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Grupos y editoriales independientes proponen un diálogo permanente

El 4º Congreso Nacional de Editores termina hoy en Valencia

Las editoriales que se autodenominan independientes y los grandes grupos multinacionales debatieron ayer, en la segunda jornada del 4º Congreso Nacional de Editores, que finaliza hoy en Valencia. La lista de agravios -las pequeñas y medianas editoriales se consideran acosadas por los grupos y éstos están hartos de que los consideren acosadores- quedó en empate. De ambas partes, Federico Ibáñez, de Castalia, y Juan Pascual, de Random House Mondadori, surgió una propuesta coincidente: establecer mecanismos de diálogo.

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Federico Ibáñez, que moderó el encuentro, explicó que se está configurando un movimiento muy activo de 'editoriales independientes, que no aceptan la tiranía de lo mundialmente correcto'. Propuso a continuación que 'transnacionales e independientes establezcan un diálogo permanente para llegar a puntos de encuentro para promover la pluralidad y la variedad de la edición'. Juan Pascual, consejero delegado de Random House Mondadori (Bertelsmann), que cerró el acto, se sumó a la idea: 'Las transnacionales queremos estar invitadas a un diálogo permanente, porque todos los editores, grandes o pequeños, tenemos problemas comunes'.

Entre una y otra intrvención, hubo de todo. Jerome de Noix, director general de Vivendi Universal Publishing, hizo una amplia exposición de las maravillas de su empresa, cuyo principal objetivo, dijo, es 'buscar el crecimiento allá donde se encuentre' y penetrar en todas las zonas lingüísticas. También desarrollar 'nuevos procesos de producción y nuevos canales de distribución'. Puso como ejemplo uno de los inventos de Vivendi, 'la cartera electrónica', que evita a los chicos cargar con las pesadas carteras escolares. Tranquilizó a los editores cuando dijo que los 'e-book no son la revolución, la digitalización sí lo es'.

Peter Mayer, director de la editorial estadounidense Overlool Press y ex presidente de Penguin, fue rotundo. 'No me gusta la democracia del mercado. Cada vez tenemos que publicar más lo que quieren los lectores y menos lo que nos gustaría a nosotros que leyeran'. Sobre la globalización, afirmó que 'lo que ocurre en Estados Unidos afecta a todo el mundo de manera desproporcionada'. '¿Por qué los europeos consumen tantos productos norteamericanos y éstos rechazan lo europeo? Es una vergüenza'.

Mayer añoró los tiempos en que el editor era el mejor amigo del escritor. 'Ahora lo es el agente literario'. Y aseguró que aún queda espacio para las pequeñas y medianas editoriales. 'El gran tamaño no garantiza el éxito y el pequeño no garantiza el fracaso. Aunque ahora, las pequeñas editoriales también tienen que tener algún best-seller para pagar los gastos fijos'.

Julián Viñuales, presidente de Ediciones Folio, admitió que aún quedan 'nichos' para los pequeños. 'Pero tenemos que competir frontalmente con los grandes grupos'. Jorge Herralde, de Anagrama, abundó en este aspecto: 'El rodillo de los grandes grupos ha laminado la edición autóctona en Latinoamérica'. Ambos hablaron de los repetidos problemas: la proliferación virulenta de títulos, el miedo a las devoluciones... 'Los premios encubren un tráfico de autores y el exceso de oferta acorta la vida del libro. Los suplementos literarios no dan abasto y cuando la reseña aparece tres meses después de la publicación del libro, éste ya ha sido devuelto a los almacenes a la espera de la guillotina'.

Viñuales reivindicó una 'edición personal, de acuerdo con el gusto del editor'. Añadió que las pequeñas y medianas editoriales no van a desaparecer, pero que deben integrarse en un mercado internacional. Herralde, una vez más, defendió la necesidad de un 'catálogo armonioso y coherente'.

Jaume Vallcorba, de Quaderns Crema / El Acantilado afirmó que la lectura debe pasar por la educación y concluyó que la fusión cultural europea que debía haberse logrado aún no se ha producido.

Juan María Martínez, de Ediciones del Prado, puso la nota positiva. Fundó su editorial en 1988; en 1993, vendió el 50% de las acciones a Anaya y en 1998 Vivendi compró Anaya. 'Estas modificaciones accionariales no han supuesto ninguna cortapisa y trabajo con el mismo nivel de independencia'.

Juan Pascual analizó la disyuntiva transnacional-local desde el punto de vista de Random House Mondadori. 'Editamos de acuerdo con la economía y las costumbres de cada país. Nuestro objetivo es promover la riqueza y el vigor de la lengua española allá donde esté'. Luego habló de las sinergias. '¿Sinergias en 13 sellos editoriales? Es muy difícil. No imponemos a autores, los impone el público de cada país'. Sí hay sinergias, afirmó, en la financiación, en la comercialización y en la posibilidad de pagar mayores adelantos.

'Las multinacionales tenemos muy mala prensa, se nos acusa de querer acabar con las culturas locales, con las editoriales independientes; por cierto, éste es un término equívoco, ¿qué quiere decir independiente? Todos tenemos problemas comunes e idénticos'.

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