Las facultades de Enología piden que sus estudios sean una de las nuevas carreras
La propuesta oficial es incluirla como parte de la carrera de Tecnología de los Alimentos
Durante décadas en España, la viticultura fue un sector deprimido, subvencionado y triste, y el enólogo, un farmacéutico pluriempleado al que en los medios del vino se le denominaba "el químico". Hoy, el vino está de moda, existe una licenciatura de Enología de segundo ciclo (a la que se accede tras tres años de diplomatura o de otra licenciatura), pero se prevé que la reforma universitaria incluya estos estudios como una mención dentro del título de Ciencia y Tecnología de los Alimentos. La noticia ha decepcionado a las facultades que imparten la carrera, pues Enología, dicen, había formado parte de la lista de las nuevas carreras (títulos de grado) presentada por la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (Aneca) para adaptar los estudios universitarios al Espacio Europeo de Educación Superior (EEES). Fuentes del Ministerio de Educación afirman, sin embargo, que "aún no se ha tomado una decisión definitiva", y que antes de hacerlo se tendrá en cuenta la opinión de todas las partes implicadas: universidades y sector vinícola. "Las enseñanzas de Enología no sólo no van a desaparecer, sino que se van a potenciar".
"Por las necesidades formativas de un enólogo es imposible incluir los estudios de Enología dentro de una titulación de amplio espectro", se queja Fernando Zamora, decano de la Facultad de Enología de Tarragona de la Universidad Rovira i Virgili. "La Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV) dice que tiene que haber unos contenidos mínimos en viticultura, edafología, análisis químico, climatología, marketing, que, claramente, no da tiempo a tratar si también tienes que estudiar cereales, pescado, carne...". Zamora va más lejos y asegura que se va a contradecir "el espíritu de Bolonia": "No se van a cumplir los estándares europeos para la formación de enólogos, y se va a dar la contradicción de que los estudiantes de la UE van a trabajar en España y los de aquí no van a poder trabajar fuera". Actualmente se imparte Enología, licenciatura desde 1996, en ocho universidades.
Pero en las facultades donde se estudia esta carrera temen ahora el cambio del título oficial. "Nos jugamos mucho, porque el vino es un sector estratégico, no sólo en el plano económico, sino de ocupación rural y medioambiental", remarca Vicente Sánchez-Migallón, presidente de la Federación de Asociaciones de Enólogos (Feae).
"Las facultades se han establecido a veces sin lógica, en lugares donde no tiene mucho sentido", afirma Vicente Sotés, responsable de vinicultura del master que ofrece la Escuela Superior de Ingenieros Agrónomos de Madrid. Una opinión que comparten Victoria Benavides, dueña de la bodega Dos Victorias (Ribera del Duero y Toro): -"no tiene sentido que cada autonomía tenga una escuela. No debería haber más de cinco facultades, como en Francia"- y Sánchez-Migallón, que "apostaría por tres o cuatro muy importantes en el mundo, con magníficas instalaciones". "Si surgen más, el tiempo las pondrá en su sitio", concluye."Se crean las escuelas con una política de coste cero. No se contrata personal y no hay especialistas suficientes. Una cosa es saber química general, y otra, química enológica", prosigue Sotés. "Además, se necesita un viñedo y una bodega experimental, y eso no lo tiene casi ninguna facultad. A ello se añade que la colaboración con las empresas es muy complicada. Dejan ir a los alumnos a mirar un poco, pero no intervienen. En Australia cada dos alumnos elaboran una partida de vino blanco y tinto", lamenta Sotés.
Las palabras de Sánchez-Migallón invitan al pesimismo: "Nosotros pensábamos que España tendría que ser puntera en investigación enológica en 2010, pero si cambian los planes de estudio, no va a ser así".
Viñas, bodega y 'marketing'
La demanda de ingreso en Enología es alta y Fernando Zamora, decano de Enología de la Universidad Rovira i Virgili, calcula que la tasa de empleo ronda el 95%. "¿Cuántas titulaciones tienen porcentajes tan favorables?", se pregunta. No todo el mundo piensa lo mismo. Victoria Benavides, propietaria de la bodega Dos Victorias, es tajante: "No hay trabajo para tanta gente. En las bodegas grandes hay cuatro o cinco enólogos y las pequeñas no tienen. No hay dinero, se contrata según las necesidades. Muchos autónomos llevan hasta diez bodegas". Vicente Sánchez-Migallón, presidente de la Federación de Asociaciones de Enólogos (Feae), defiende la tesis contraria: "La competencia mundial es cada vez más fuerte y los enólogos no pueden acaparar tanto".
Dos Victorias produce sólo 300.000 botellas al año, pero Benavides y su socia, ambas enólogas, optaron por contratar a Ruth Rodríguez Ascacíbar, perito agrícola y enóloga por La Rioja, que también cuida de las viñas. "Lo ideal es que el enólogo sea también perito agrícola. Abre el abanico de posibilidades, porque puede, además de la bodega, llevar el campo", aconseja Benavides. El Ministerio de Educación permite hasta ahora el acceso a Enología también a quienes hayan aprobado el primer ciclo de las licenciaturas de Farmacia y Biotecnología, y a los ingenieros agrónomos y químicos.
Para Rodríguez Ascacíbar, de 29 años, las salidas laborales dependen mucho del interés de cada uno. "Mucha gente quiere quedarse donde ha hecho las prácticas y eso es complicado porque se necesita mucha experiencia". Ella optó por trabajar en vendimias de Chile, Sicilia y Nueva Zelanda.El presidente de la Feae aconseja seguir estos pasos y recuerda que el enólogo "no sólo se ocupa de las viñas y la bodega, sino del terreno o la labor comercial y del marketing".
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