María Jesús Montero: “No estamos contando votos. No estamos obsesionados como el PP”
La titular de Hacienda se defiende de las críticas de electoralismo de los Presupuestos, marcados por un récord en inversión y gasto social y un escenario económico que se va deteriorando
El Gobierno de coalición acaba de aprobar sus terceros y últimos Presupuestos, marcados por un lado por un récord en inversión y gasto social, con la revalorización de las pensiones como gran protagonista; y por el otro, por la inflación disparada, el menor crecimiento y unas elecciones cada vez más cercanas. “No estamos contando votos”, zanja María Jesús Montero (Sevilla, 56 años), ministra de Hacienda y Función Pública, preguntada por si las cuentas se han confeccionado pensando en los comicios del próximo año. “La gente no es tonta, sabe que nunca se puede comprar el voto del ciudadano”, defiende en una entrevista con EL PAÍS.
Pregunta. Son los últimos Presupuestos de la legislatura, confeccionados en un contexto muy complicado, con la inflación disparada, la guerra de Ucrania y el desafío de ejecutar los fondos europeos.
Respuesta. Más que los últimos Presupuestos de la legislatura, diría que son los terceros consecutivos. Hacía mucho tiempo que el país no contaba con la estabilidad que proporcionan unas cuentas públicas que marcan la hoja de ruta y las prioridades de un Gobierno. Nos quedan muchos proyectos por seguir desarrollando que se plasman en el Presupuesto, que lo resumiría como el que mejor expresa la justicia social y la eficiencia económica. Si no hay capacidad de que todos aporten, no hay sostenibilidad del modelo económico. Y si no tenemos la posibilidad de que la economía funcione y vaya bien, no tendremos el nivel de bienestar al que aspiramos.
P. ¿Cómo afectará la crisis política en Cataluña a la negociación?
R. Creo que no va a tener una afectación directa. En Cataluña hemos sido primera fuerza política y hubiéramos querido liderar el proyecto, pero no fue posible por una alianza entre partidos independentistas que tienen poco en común. Lo único que les unía era un elemento que no es menor, como era la aspiración por la independencia de Cataluña, pero en el día a día a la hora de tomar decisiones saltan las costuras.
P. Después de acordar y presentar las cuentas, algunos dirigentes de Podemos han dicho que desconocían algunas partidas.
R. Las personas que han estado sentadas en la mesa tienen mi más absoluto respeto y reconocimiento, tanto en términos de habilidad negociadora como de inteligencia a la hora de abordar la materia. Resulta ofensivo que alguien pueda creer que elementos tan importantes como el gasto en defensa no han sido objeto de tratamiento en la mesa, porque significaría que el que está sentado enfrente no se ha interesado por algo que es de actualidad.
P. ¿No ha habido cierta sobreactuación en la negociación?
R. Una negociación se puede estirar hasta el infinito y más allá. Los elementos centrales pueden estar resueltos, pero puede haber algo que genere discrepancia y que no termina de solucionarse hasta el último minuto. Eso no significa que al Gobierno le guste negociar hasta el último minuto. Todo lo contrario. El gran núcleo estaba acordado.
P. El Presupuesto de 2022 con Podemos se logró in extremis, con la condición de aprobar en los seis meses posteriores la ley de vivienda, que sigue varada en el Congreso. ¿Será otro obstáculo?
R. El texto que se entregó en el Congreso fue exactamente el que se acordó con Unidas Podemos. La parte del Ejecutivo cumplió en seis meses. ¿Qué ocurrió? Que Unidas Podemos presentó cerca de 60 enmiendas a un texto ya acordado. Es legítimo. Pero no es achacable a la parte socialista. Por ello, creo que hubiera sido una tomadura de pelo que la ley de vivienda hubiera formado parte de la negociación de un segundo Presupuesto.
P. Forma parte de un Gobierno de coalición por el que nadie apostaba al principio. Han aprobado tres Presupuestos y reformas relevantes, pero ahora se abre el ciclo electoral. ¿Hasta cuándo va a durar este Gobierno de coalición?
R. Creo que hasta el último minuto. En este momento no hay ninguna estrategia, ninguna táctica de ruptura de la coalición de cara a los siguientes comicios. Le puedo confirmar que se va a agotar la legislatura. Tenemos diferencias, porque pertenecemos a espacios políticos distintos, pero creo que el diálogo ha primado por encima de otras cuestiones. Luego está la letra pequeña de si es mejor subrayar lo que nos distingue o poner en valor lo que nos une. Yo me quedo con lo segundo, pero creo que es lógico que la fuerza minoritaria intente hacerse notar a partir de lo que discrepa más que en lo que coincide.
