Kabila crea un gobierno interino en el Congo para mantenerse en el poder pese a las protestas
El líder opositor ha pedido a los manifestantes que perpetren "una resistencia pacífica" para evitar un derramamiento de sangre
Tarjetas rojas. Es lo que muchos congoleses están usando para indicarle a su presidente que se vaya, que se le ha acabado el tiempo. Al tocar las doce de la noche, empezaron a sonar caceroladas y silbidos. Pronto los primeros disparos, aún tímidos, se escucharon en la macro capital, Kinshasa, maniatada por las fuerzas de seguridad. Algunas barricadas, neumáticos incendiados y gases lacrimógenos. Así han sido las primeras horas nocturnas del tiempo añadido de Joseph Kabila, cuyo mandato ha expirado esta medianoche, pero que se queda en funciones.
Con el amanecer, hoy sí, llamada a la resistencia. El hombre con más poder de convocatoria en Kinshasa, el veterano opositor Etienne Tshisekedi, ha pedido a la población la “resistencia pacífica” ante un presidente que “ha dejado de ser legítimo”. Y la reacción no se ha hecho esperar. Para desafiar la prohibición de manifestarse se han organizado algunos partidos de fútbol, que se está convirtiendo en la gran metáfora.
El régimen de Kabila mantiene al país bajo una pesada cáscara. Le ha enmudecido. Las fuerzas armadas y policiales bloquean las calles; las autoridades, las redes. Mientras la ola de detenciones barre a los disidentes de una punta a la otra del extenso país. Al menos 20 civiles han sido asesinados, se están invetigando casos en otras ciudades y se han producido más de 200 detenciones arbitraries, según confirma el delegado de derechos humanos de la ONU en Congo, José María Aranaz.
En un nuevo giro del guion, un nuevo gobierno interino se ha anunciado en la televisión pública – la RTNC- cinco minutos antes de la medianoche, cinco minutos antes del fin de su mandato. Son los nuevos 67 ministros de un proceso rocambolesco.
A todo esto, la Conferencia Episcopal Nacional de Congo (CENCO), que ejerce de mediadora en la crisis y lleva semanas intentando, en vano, arrancar un acuerdo, se ha ido a Roma para reunirse con el Papa. Las negociaciones que auspicia deberían reanudarse mañana miércoles 21 de diciembre.
Esta grave crisis política está arrastrando a la República Democrática del Congo a un nuevo precipicio. El país ya vive la peor guerra del mundo, la que ha dejado más muertos desde la II Guerra Mundial: 6 millones de víctimas. El conflicto se concentra en el este, y, a pesar que es la zona que alimenta al mundo con el secreto de la telefonía móvil, a pesar que el negocio de la tecnología arranca de sus entrañas para saciar las necesidades de híper conexión de nuestra era, la percepción sigue siendo de guerra ajena y secundaria.
Congo ha tenido cuatro presidentes de su independencia y todos los cambios han sido violentos. Mobutu Sese Seko llegó con un golpe de Estado y se quedó durante 26 años. Joseph Desiré Kabila le desbancó por la fuerza en 1997 y gobernó cuatro años, hasta que le asesinaron. Y su hijo, el actual presidente, se está sumergiendo ahora en un arriesgado juego.
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