Europa hizo lo que se esperaba. Ofreció en sacrificio dos Gobiernos elegidos democráticamente. Pero no basta. Los dioses mercados no se dan por satisfechos. Ni la defenestración de Papandreu en Grecia ni la de Berlusconi en Italia han logrado neutralizar unas turbulencias financieras que amenazan con romper el proyecto común europeo.
Lo bautizaron con unas siglas enrevesadas, UGAS, Unidad de Gestión de Activos Singulares, lo que, simplificando, se entiende como un banco malo. La entidad heredera de la fusión de las cajas gallegas quiere arrastrar a esa nueva dimisión sus posiciones tóxicas.
El patrocinador de la UEFA Champions League ha recibido una goleada de los mercados. La crisis financiera y las aventuras expansionistas (realizadas antes de la caída del ciclo económico), han hundido los resultados de Unicredit, el mayor banco de Italia y uno de los más grandes de Europa.