La primera gran protesta por la crisis
Los atascos monumentales y las primeras señales de desabastecimiento en las gasolineras evidenciaron ayer el primer envite serio al Gobierno desde la calle por las consecuencias de la crisis económica. La primera jornada del paro indefinido convocado por algunas asociaciones de transportistas colapsó las fronteras.
Una buena parte de las carreteras españolas se despertó ayer con grandes retenciones, y multitud de piquetes, que actuaron especialmente en las fronteras con Francia y en los principales mercados centrales de abastecimiento. La situación, sobre las nueve de la noche, era incluso peor que al principio del día.
La nevera llena y el depósito del coche, a tope. Los ciudadanos han decidido afrontar así las primeras jornadas de la huelga en el transporte. La consecuencia inmediata ha sido una fuerte subida de la venta de carburantes, de entre el 30% y el 40% en los últimos días, según fuentes de las petroleras y de las asociaciones de estaciones de servicio.
El paro en la actividad pesquera sigue amplificándose al sumarse ayer la flota de bajura en la provincia de A Coruña y parte de la de Pontevedra al amarre forzoso de los pesqueros de arrastre, que ya lleva más de una semana. Los barcos de altura y gran altura también se incorporan progresivamente a esta protesta.
En esta crisis hemos fallado todos. Los supervisores, los mercados, los reguladores y las entidades financieras. Esto es lo que viene a reconocer Jaime Caruana, el director de Mercados Monetarios y de Capitales del Fondo Monetario Internacional (FMI), y ex gobernador del Banco de España en un clarificador artículo publicado ayer en la Revista de Estabilidad
Después de que el viernes diera el mayor salto diario en sus diez años de historia, era previsible que el Euríbor comenzara esta semana a la baja.
De la mano de Berlusconi y Sarkozy, Europa se dispone a asestar un duro golpe al derecho social poniendo fin a la jornada laboral máxima de 48 horas semanales aprobada por la Organización Internacional de Trabajadores en el año 1917.