sus casas, huertos y animales. Y a eso se suman las malas cosechas, en la mayoría de los casos por la falta de agua. En la República Democrática del Congo, en cambio, lo que ha añadido leña al fuego del conflicto ha sido una plaga.

Tanto Kasaï como Tanganyka (en el Este) se han visto fuertemente afectadas por el gusano cogollero, que ha aparecido en casi una cuarta parte del país y acaba con los cultivos que no han sido previamente arrasados o quemados en los enfrentamientos. Distintos brotes de cólera y sarampión agravan la situación sanitaria de un país con múltiples frentes abiertos en el que en mayo se detectaron varios casos de ébola, enfermedad detectada por primera vez allí, en 1976.

En las áreas más afectadas, entre cinco y ocho de cada 10 personas tienen problemas para encontrar alimento, según la FAO. Muchos comen solo una vez al día maíz, yuca o patatas, cuyos precios llevan subiendo tres meses. En la antigua república de Zaire, cuatro de cada 10 niños (más de siete millones de menores) sufre malnutrición crónica.

La lista de problemas parece interminable en un país que, pese a sus yacimientos de coltán, (claves para el mercado mundial de los teléfonos móviles), oro, petróleo o uranio, sigue profundamente debilitado tras los conflictos vividos entre 1996 y 2003 que dejaron millones de muertos, muchos de hambre y enfermedades. Hay 3,7 millones de desplazados internos que se sumán a los refugiadosque llegan desde Estados vecinos como Sudán del Sur, Burundi o la República Centroafricana.

Las agencias internacionales solo han recibido un cuarto de los 186 millones de dólares que estiman necesarios para cubrir las necesidades de ayuda este año. Según Bonte, de la FAO, la gran cantidad de crisis humanitarias abiertas ha tapado en cierto modo esta crisis, según el representante de la FAO. La agencia pide ayuda para que, además de la ayuda alimentaria urgente en forma de provisiones o dinero para comprarlas, las comunidades rurales reciban semillas y otras herramientas para reanudar la actividad agrícola.

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