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EL FUTURO DE EUROPA | La presidencia británica

Blair se presenta en Bruselas como el líder capaz de reformar Europa

El primer ministro británico asegura en el Parlamento Europeo que es un "europeísta apasionado"

Carlos Yárnoz

El primer ministro del país menos europeísta de la UE se presentó ayer en Bruselas como el líder adecuado para sacar a la Unión de su profunda crisis. Ante el pleno del Parlamento Europeo, Tony Blair se proclamó "europeísta apasionado", defensor de "una Europa como proyecto político" y no sólo como "gran mercado". Para él, esa crisis que él ha agrandado en la última cumbre "no es institucional, sino de liderazgo político". Dispuesto a ocupar ese vacío, Blair propone unas reformas económicas que poco tienen que ver con el actual modelo social europeo.

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El dirigente laborista fue aplaudido, pero sobre todo desde los bancos conservadores. Blair, sonrisa permanente, más seductor que nunca, se enfrentaba ayer a una dura prueba en Bruselas y la superó porque se llevó reiteradas ovaciones de los mismos eurodiputados que 24 horas antes aplaudían sin cesar al luxemburgués Jean-Claude Juncker cuando culpaba al líder británico de haber torpedeado la pasada cumbre. Para ganarse a la Cámara, el dirigente británico insistió en su fe europeísta. "Creo en Europa como proyecto político. Nunca aceptaría una Europa que fuera únicamente un mercado. Es ésta una unión de valores, de solidaridad entre naciones y pueblos, no sólo de un mercado social en el que comerciamos, sino un espacio político común de ciudadanos".

Sobre esa base, y en un momento en el que el motor franco-alemán hace aguas, el líder británico se mostró decidido a ocupar el vacío al destacar que "hay que ejercer el liderazgo" en Europa. "La gente moderada tiene que marcar su liderazgo", afirmó, para insistir después en que "faltan líderes que contacten con la gente".

A la ausencia de liderazgo achacó Blair "los tiempos difíciles" que atraviesa Europa. Y a la ceguera para entender las inquietudes de los ciudadanos, preocupados "por la globalización, la seguridad, el subempleo, las jubilaciones...", mientras los jefes de Estado y Gobierno se enfrascan en discusiones institucionales. "Tenemos que hacer un balance y ver la realidad. Los ciudadanos están tocando las trompetas alrededor de los muros de la UE. Como siempre, me temo que el ciudadano va por delante de los políticos".

Ese desencuentro, cree Blair, ha propiciado los noes a la Constitución en Francia y Holanda, porque los referendos "se han convertido en el vehículo para que la gente exprese su disgusto profundo con Europa", un hecho que ha puesto de manifiesto la necesidad de "conquistar los corazones de los ciudadanos".

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El primer ministro británico opina que "Europa se encuentra sumida en un profundo debate sobre su futuro". Un debate "franco y abierto" que él pretende dirigir, sobre todo en este próximo semestre como presidente de la Unión. Consciente de que ha jugado el papel de villano desde el rotundo fracaso de la pasada cumbre, mantuvo ayer que la discusión "no tiene que hacerse con cruces de insultos", sino "con un intercambio sincero de ideas".

El francés Jacques Chirac y el alemán Gerhard Schröder han reiterado estos días que el debate divide a quienes, como ellos, apuestan por la unión política de Europa y los que, como Blair, optan por un gran supermercado europeo. La misma tesis mantiene Juncker, todavía presidente de la UE, que ayer desairó al británico al no estar presente en el pleno.

A los tres les respondió el británico: "No se trata de una dicotomía entre una Europa mercantil y una Europa como proyecto político". Plantearlo así, sostiene, "es un intento de intimidar a los que quieren cambiar, como si quisieran poner sordina". Y añadió: "No es un debate sobre cómo abandonar Europa, sino cómo encarrilarla para mejorar la vida de los ciudadanos". "Lo difícil no es tomar decisiones, sino darse cuenta de que hay que tomarlas".

En un nuevo dardo contra el eje franco-alemán y sus aliados, Tony Blair dijo: "No estamos en el momento de apuntar con el dedo y llamar traidores a los que quieren cambiar Europa".

Los aplausos de los eurodiputados mostraron su apoyo global al discurso. Los líderes de los grupos precisaron después que era un voto de confianza, pero no un cheque en blanco. "Debe quedar claro en su presidencia que apuesta por una Europa política. Si es así, le apoyaremos", le dijo el jefe del PPE, el alemán Hans-Hert Poettering. El de los socialistas, Martin Shulz, le recordó que su misión al frente de la UE "es unir, no dividir", que viera cómo los conservadores le aplaudían más.

El verde Daniel Cohn-Bendit fue el más escéptico sobre las verdaderas intenciones del inglés: "Se dice que el Gobierno francés no funciona, que el alemán no funciona... Europa tampoco puede funcionar ni con esos modelos ni con el británico". La duda más contundente la lanzó, sin embargo, un británico, el liberal Graham Watson: "Toma usted el timón de un buque zozobrando en un mar agitado. Un discurso no basta para superar años de sospecha".

El primer ministro británico, Tony Blair, durante la conferencia de prensa que ofreció ayer tras su discurso ante el Parlamento Europeo.
El primer ministro británico, Tony Blair, durante la conferencia de prensa que ofreció ayer tras su discurso ante el Parlamento Europeo.EFE

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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