P. Las últimas encuestas no están dando un gran resultado al PSOE. ¿Estos Presupuestos van a servir para revertirlas?
R. Son unos Presupuestos que están pensados para ayudar a la gente, al tejido productivo, para posibilitar esos cambios que necesita España para ser más competitiva. No estamos contando votos. No estamos en esa situación en la que algunos están obsesionados, como el PP, que está permanentemente viendo qué dice para tratar de trasladarles a los ciudadanos un lema. Estamos convencidos de que, si los ciudadanos comparten la gran mayoría de nuestras políticas públicas, y así lo hacen en las encuestas, luego lo refrendarán en las urnas.
P. El presidente del Gobierno dio un giro a la izquierda en el debate sobre el estado de la nación, comiéndose parte del espacio de Podemos. ¿Están dejando al PP un espacio libre en el centro?
R. Creo que la labor del Ejecutivo, desde que el presidente Sánchez llegó a Moncloa, incluso cuando gobernaba en solitario, con los famosos viernes sociales donde fuimos revirtiendo las políticas del PP, ha sido siempre perfectamente reconocible. Yo me sentía cómoda en aquel momento y me siento cómoda ahora. No veo eso de que se haya producido un giro. Creo que ha sido perfectamente reconocible el ADN del Partido Socialista en el Gobierno. Por otra parte, está nuestro papel de centralidad de la política, que no de política de centro. De ser capaces de articular en torno al Partido Socialista a la gran mayoría del país que, dependiendo de cómo se expresan las urnas, tiene capacidad de llegar a acuerdos hacia un lado o hacia otro lado.
P. ¿Qué impacto tendrán en los Presupuestos los fondos europeos?
R. Muy importante. Están permitiendo una más pronta recuperación de nuestro país. Frente a lo que ocurrió en la crisis financiera que gestionó el PP y saldó con mayor desigualdad, precariedad, bajadas de salarios y debilitamiento del Estado de bienestar, en solo dos años hemos podido revertir, después de un virus y de una guerra que todavía sigue, la caída de la riqueza del año 2020, con niveles de afiliación récord. Nos están permitiendo incrementar la inversión y sobre todo ir más rápidos en los grandes retos para el futuro como es la transición ecológica o la transformación digital.
P. Cada uno de los tres últimos Presupuestos ha incluido casi 27.000 millones de estos fondos. ¿Cómo explica que solo se esté ejecutando el 45%?
R. Hemos ido a una velocidad en progreso, como en cualquier carrera. Hemos sido y somos el país de la UE que más acelerado va en el cumplimiento de sus compromisos. Y los que han recibido los pagos correspondientes a esos anticipos de una manera más acelerada, porque hemos demostrado que hemos cumplido con las metas. Ahora estamos en velocidad de crucero, ya acelerando mucho la capacidad de ejecución, teniendo en cuenta que ha habido que desarrollar la maquinaria de todas las administraciones. Esto tiene su tiempo de arranque, y es luego cuando se pone en su máxima expresión. Pero ha sido imprescindible el dinero procedente del mecanismo de recuperación para mantener la economía, para desarrollar nuestros niveles de empleo y para que en este momento tengamos más capacidad de defendernos frente a la guerra.
P. ¿Qué les dice a quienes les critican porque el grueso de esta inversión se ejecutará en año electoral?
R. El año pasado también era una cifra récord y no se asoció. Quiero pensar que cuando unos tachan de electoralistas las cuentas públicas es porque piensan que hay partidas que son muy importantes para los ciudadanos. Lo que hemos escuchado esta semana en el Congreso de los Diputados de compra de voluntades es una falta de respeto a los ciudadanos. La gente no es tonta, sabe que nunca se puede comprar el voto del ciudadano.
P. Cataluña es uno de los territorios donde más dinero se va a destinar para inversiones en infraestructuras, pero luego la ejecución siempre es muy baja.
R. Creo que estamos todos muy pendientes de que la ejecución sea la adecuada. Y si hay alguien a la que le frustra que los niveles no sean los óptimos es a la ministra de Hacienda. Es verdad que tenemos que simplificar mucho de los cuellos de botella. En eso queda mucho por avanzar todavía.
P. Han presentado los nuevos impuestos en un momento en que se produce una carrera fiscal a la baja entre comunidades. ¿Ha habido improvisación?
