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EL ACENTO
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

De un misterio al siguiente

Los paleontólogos consiguen secuenciar el ADN mitocondrial del fémur de un individuo que vivió hace 400.000 años

SOLEDAD CALÉS

El feliz y fructífero encuentro entre palentología y genética acaba de depararnos una novedad que ha merecido honores de hito científico, porque permite echar más luz sobre ancestros tan remotos en el tiempo que marea solo imaginarlo.

Paleontólogos de Atapuerca y especialistas en genética evolutiva del Instituto Max Planck de Alemania han logrado secuenciar casi en su totalidad el ADN mitoncondrial extraído del fémur de un individuo que vivió hace 400.000 años, encontrado en la Sima de los Huesos. Es, de momento, el genoma humano más antiguo que se ha logrado descifrar. Antes se había secuenciado el de un equino de hace 700.000 años hallado en Canadá.

Aparte del interés que tiene poder leer los genes de un ser que vivió hace tanto tiempo, la genética evolutiva permite también seguir las pistas del itinerario que trazaron, en el territorio y a lo largo del tiempo, nuestros antecesores. Pues bien, la labor de secuenciar este genoma ha deparado una sorpresa: puede que los restos de los 28 individuos encontrados en la Sima de los Huesos no sean de la familia de los neandertales, nuestros primos en la cadena de la evolución, como se creía hasta ahora mediante estudios morfológicos. O al menos no lo era el del homínido analizado.

Curiosamente, el ADN de ese personaje está emparentado con el de otro ancestro que vivió en Siberia hace 40.000 años. ¿Qué parentesco genético tenían entre ellos esos individuos que vivieron en tiempos tan alejados? Eso es lo que deberá aclararse en los próximos estudios, que se harán y arrojarán alguna luz, tarea nada fácil porque deberán diludidar entre por lo menos cuatro hipótesis de trabajo.

Es extraordinaria la facultad de la palentología para convertir los escasos y fragmentarios datos que nos llegan desde el pasado remoto, en fascinantes epopeyas que se retroalimentan. Pocas disciplinas tienen la habilidad de crear tantas expectativas sobre sus misterios. Y cuando logran despejar una incógnita no es extraño que abran la puerta a otras no menos atractivas. Larga vida a la paleontología y sus misterios, que tanta literatura científica produce y tan apasionantes momentos nos depara.

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