La subida del precio de los alimentos pierde fuerza en enero con la rebaja del IVA, pero aún supera el 15%
La inflación cierra el mes en el 5,9%, una décima más de lo previsto por el INE. Los combustibles aceleran las subidas tras el fin de la compensación de 20 céntimos por litro en enero
El primer mes de rebaja del IVA de algunos productos básicos de la cesta de la compra se ha dejado notar en los precios. Los datos publicados este miércoles por el Instituto Nacional de Estadística señalan que los alimentos y bebidas no alcohólicas repuntaron en enero un 15,4% respecto al año pasado, por debajo del 15,7% que avanzaron en diciembre, cuando tocó máximos históricos. Se trata de la segunda vez que se moderan en los últimos 12 meses —también dieron un ligero respiro de una décima en noviembre—.
Aunque la cuantía del recorte es ahora algo mayor, todavía se mueve en porcentajes históricamente elevados, y es prematuro vincular la desaceleración a un cambio definitivo de tendencia, máxime cuando las rebajas tributarias no cubren a todos los alimentos, y estos aún suben en tasa mensual (cuatro décimas), si bien es cierto que a un ritmo mucho menor al de diciembre (1,6 puntos).
Los supermercados llevan meses convertidos en fábricas de malas noticias. Resulta complicado encontrar algún artículo que haya logrado eludir la avalancha inflacionista. Y los consumidores no han salido indemnes, acumulando pérdidas de poder adquisitivo conforme crecían los importes en las etiquetas. Nunca los españoles habían gastado tanto en la cesta de la compra. Mientras la inflación general parece haber dejado atrás lo peor, el precio de los alimentos se ha mantenido a su aire, en subida libre. Para revertir el aumento del coste de la vida en esta partida, el Gobierno optó por acometer rebajas del IVA. Tras nueve meses con incrementos superiores al doble dígito, lo consideraron el modo más rápido y eficaz de darle la vuelta a una situación delicada por su especial impacto sobre los hogares más vulnerables.
De momento, pese a las dudas iniciales sobre si los supermercados y comercios trasladarían de verdad la rebaja del IVA a sus productos, la medida está cumpliendo su propósito, aunque a ritmos diferentes según el producto, y en algunos casos los cambios son casi imperceptibles frente a diciembre, como en el caso del pan, o no se han notado, como en el de las legumbres y hortalizas frescas, que subieron una décima. Así lo explican fuentes del Ministerio de Economía. “Los datos reflejan una bajada generalizada en los alimentos en los que se ha aplicado la rebaja del IVA del 4% al 0%, como las frutas frescas (-4,2%), la harina (-2,3%, la leche (-1,5%), los huevos (-1,5%), las legumbres (-1,1%), las patatas (-1%), el queso (-0,7%) y el pan (-0,2%); así como la rebaja del IVA del 10% al 5% en el aceite de oliva (-1,2%) y la pasta (-3,5%)”.
En cambio, otros productos no incluidos en la rebaja, como la mayoría de carnes, el pescado, el yogur, la mantequilla, los cereales, el café, el té o los alimentos para bebé, se han encarecido respecto al mes pasado.
El descuento no convence a todos. Según Fedea tendrá un coste de 700 millones de euros para las arcas públicas, pero tan solo supondrá un ahorro en las familias de unos 40 euros en todo el semestre de vigencia, por lo que aboga por establecer en su lugar ayudas directas a los colectivos más vulnerables.
Junto a la evolución de los alimentos, este martes se ha conocido que la inflación general cerró enero en el 5,9% frente al año pasado, una décima más de lo previsto por el INE hace dos semanas, y dos décimas por encima de la tasa de diciembre. Supone un parón en la trayectoria, después de aflojar con fuerza desde el pico del 10,8% alcanzado en verano. El fin de la racha de cinco meses consecutivos de moderación de los precios no dibuja un patrón de cambio de tendencia: viene condicionada sobre todo por el fin del descuento a los carburantes, y todos los organismos y casas de estudios coinciden en que la inflación continuará la desescalada este año y el próximo. A falta de que se conozcan los datos europeos de enero, España era en diciembre el país de la UE con una tasa de inflación menos elevada.
En cuanto a la inflación subyacente, que excluye los elementos más volátiles, esto es, la energía y los alimentos frescos, sigue desbocada en el 7,5%, la más alta desde diciembre de 1986, impulsada entre otros factores por el alza del vestido y calzado. “Se espera que en los próximos meses refleje el descenso de la inflación general y de los costes energéticos y de otras materias primas”, afirman desde Economía.
Este martes también se han conocido otras variables sobre las que existía especial expectación al verse afectadas por la intervención del Ejecutivo, como los combustibles tras el fin de la compensación de 20 céntimos por litro a los conductores particulares, y la electricidad después del cambio metodológico del INE para incluir el mercado libre en sus cálculos y cumplir así con los estándares europeos. Su impacto fue dispar. En el primer caso, los precios de los carburantes aceleraron en enero (a doble dígito en tasa mensual, y un 13,8% el gasóleo y un 1,3% la gasolina si se mira la anual), mientras que con la electricidad sucedió lo contrario, y su precio retrocedió con fuerza: un 17,5% mensual.
Según cálculos de Rafael Salas, catedrático de Economía adscrito al Instituto Complutense de Análisis Económico, la electricidad habría reculado un 29,7% con la metodología antigua, lo cual habría reducido cuatro décimas la tasa general de inflación, hasta el 5,5%. “Han cambiado las reglas a mitad de partido. No se tuvo en cuenta el mercado libre cuando subieron mucho el año pasado y el anterior, perjudicando al IPC, y se tiene en cuenta en la bajada, volviendo a perjudicar al IPC”, afirma.
El cambio de prioridades del Gobierno, que ha aprovechado la relativa relajación de los precios energéticos para centrar la batalla en combatir la subida de los alimentos, viene apoyada por las tendencias de fondo de los mercados. El índice de precios mundiales de los alimentos de la FAO lleva 10 meses consecutivos cayendo, en buena parte gracias al abaratamiento de las cotizaciones de los aceites vegetales, los lácteos y el azúcar. Se ha situado ya un 17,9% por debajo del récord alcanzado en marzo de 2022, poco después del estallido de la guerra en Ucrania.
Para Ignacio de la Torre, economista jefe de Arcano Partners, es cuestión de tiempo que eso se traslade a lo que pagan los consumidores. “Obviamente, hay un desfase hasta que llega a la cesta de la compra”, apunta. A ello une que el precio del gas era casi el triple hace un año, lo cual abarata la electricidad, un factor clave en el coste de los alimentos. Por eso, pese a que las tasas a las que crecen los precios de los alimentos en España son todavía preocupantes, estima que poniendo las luces largas las noticias serán buenas. “Lo importante es la dirección, y salvo imprevistos solo puede ser una”, concluye.
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