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Reportaje:

La lucha final del 'hombre de los hielos'

Varios análisis de ADN sugieren que la momia de los Alpes encontró la muerte en combate con al menos cuatro enemigos

A Agatha Christie no le habría gustado que le robaran la primera historia de suspense de todos los tiempos. Pero los científicos que investigan cómo murió el hombre de los hielos (una momia de 5.300 años, la más antigua y mejor conservada del mundo, encontrada en los Alpes entre Austria e Italia en 1991) descartan ahora la idea del asesinato. Una hipótesis que manejaban desde 2001, cuando hallaron la cabeza de una flecha en su hombro izquierdo.

Tras analizar los resultados de varios análisis de ADN, que revelaron la presencia de sangre de cuatro personas distintas en sus ropas y armas, los investigadores afirman que el hombre de los hielos murió después de una larga lucha. Ello sugiere, dicen, que no fue asesinado, sino que podría haber invadido el territorio de otra tribu y haberse visto envuelto en una reyerta.

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Otzi, bautizado así por haber sido hallado en la zona de Otztal, portaba un verdadero arsenal de utensilios: flechas con punta de piedra, un arco, un cuchillo, varias cuerdas, un hacha de cobre y ropas de cuero y fibras vegetales. "Hemos analizado muestras y raspados del cuchillo, del hacha y de las ropas, que indican que la sangre es de diferentes personas", explica Ian Findlay, uno de los científicos de la Universidad de Queensland (Canadá), que integra el equipo de investigadores.

"Presumiblemente Otzi participó en un combate entre 24 y 48 horas antes de morir", afirma Tom Loy, director del Instituto de Biología Molecular de la misma universidad, otro canadiense que viajó a Bolzano, la ciudad italiana donde se encuentra Otzi. La versión de la lucha explicaría también los "cortes y heridas defensivas" y los moretones en manos y muñecas.

"Una de las cosas que podemos adelantar", sostiene Loy, "es que mató, por lo menos, a dos enemigos". Esto se desprende, explicó, de la sangre presente en una flecha hallada cerca del cuerpo. Otzi habría matado a uno de sus agresores, y luego retirado su arma y cargado contra una segunda persona. La escaramuza habría continuado hasta que una flecha lo alcanzó por la espalda, a la altura del omóplato izquierdo, causándole la muerte.

Esta hipótesis es la quinta que manejan los investigadores desde que la momia fue hallada, a 3.210 metros de altura, con medio cuerpo enterrado en el hielo. La vio un par de jubilados alemanes, que primero la confundieron con una muñeca y luego, con un alpinista desaparecido. El hallazgo disparó una disputa diplomática entre Austria e Italia, porque ambos países reclamaban a Otzi, hasta que Italia se quedó con él.

La primera explicación sobre su muerte sostenía que Otzi fue sorprendido por una tormenta de nieve y que, cansado, murió por congelación. La segunda introducía alguna variante, pero el frío seguía siendo la causa: el hombre neolítico había pisado hielo frágil y, al hundirse en el agua, se congeló. En 1999, tras tomar muestras de piel, dientes, rodilla izquierda y ADN, se saltó al tercer supuesto: muerte violenta, producto quizá de un ritual religioso. En 2001 el hallazgo de una flecha en su hombro aportó la idea del asesinato, ahora descartada.

Cada nuevo estudio suma otra pieza al rompecabezas. Se sabe que fue cazador, que medía 1,59 m, que tenía unos 46 años, algo de artritis y gustos de gourmet (sus últimas comidas fueron carne de ciervo e íbice, en una época en que se vivía de conejos, ratas y ardillas). Mientras la ciencia reescribe su historia, Otzi duerme en una cámara de acero y cristal, a 6º bajo cero, en el Museo Arqueológico de Alto Adige.

Un equipo científico analiza en 2002 los restos de <i>Otzi.</i>
Un equipo científico analiza en 2002 los restos de Otzi.

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