Huppert, Duvall y Penn, premios Donostia 2003
El jurado destaca la coherencia entre la carrera profesional y la vida personal de los intérpretes
A Sean Penn, Robert Duvall e Isabelle Huppert les une poco más que su versatilidad como actores. Cada uno ha dejado huella en la historia del cine con una trayectoria indiscutiblemente personal: Penn, con una coherencia ideológica que lo ha convertido en uno de los rojos oficiales de Hollywood; Huppert, como musa de los realizadores del cine independiente, y Duvall, el consejero de Marlon Brando en El Padrino, con 40 años de carrera difícilmente clasificables. El Festival Internacional de Cine de San Sebastián reconocerá sus méritos con los Premios Donostia de esta edición.
Hace ya años que el certamen optó en sus Premios Donostia por "un glamour inteligente", término que acuñó un crítico y ha asumido el director del certamen. "Penn, Huppert y Duvall son grandes estrellas, pero tienen unas carreras con grandes directores, muy sólidas, y han demostrado una gran coherencia entre su carrera profesional y su vida personal", asegura Olaciregui. "Son elementos que solemos tener muy en cuenta".
La primera en recoger el galardón, el día 20, será Isabel Huppert (París, 1955), una de las damas del cine europeo, que ha llenado las pantallas con más de 80 películas desde que se descubrió su potencial en La encajera, de Claude Goreta. Ha trabajado con los más interesantes directores europeos y americanos, desde Tavernier a Cimino, pero su nombre está especialmente unido a Claude Chabrol, director fetiche del festival donostiarra. Fue él quien la convirtió en la asesina inesperada de Prostituta de día, señorita de noche -película por la que logró su primer premio en Cannes- y ha recurrido a ella para los papeles protagonistas de otras cinco de sus películas. En los últimos años, Huppert se ha revelado como una actriz capaz de bordar sus papeles en los registros más dispares: lo hizo como protagonista del crudo filme El pianista, de Haneke, y también interpretando a la solterona de 8 mujeres, de Ozon.
Lo mismo puede decirse del camaleónico rebelde del cine americano, Sean Penn (Santa Mónica, California, 1960). Trabajó en teatro en Nueva York, pero fue su papel en la película Taps-Más allá del honor (1981), de Harold Becker, junto a Tom Cruise y Timothy Hutton, el que propició el despegue de su carrera, jalonada ahora de reconocimientos: el último, la Copa Volpi al Mejor Actor en Venecia por su papel en 21 gramos, de Alejandro González Iñarritu. Penn ha trabajado con directores como Clint Eastwood (Mystic River) y Tim Robbins (Pena de muerte), y se ha pasado al otro lado de la cámara en tres ocasiones -dos de ellas dirigiendo a Jack Nicholson-. Este año su rostro ha aparecido en primera plana por su oposición a la política americana en Irak. No es una muestra de compromiso aislado. Ya en 11'09'01-September 11 dio muestras de su rebeldía.
Penn recogerá el premio el 23, tres días antes de que Robert Duvall (San Diego, California, 1931), el más veterano de los tres homenajeados, se suba al escenario en una edición en la que el festival le cede también protagonismo en la clausura. Ese día se le podrá ver en pantalla en el estreno de Open Range, western dirigido por Kevin Costner. Duvall, otro actor que se hizo en el teatro, dio el salto a la gran pantalla en 1962, cuando interpretó a un personaje secundario en Matar a un ruiseñor. "Su físico duro y poco convencional", apuntan desde el certamen, "le convirtió en un secundario de lujo". En 1969 tras su encuentro con Francis Ford Coppola en Llueve sobre mi corazón, su trayectoria dio un cambio de rumbo definitivo. El Padrino, La conversación, Apocalypse Now... Duvall ostenta una carrera contundente, también en la dirección de películas como El apóstol o Assassination Tango.
Los Donostia suman atractivos a un festival que sitúa a 16 películas en la competición por la Concha de Oro, galardón que decidirá un jurado presidido por Chazz Palminteri. Entre ellas, la de la apertura, Suite Habana, de Fernándo Pérez, y las españolas Te doy mis ojos, de Iciar Bollaín; Noviembre, de Achero Mañas, y En la ciudad, de Cesc Gay, que concursan junto a Histoire de Marie et Julien, de Jacques Rivette, protagonizada por Emmanuelle Béart, y Verónica Guerin, de Joel Schumacher.
El certamen hace una apuesta por los cineastas emergentes en una edición marcada por la importante presencia de cine europeo, de producciones españolas y de documentales que han levantado expectación como Capturing the Friedmans, del norteamericano Andrew Jarecki, y Juego de niños, de Joaquín Jordá, ambos sobre la pederastia. Lo mismo que La pelota vasca, la piel contra la piedra, una cinta de Julio Medem acerca de el País Vasco, que distintas personalidades donostiarras -entre ellas el alcalde, Odón Elorza- han visto ya en un pase privado. En total se proyectarán más de 150 títulos en 500 sesiones, entre la Sección Oficial, Zabaltegi, los ciclos dedicados a los realizadores Preston Sturges y Michael Winterbottom y al cine del Magreb y las proyecciones en la pantalla gigante del velódromo.
Babelia
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