R. Puede haberlo parecido, pero la política tiene su tiempo. Soy de la escuela política que cree en la pedagogía. Creo que es muy importante dar argumentos de peso a los ciudadanos, no titulares, que les permitan tener un criterio personal, cierto e intransferible. Tenemos que explicarlo bien. Eso es, por ejemplo, lo que ha ocurrido con las modificaciones fiscales. Por su complejidad llevamos trabajándolas muchísimas semanas, meses. Al final hemos preferido presentar el bloque completo, porque es lo que le da coherencia al conjunto de medidas.
P. Pero los han aprobado en medio de una batalla fiscal.
R. Según han ido surgiendo los acontecimientos, a veces he tenido la tentación de trasladar las medidas. Luego uno ve las medidas y dice que hemos improvisado en dos días. Ficho para este ministerio al que tenga esa capacidad, porque es muy difícil el poder diseñar medidas de ese tipo, que tienen trabajo, rigor, una parte técnica muy importante y también claridad política. Es importantísimo que la fiscalidad no esté al populismo, sino realmente a lo que se necesita.
P. ¿Es realista intentar recaudar 1.500 millones al año con el impuesto a las grandes fortunas? Hay quien dice que puede haber fuga a otros países o arquitecturas fiscales para ocultar ese patrimonio.
R. Siempre hemos dicho que es una cantidad potencial. Me llama la atención que cuando se pone el acento en que los que más tienen aporten más, siempre salen millones de argumentos para intentar justificar que lo mejor es no tocar el statu quo. Es reincidente oír de algunos que dicen que estamos contra la riqueza. Todo lo contrario, estamos en estimular la riqueza. Pero creemos que la creación de riqueza no parte de una élite económica, que la crea o la mantiene. Creo que la riqueza la crea el conjunto de los ciudadanos cuando de forma armónica nos incorporamos al mercado laboral o incorporamos nuestra capacidad de consumo. Me gusta decir que la clase media lo es porque tiene la capacidad de disfrutar de unos servicios públicos universales y gratuitos, que son los que le permiten dar el salto en términos de calidad de vida.
P. ¿Por qué no se ha incluido el impuesto sobre grandes fortunas en el Presupuesto?
R. Porque es finalista, lo hemos diseñado para evaluarlo y con una temporalidad de dos años. Su recaudación está afectada. Significa que solo se va a poder destinar para aquellas partidas que vayan dirigidas a paliar los efectos de la guerra en la población más vulnerable.
P. El plan anticrisis tampoco está reflejado en las cuentas. Y no dejan de ser gastos e ingresos del Estado.
R. Es un ejercicio importante para que, cuando se retire la guerra, que espero sea lo antes posible, se pueda continuar la senda fiscal y mantener la serie histórica de los Presupuestos que marcan un gasto inercial sobre el que la Comisión Europea evalúa cómo España se comporta ante la salida del procedimiento de déficit excesivo, sin la distorsión que provoca el plan para paliar los efectos de la guerra. Una medida tan extraordinaria que implica un gasto de en torno a 35.0000 millones de euros no es posible incorporarla al Presupuesto sin perder la serie histórica. Hemos optado por presupuestar lo que hemos llamado el gasto estructural, aquello que con guerra o sin guerra se va a abordar, como el transporte público gratuito, que es la gran medida que incorporamos procedente de esa experiencia. Creemos que puede contribuir a la descarbonización de la economía. Queremos ver en un año cómo se comporta y si la vamos a mantener. Pero las medidas de apoyo al sector del transporte solo las haremos si hay una situación del precio del combustible que las aconseja. Y eso lo evaluaremos en noviembre.
P. ¿Y prolongar la rebaja del IVA del gas y de la electricidad?
R. Se decidirá en noviembre. Si se siguen dando las situaciones del incremento del precio de la energía, prorrogaremos esa medida. Es por ello que el proyecto de Presupuestos contempla holgura en la parte de ingresos.
P. ¿Cuánto dinero se asignará al nuevo decreto?
R. No puedo ahora aproximar. Hoy estoy con las cuentas públicas, que es la tarea más importante que hace el Gobierno. Porque en momentos de incertidumbre como este, de turbulencia, creo que es muy importante que un Ejecutivo se ocupe del urgente decreto de Ucrania, pero no pierda de vista lo importante, que son las partidas que van en los Presupuestos: la dependencia se incrementa un 150%, el gasto sanitario está subiendo en torno al 6,5%, igual el gasto educativo, la política de becas... Estas cuestiones no son coyunturales, son la hoja de ruta que quiere marcar el Gobierno. Aquí están las grandes prioridades que tenemos como país. Atendemos lo importante y también lo urgente, con decretos ley dirigidos a combatir la desigualdad y a que no se genere una situación similar a la que ocurrió con los gobiernos del PP. Estamos dando una respuesta radicalmente distinta, protegiendo el empleo, los servicios públicos. Ya hay datos que permiten ver que nuestro Gobierno es más eficiente en términos económicos.
