La represión alienta nuevas protestas hoy en Marruecos
Once días después de que el rey Mohamed VI pronunciara por sorpresa una alocución anunciando una reforma constitucional en Marruecos que implica un recorte de sus poderes, su impacto parece haberse diluido. La causa es, en parte, la torpeza del Ministerio del Interior, que no práctica el diálogo sugerido por el monarca.
La rudeza de la represión ya no asusta sino que envalentona. "El muro del miedo se ha derrumbado", escribía Ahmed Benchemsi, exdirector del semanario independiente Tel Quel. "(...) Al pronunciar su discurso, el rey de Marruecos ha cedido ante una relación de fuerzas".
Los jóvenes reagrupados en el Movimiento 20 de Febrero han convocado para hoy una segunda jornada de protestas, un mes después de la primera, y reclaman que sea "una asamblea constituyente elegida democráticamente" la encargada de elaborar la Constitución, y no la comisión de 18 juristas y politólogos designada por el soberano.
La alocución real es además criticada por sus omisiones. De la misma no se deduce que el rey vaya a renunciar a ser el Comendador de los Creyentes (jefe espiritual de los musulmanes), ni al carácter "sagrado" de su persona, ni a poder gobernar mediante decretos inapelables.
El domingo, los antidisturbios disolvieron violentamente en Casablanca una concentración pacífica, pero no autorizada, de islamistas e izquierdistas. Hubo decenas de heridos, a los que se añadieron, tres días después, otros muchos en Khouribga. La represión en ambas ciudades y los más de 200 manifestantes pendientes de juicio o ya condenados, a veces hasta a 10 años de cárcel, por participar en los disturbios del 20 de febrero, han enardecido los ánimos de los convocantes de la segunda protesta nacional prevista para hoy.
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