El concurso para reconstruir Irak se hizo un mes antes de la guerra
El 12 de febrero EE UU pidió ofertas a firmas norteamericanas
El pasado 12 de febrero, dos días antes de que los inspectores de la ONU requiriesen prorrogar su labor en Irak y 36 días antes de que EE UU iniciase la guerra, el Gobierno norteamericano solicitó ofertas a empresas norteamericanas para reconstruir dicho país ante la devastación bélica que planificaba. Debían entregar sus ofertas antes del día 27. Algunas licitadoras tantearon ya entonces la subcontratación de empresas españolas.
El ámbito era amplio: reconstrucción de puertos, aeropuertos, centrales eléctricas, puentes, infraestructuras ferroviarias, potabilización de aguas, escuelas y hospitales. El informe enviado por la Agencia Internacional para el Desarrollo de Estados Unidos (USAID) a diversas empresas norteamericanas dibujaría una altruista labor si no fuera porque tal agencia estatal preveía reconstruir lo que su Gobierno había decidido ya secretamente destruir. "La USAID tiene el mandato de reconstruir la infraestructura y los medios y los servicios públicos en el Irak de la posguerra".
Cuando esto escribe la USAID, 12 de febrero, no hay más guerra que la diplomática. Sólo dos días más tarde los inspectores de la ONU reiteran que no han encontrado armas de destrucción masiva, y piden más tiempo. Pero no hay más tiempo ni para los inspectores ni para los contratistas privados. La guerra aún no tiene fecha oficial. Pero la reconstrucción, sí. Deben entregar las ofertas antes del 27 de febrero. La ofensiva comercial subterránea es paralela a la diplomática. El 24 de febrero, Reino Unido, respaldado por Estados Unidos y España, presenta al Consejo de Seguridad un proyecto de resolución que proclama que Irak no ha aprovechado "su última oportunidad" para desarmarse. Los contratistas buscan no desaprovechar la suya.
Ofertas españolas
El 2 de marzo, empresas norteamericanas tantean subcontratar sus labores con empresas españolas. Una de tales licitadoras norteamericanas solicitó ofertas de posibles subcontratistas españoles. La propuesta no cuajó porque los representantes españoles rehusaron dar ningún paso hasta obtener garantías de que tal firma obtendría un contrato. Intervinientes en tales negociaciones han mantenido en sigilo las empresas concernidas. El fin del programa de USAID era claro: "El propósito del Gobierno norteamericano es aportar evidencias tangibles al pueblo Irak de que EE UU realizará esfuerzos para traer al país seguridad política y prosperidad económica". "Para cumplir tal objetivo, USAID aportará recursos y expertos para reconstruir plantas de agua potable, instalaciones escolares y sanitarias, puertos y aeropuertos, centrales eléctricas, carreteras y puentes, sistemas de riego y edificios para el gobierno local".
Entre las empresas que han sido citadas como consultadas por la USAID para este pastel de 1.900 millones de dólares figuran Halliburton, dirigida hasta mediados de 2000 por el vicepresidente, Dick Cheney. Y también las firmas Louis Berger, que participó en la reconstrucción de los Balcanes; Bechtel, en cuyo consejo de administración tienen asiento el ex secretario de Defensa Caspar Weinberger y el ex secretario de Estado George Shultz; y Parsons. El pasado 25 de marzo, el administrador de la USAID, Andrew Natsios, informó que a fines de este mes anunciaría las empresas que habían sido escogidas para la reconstrucción de Irak. Omitió que les pidió ofertas un mes antes. Watsios detalló que tales empresas debían ser norteamericanas por imperativo legal. Pero aseguró que los subcontratos estarían abiertos a todo el mundo. Las evaluaciones para los trabajos comenzarán en cuanto la zona sea segura. El primer objetivo anotado en el plan de reconstrucción es el puerto petrolífero de Um Qasr (dos folios), luego los aeropuertos (dos folios), y el penúltimo (tres párrafos), escuelas y hospitales.
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