P. El Banco de España ha rebajado la previsión de crecimiento. ¿Complica el cumplimiento de los Presupuestos?
R. Se trata de una previsión más. Ni siquiera el Banco de España tiene un gabinete de análisis expreso para estos temas. Debería de estar más centrado en la política monetaria, que es el instrumento principal que maneja. Respetamos todas esas previsiones y las incorporamos a nuestro análisis. Nuestra previsión de ingreso en los diferentes Presupuestos se ha cumplido, incluso se ha superado. Cuando elaboramos previsiones somos prudentes, estamos en la línea de todos los organismos internacionales. Por otra parte, la autoridad independiente de responsabilidad fiscal avala el cuadro macroeconómico.
P. ¿Qué parte de esta subida de los ingresos se debe a la inflación?
R. Estamos encargando estudios, porque el principal partido de la oposición practica populismo fiscal a la hora de no ser coherente entre bajar impuesto y pedir más recursos. España no va a hacer una política fiscal a la baja para luego pedirles a los socios europeos 140.000 millones. En este momento creemos que hay que practicar una política fiscal responsable, que permita que los que tienen más capacidad económica aporten en mayor medida para blindar, por una parte, el Estado de bienestar, y, por otra parte, que seamos capaces de aliviar la carga fiscal a la pequeña empresa o a las rentas que están por debajo de 21.000 euros, que es donde se sitúa el sueldo de la mitad de los trabajadores. Sin embargo, asistimos a un discurso del PP que es populismo fiscal y vaciamiento fiscal. Y no sé qué es más peligroso. Populismo fiscal porque es un lema-reclamo, bajo unas teorías que no tienen evidencia empírica como la curva de Laffer, que ni ellos mismos practican cuando llegan al Gobierno. La prueba está en el año 2012, cuando protagonizan la mayor subida de impuestos de nuestra historia. Intentan dar la apariencia de que donde mejor está el dinero es en el bolsillo de la gente. Y hay una política de vaciamiento fiscal de algunas comunidades, que están convencidas de que efectivamente la economía tiene que seguir su curso, sin que haya ningún tipo de capacidad por parte de los Estados de intentar equilibrar aquello que no funcione, con un deterioro del Estado de bienestar. Es la política que yo he calificado del sálvese quien pueda o del darwinismo social.
P. ¿Esto no es contradictorio con su declaración de que este Gobierno ha protagonizado la mayor rebaja fiscal de la historia?
R. Porque ante la crítica de que el Gobierno ha subido los impuestos hay que decir que no es verdad. Se han practicado políticas fiscales muy prudentes, rigurosas. El Gobierno dice “perdone, yo he hecho una bajada fiscal quirúrgica, porque afectaba a un producto”. Es verdad que ese producto estaba contaminando a toda la economía, que su bajada nos permitía contener la inflación y que ha mermado la recaudación en 12.000 millones. Ha sido la mayor rebaja fiscal que nunca hemos hecho. Pero no lo decimos como reclamo electoral. Lo decimos ante el que nos acusa de que lo que hacen los socialistas en el Gobierno es la triada clásica a la que se abona el PP siempre y que no se corresponde con los datos, que es despilfarro, paro y corrupción.
P. Parece que le da reparo reconocer que han subido impuestos sobre sociedades, a los más ricos...
R. Ninguno. Lo defiendo. Pero respecto a lo que ha supuesto una bajada a pulmón de 12.000 millones las cifras no se compadecen. Por supuesto, creemos en un modelo fiscal que tiene que ser progresivo. El que tiene más capacidad económica tiene que aportar más. Pero puestos a comparar la cifra, cuando se le acusa a este Gobierno de que ha subido los impuestos de forma generalizada a todos los ciudadanos… Quien protagonizó la mayor subida fiscal en este país fue un Gobierno del PP. Y quien tuvo las mayores cifras que nunca de desempleo fue un Gobierno de Mariano Rajoy en el año 2013.
P. También ha habido comunidades gobernadas por el PSOE que han rebajado impuestos y son de las más beligerantes al reclamar una reforma de la financiación autonómica.
