Millás cierra el Congreso de Editores con un apasionante elogio del libro y de la literatura
Los congresistas se solidarizan con Argentina y reclaman una absoluta libertad de creación
El libro es algo tan maravilloso que no puede ser 'un invento del ser humano, no puede haber salido de la misma cabeza que inventó el metacrilato o las figuras de Lladró', afirmó ayer Juan José Millás. 'Siempre he pensado que viene de una dimensión paralela y que, afortunadamente, se ha colado a través de las paredes'. 'Es un invento de una simplicidad diabólica: un conjunto de hojas cosidas por un lado. Lo aguanta todo, lo puedes tirar, mojar, convertirlo en un juguete. No pasa nada si le arrancas una página. Imaginen ustedes qué sucedería si le quitáramos un cable a un Jumbo: se estrellaría. Como los altos hornos, funciona 24 horas al día y 365 días al año. Y no necesita mantenimiento'.
'El libro genera realidad, puede cambiarnos y puede cambiar el mundo'
El escritor y columnista explicó su relación con el libro. 'Sin él mi vida hubiera sido otra. Les explicaré el momento fundacional, mi primer encuentro con el libro. En mi casa sólo había uno, la Enciclopedia Espasa, y me acerqué a ella porque era una cosa rara. Leí un artículo sobre la muerte. Al final contaba la historia de un sujeto de Segovia que tuvo que hacer un viaje cuando su mujer, embarazada, estaba a punto de dar a luz. Le llamaron para decirle que había muerto y regresó. Ya la habían enterrado, él pidió que se abriera la tumba para darle el último adiós. Oyeron el llanto de un bebé, que estaba naciendo de la madre muerta. Acaba así: y vivió muchos años, llegando a ser alcalde de Jerez'.
No se sabe si es un relato de terror o de risa. 'Esa ambigüedad es lo que representa la literatura. La literatura recompone algo que se rompió en época remota. Y en el caos, la escritura devuelve la realidad articulada. Por eso la vocación de escritor y la de lector están muy próximas. El libro genera realidad, por eso puede cambiarnos y por eso puede cambiar el mundo'.
'Me han preguntado muchas veces por qué escribo, y yo contesto que lo hago porque estoy fragmentado y así puedo tener una percepción de mí mismo como una unidad'.
Millás acabó su charleta -se negó a que fuera considerada una conferencia- con una recomendación a los editores. 'Si alguna vez les preguntan por qué editan, respondan: 'Editamos para salvarle la vida a tipos como Juanjo Millás'.
El auditorio del Museo de la Ciencia, donde se ha celebrado el congreso, se llenó de aplausos.
Muchos aplausos hubo también por Argentina, cuando la Federación de Gremios de España, en sus conclusiones del congreso, se solidarizó con ella. 'El congreso expresa su especial preocupación por la grave situación que atraviesa Argentina y quiere enviar un mensaje de solidaridad y apoyo a los editores y libreros argentinos que, en tan difíciles circunstancias, siguen realizando eficazmente su imprescindible tarea de difusión de la cultura'.
Veinticinco puntos incluyen las conclusiones del congreso. Dan especial importancia a la número 6: 'El Congreso de Editores se siente en el deber de reclamar, una vez más y con toda firmeza, el más absoluto respeto a la libertad de creación y de comunicación de los autores y editores, por parte de las administraciones públicas, incluidas las educativas, y rechaza cualquier política intervencionista en los procesos de creación o de edición'.
Consideran los editores que en algunas comunidades, como Canarias, País Vasco, Cataluña, Baleares y Valencia, se está desarrollando un proceso de censura previa en textos de educación.
El control de la reprografía ilegal y un mayor apoyo al fomento de la lectura son otras peticiones del congreso. Se pide a las diversas administraciones, especialmente a las relacionadas con la educación, 'un cambio de actitud ante la reprografía ilegal, de suerte que sean realmente beligerantes contra ella'.
El fomento de la lectura es tema prioritario. Apoyan las acciones ya emprendidas, pero exigen que se potencien mediante la aportación de más recursos y la coordinación entre las diversas administraciones. Piden, en concreto, que en todos los centros de enseñanza existan tiempos y espacios dedicados a la lectura, que se creen bibliotecas escolares y que, independientemente de las previsiones académicas, se promuevan actividades específicas para el fomento de la lectura y para la creación y mantenimiento del hábito lector en niños y jóvenes.
Uno de los datos que se han facilitado en el congreso es que más del 80% de los alumnos de primaria son muy lectores, pero que, a finales de secundaria, sólo el 8% se inclina por la lectura.
Los editores recogieron en sus conclusiones su total apoyo a los libreros. 'Las librerías son el cauce más adecuado para la difusión de los libros. Una buena y eficaz red de librerías es la mejor garantía de una edición plural y culturalmente rica y diversa'. Una vez más se manifestaron acérrimos defensores del precio fijo de los libros y reivindicaron la edición en las diversas lenguas de España, 'expresión de su riqueza y pluralidad lingüística, que constituye un patrimonio cultural que será objeto de especial respeto y protección, tal como manda la Constitución (artículo 3.3)'.
Tranquilidad en el frente
Éste ha sido el primer congreso en bastantes años en que los editores han podido trabajar con tranquilidad. Los dos anteriores (Benalmádena, 1998, y Bilbao, 2000) estuvieron conmocionados por la liberalización del precio de los libros de texto. En el de Bilbao incluso dimitió la junta directiva. La nefasta política del Gobierno de Aznar al respecto ha sido frenada y los editores han podido dedicarse a los otros temas que les preocupan.
Se ha ampliado el registro considerablemente, por ejemplo, con las exposiciones económicas de José A. Ocampo y de Guillermo de la Dehesa, o con el tratamiento, hasta ahora ausente, de la edición de libros científicos y técnicos o de la de los infantiles-juveniles.
De los múltiples talleres de trabajo, el que ha tenido más éxito ha sido el dedicado al marketing, coordinado por Josep Maria Puig de la Bellacasa, de Multimedia. Los editores acudieron en masa (hubo que traer más sillas), dispuestos a aprender el arte de cómo promocionar y vender mejor sus libros. José María Álvarez de Lara, de ESADE, fue el encargado de desvelar los secretos de la mercadotecnia. Los editores se mosquearon un poco al final porque no surgieron ejemplos concretos que se ajustaran a las necesidades y posibilidades de las pequeñas y medianas editoriales. Pero lo que es evidente es que el tema interesa mucho.
El congreso no ha estado exento de algunas críticas: muchas ponencias y pocos debates, o sobre el hecho de que se pasara de puntillas sobre la proliferación de novedades. Todo el mundo está en contra, pero nadie parece dispuesto a reducir títulos.
Babelia
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