Internacional
Intervención en Libia
El curso de las revueltas en los países árabes entró ayer en una nueva fase, cuando la coalición internacional, liderada por Estados Unidos, Francia y Reino Unido y en la que participa España, atacó Libia para frenar la sangrienta represión lanzada por Muamar el Gadafi. El primer golpe llegó a las 17.45, cuando un avión de combate francés destruyó un carro blindado.
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, fue el primero que compareció en público para anunciar el inicio de los ataques contra el régimen de Gadafi y los aviones franceses los primeros en sobrevolar suelo libio. Estados Unidos dio un paso atrás para ceder el protagonismo a una heterogénea coalición de países europeos y árabes.
Entre las 17.30 y las 18.30 de la tarde de ayer despegaron de la base de Torrrejón de Ardoz (Madrid) cuatro cazabombarderos F-18 y un avión cisterna Boeing 707 con rumbo a la base de Decimomannu, al sur de la isla italiana de Cerdeña. Su destino inicial era Trapani, al oeste de Sicilia.
El régimen de Muamar el Gadafi prometió el viernes el fin de las operaciones militares en Libia. Que se lo pregunten a los 700.000 vecinos de Bengasi, que ayer de madrugada creyeron que sus casas se hundían en varios barrios de la capital de la sublevación.
Llegaron los aviones franceses a Bengasi, por la tarde, y Trípoli se llenó de banderas verdes. Miles de partidarios del régimen tomaron por la noche las calles de la capital y se concentraron junto a las zonas militares para convertirse en escudos humanos y tratar de impedir el ataque de las fuerzas extranjeras.
La intervención militar española en la crisis libia es insólita por muchas razones. Desde el punto de vista legal, la principal novedad es que Zapatero ha decidido aplicar un artículo hasta ahora inédito de la Ley Orgánica de Defensa Nacional, el 17.3, que permite al Gobierno prescindir de la autorización previa del Parlamento para enviar tropas al exterior.
Cuando aún no hace un año que ha llegado a Downing Street, David Cameron se ha convertido en el cuarto primer ministro británico consecutivo que decide participar en una acción militar en el exterior.
Esta sí es la guerra de Barack Obama. Esta no es una guerra heredada, como las de Irak o Afganistán, donde la estrategia del presidente estadounidense ha consistido en salir cuanto antes y de la manera más airosa posible. Esta es una guerra a la que Obama entra voluntariamente y como gran oportunidad de exhibir su doctrina sobre el uso de la fuerza.
La escalada militar de la crisis libia ha cogido al primer ministro Silvio Berlusconi en medio de la situación más débil de su carrera, enfrascado en el embarazoso caso Ruby, a la espera de resolver otras tres pendencias judiciales con los sondeos mostrando su creciente caída en desgracia, y convertido en objeto de las chanzas del pueblo.
Ola de cambio en el mundo árabe
Cinco países árabes -Marruecos, Emiratos Árabes Unidos (EAU), Catar, Jordania e Irak- respaldaron ayer con su presencia en París la constitución de una coalición que, encabezada por Francia y Reino Unido, intenta, en el fondo, impedir la victoria de Muamar el Gadafi.
Los egipcios votaron ayer las enmiendas a la Constitución propuestas por un comité de sabios formado por el actual Gobierno militar en lo que supuso el primer sorbo de una democracia por la que miles de ciudadanos lucharon 18 días en las calles de todo el país entre el pasado 28 de enero y 11 de febrero, día en que Hosni Mubarak abandonó el poder después de 30 años.
Como en Túnez, la revuelta siria comenzó con una discusión entre un vendedor y un policía. El pasado 17 de febrero, un comerciante del mercado viejo de Damasco fue vejado por un agente y cientos de personas se pusieron de su lado, lanzando gritos contra la corrupción y los abusos de poder.
Catástrofe en el Pacífico
La crisis nuclear desatada por el terremoto de magnitud 9 en la escala Richter y el consiguiente tsunami que azotaron la costa nororiental de Japón el viernes de la semana pasada ha entrado en una nueva fase, marcada por algunos avances optimistas. Los camiones de bomberos continuaron ayer arrojando agua sobre el reactor número 3 de la central nuclear de Fukushima I.
Los cientos de expertos nucleares que durante años han teorizado sobre la energía atómica minimizaron algo que era una obviedad: que en la costa japonesa, además de terremotos, puede haber tsunamis. Solo así se explica la construcción de seis reactores semienterrados por debajo del nivel del mar.
Desalojados por la alarma nuclear de Fukushima, ¿desterrados por la radiactividad que emite la planta? Al incierto desenlace de la crisis nuclear japonesa se yuxtapone la contaminación que acumula la zona, ya detectada en el agua y algunos alimentos; y los posibles efectos de las bajas dosis de radiación sobre la salud, con posibles efectos cancerígenos.
L. GALÁN / J. REINOSO / G. HIGUERAS | Madrid / Tokio / Hiroshima
El país asiático lucha por sobrevivir al efecto combinado de un terremoto, un tsunami y un accidente radiactivo
Tokio puede haber perdido pulso, pero sigue viva. Frente al miedo y la incertidumbre que aún genera la situación en Fukushima, muchos japoneses y extranjeros que permanecen en la capital nipona y sus alrededores se están esforzando por mantener la calma y no entrar en estado de pánico.
J. M. MARTÍ FONT | Barcelona
La opinión pública española no es ni de lejos tan antinuclear como la de otros países europeos, en especial Alemania. Incluso después del accidente de Fukushima, los españoles, según un sondeo-flash elaborado por Metroscopia para EL PAÍS, mantienen una clara división de opiniones sobre la energía nuclear.
Hace solo 15 días, los pronucleares españoles estaban de enhorabuena. Todo marchaba a favor. El PSOE había hecho un lento pero seguro viraje, comandado por el ministro de Industria, Miguel Sebastián, e impulsado sobre todo por el expresidente Felipe González, ahora consejero de Fenosa-Gas Natural.
Aunque ya es solo expresidente, Luiz Inácio Lula da Silva se ha convertido en protagonista de la visita a Brasil de Barack Obama por su negativa a acudir al almuerzo que la presidenta del país, Dilma Rousseff, ofreció ayer a su colega norteamericano y en el que participaron todos los demás jefes de Estado que esta democracia ha tenido desde su inicio.
En un nuevo paso en busca de una reelección inconstitucional, el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, inscribió el viernes su candidatura a las elecciones previstas para el 6 de noviembre. Además, nombró a Omar Hallesleven, el recién retirado jefe del Ejército de Nicaragua, como candidato a la vicepresidencia.