R. Yo no cambio de opinión sobre una medida porque la protagonice alguien de una determinada formación política u otra. Siempre he transmitido que no es el momento de bajadas generalizadas de impuestos. Y bajo el lema de la deflactación del IRPF se esconde algo que no se suele explicar: cuando uno dice que se deflacta en rentas por debajo de 40.000 o de 60.000 euros, también se están bajando los impuestos a los que cobran 70.000 euros, 80.000, 120.000 o 140.000, por la misma construcción del IRPF. Además, no es lo mismo querer bajar los impuestos para aliviar a los que tienen más dificultad que eliminar el impuesto de patrimonio. Algunos lo quieren meter en el mismo saco. Eliminar el impuesto de patrimonio en Andalucía significa perdonarle los impuestos a 17.000 andaluces que tienen como promedio de patrimonio 2,7 millones de euros. ¿Cómo vamos a comparar? Ellos piensan que las sociedades mejoran o se impulsan por las élites económicas. Prefieren proteger a esas élites; otros preferimos a la mayoría y que cuantos más tengamos capacidad de prosperar, mejor, porque eso redundará en una mayor riqueza.
P. ¿Cómo explica a la sociedad que los pensionistas que más ganan reciban en torno a 2.800 euros al mes y el sueldo medio de un joven es de 1.400?
R. Primero, no creo que sea una buena estrategia que haya un enfrentamiento generacional. Estoy convencida de que el 99,9% de los jóvenes contestaría que sí, si se les preguntara si piensan que a sus abuelos hay que revalorizarles las pensiones. Entre otras materias porque nuestros pensionistas, cuando han venido mal dadas, han ayudado a la familia. Segundo, la política de juventud crece en el Presupuesto un 13%. Esto no está compitiendo entre sí: somos capaces de reactualizar las pensiones y de acompañar a los jóvenes. Y hemos hecho lo más importante para ellos, una reforma laboral que está convirtiendo la mayoría de los contratos en indefinidos, está luchando contra la precariedad. Hemos subido el salario mínimo interprofesional. Por eso es cainita el mensaje que intenta enfrentar, ya no solo el territorio, sino a las generaciones cuando, por cierto, al PP les parece antiguo el discurso entre ricos y pobres. Además, las pensiones máximas están topadas ya, a pesar de lo que uno haya cobrado y cotizado a lo largo de su vida laboral.
P. Han bajado el IRPF a rentas inferiores a 21.000 euros. ¿Se pensó en poner un umbral más alto?
R. Creo que la cifra no es menor. Estamos ayudando a la parte más vulnerable, porque no se recomienda una bajada generalizada de las tablas fiscales. Cuando se tocan estos niveles de salario, que por ser los más frecuentes son la base tributaria de un país como el nuestro, significa que se puede producir desplome de los ingresos y, por tanto, una repercusión en la calidad de los servicios. Conozco muy bien el Estado de bienestar, y siempre digo que para que cumpla su función con las personas vulnerables tiene que ser utilizado por las de clase media-alta. Creo en un sistema público que sea orgullo de la clase media. Porque si lo es, estará dispuesta a contribuir con sus impuestos. Esa es la mejor garantía de sostenibilidad de los sistemas públicos, tal como yo los concibo, universales y gratuitos.
P. ¿Por qué baja el gasto destinado a desempleo? Hay mucha incertidumbre y además se va a aumentar la prestación.
R. Porque todos los indicadores nos hacen pensar que el empleo el año que viene va a evolucionar de forma muy favorable. Por tanto, el gasto en desempleo va a ser inferior a pesar de haber revertido uno de los recortes que hizo el PP.
P. ¿Por qué el sueldo de los altos cargos crece un 4%, más que el de los funcionarios?
R. Es mentira. Una cosa es la presupuestación de una partida y otra distinta es cómo va a evolucionar ese salario. Los salarios de los altos cargos evolucionarán de la misma manera que el salario de los empleados públicos. Para el año que viene se ha pactado con los sindicatos una subida de hasta un máximo del 3,5%; para este año es un punto y medio, añadido al 2% que ya los salarios están experimentando. Lo que pasa es que algunos de forma torticera leen el Presupuesto como quieren, intentando hacer de la antipolítica el titular. El capítulo de empleados públicos sube un 6,6% y nadie ha pensado que se suba el salario de los empleados públicos un 6,6%. Yo siempre digo que estos Presupuestos son justamente el antídoto frente a esos populismos. Y son también el antídoto ante la desigualdad, que es el principal lastre para la recuperación económica de una sociedad.
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