¿Plantas exóticas? Mejor no
La importación de plantas de otros ecosistemas altera la biodiversidad y genera elevados costes socioeconómicos
La Senecio inaequidens es la especie de planta exótica que más ha costado gestionar en Cataluña, según los datos de un análisis socioeconómico de las medidas de gestión de las plantas exóticas invasoras. En total, señala el estudio, se han invertido 146.200 euros para el control o la erradicación de 30 de las 59 plantas invasoras consideradas más problemáticas por los gestores de zonas naturales. "En España sumarían 50 millones de euros", calcula Montserrat Vilà, investigadora de la Estación Biológica de Doñana, que ha realizado el análisis junto con el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF en sus siglas en catalán). "Pero se desconocen los costes exactos de muchas de las actuaciones realizadas".
La mayoría son plantas introducidas por el hombre como ornamentales, en especial en jardinería. También han sido diseminadas con las mercancías (la Senecio inaequidens en la Cerdanya o a partir de instalaciones de acuicultura (como la Eicchonria crassipes en el delta del Ebro). En algunas comarcas de la costa, como el Baix Camp, una de cada cinco especies de plantas es exótica.
"En plantas actuamos en dos o tres especies que están desplazando a las autóctonas protegidas, dice Ignasi Rodríguez, subdirector de Bosques y Gestión de Biodiversidad de Medio Ambiente. "Quizá la más emblemática", añade, "es el Carpobrotus edulis [o uña de león] utilizada en jardinería y que tapiza rápidamente el terreno, sobre todo en el litoral". En algunas zonas, como el Cap de Creus, ha ido desplazando a varias especies autóctonas.
Por otra parte, investigadores de la Universidad Autónoma de Barcelona y de la Universidad de Girona han estudiado en los Aiguamolls de l'Empordà el efecto que producen los plumeros o hierba de la Pampa (Cortaderia selloana), una especie vegetal importada de América del Sur. Esta planta produce cambios en las propiedades del suelo y en la vegetación. Sus numerosas semillas se han extendido fuera de los jardines, invadiendo antiguos campos de cultivo, márgenes de carretera y pantanales de toda Cataluña.
La invasión de especies también afecta al litoral submarino. Por ejemplo, el alga asesina (Caulerpa taxifolia) es una plaga marina que elimina las praderas de la alga nativa poseidonia, aunque todavía no es muy problemática porque la costa catalana tiene las aguas más frías, dice Enrique Ballesteros, director del Centro de Estudios Avanzados de Blanes-CSIC.
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