'El fenómeno Chávez tiene más que ver con la incompetencia y la locura que con la ideología'
Moisés Naim, de 49 años, ministro de Industria y Comercio venezolano entre 1989 y 1990, con Carlos Andrés Pérez de presidente, es desde 1997 director de la prestigiosa revista estadounidense especializada en relaciones internacionales Foreign Policy y un observador atento de la actualidad de Venezuela, un país que disfrutó durante 40 años de una estabilidad ejemplar en América Latina y que lleva más de una década sumido en la crisis política y económica.
Pregunta. ¿Qué es el fenómeno Hugo Chávez?
Respuesta. La política venezolana no se entiende si no se tienen en cuenta estos dos hechos opuestos: la economía del país fue la que más creció de todo el mundo entre 1920 y 1980, y no hay ninguna nación fuera de África que haya declinado económicamente tanto en los últimos 20 años. Además, hay que tener en cuenta otro problema: la riqueza que supone el petróleo, cuyo dueño es el Estado, hace que sus habitantes crezcan creyendo que son ricos, cuando en realidad son cada vez más pobres. Esta contradicción crea frustración, resentimiento y la búsqueda de una panacea. La gente razona que si el petróleo es de todos y no recibe su parte es porque alguien roba, por la corrupción, que ha sido mucha. Éste es el contexto en el que surge Hugo Chávez, quien pasará a la historia como alguien que malgastó una inmensa fortuna política (obtuvo casi el 60% de los votos en 1998).
P. ¿Acabará convirtiéndose en un dictador?
R. Nadie lo sabe. No sé si Chávez es una reliquia del pasado o un precursor del futuro para América Latina.
P. Precursor, ¿en qué sentido?
R. Venezuela, y buena parte del mundo en general, tiene apetito por un político que explique el Plan B, que encarne una alternativa al capitalismo liberal. Alguien que no sólo haga discursos. Existe mercado para ese nuevo producto político que aún nadie ha sabido fabricar.
P. ¿Cómo fue posible el total desplome del sistema de partidos?
R. Ni Winston Churchill hubiera podido superar esa caída del crecimiento económico de la que hablaba antes. Cualquier clase política habría estado condenada al rechazo popular. También es responsable la incompetencia del liderazgo y la corrupción. Además, en los últimos años el mundo se fue integrando económicamente y Venezuela se quedó fuera de ese proceso de globalización. En este sentido, el petróleo ha sido una maldición.
P. Una maldición más que una ventaja...
R. Sí. El petróleo ha sido un lastre para la integración económica internacional de Venezuela. El petróleo da empleo a 40.000 personas y supone el 90% de los ingresos fiscales del país; es decir, que el resto de venezolanos, 25 millones, viven de esos 40.000. Además, no se pagan impuestos, con lo que no existe un sentido de pertenencia, de responsabilidad social. Asimismo, hace que la tasa de cambio esté sobrevalorada, lo que supone que sea muy barato importar y muy caro exportar y producir cosas en el país.
P. ¿Qué alternativas hay a Chávez?
R. Depende de cómo culmine la fase democrática de Chávez, que está en su estertores, si hay una salida democrática o se transforma en un dictador militar. Hay otros dos escenarios posibles: la guerra civil o que Chávez y los chavistas se conviertan en un movimiento de oposición armada al estilo de la guerrilla colombiana.
P. ¿Qué ha significado la reciente rebelión del coronel Pedro Soto?
R. El coronel Soto no representa a un grupo de las Fuerzas Armadas, no es un conspirador, pero el efecto demostrador de sus palabras ha sido muy fuerte, está haciendo pensar mucho a otros oficiales con más peso en el Ejército, que han visto que un uniformado defendiendo la democracia tiene apoyo popular. Es importante entender que Chávez y lo que representa tienen menos que ver con la ideología, con el enfrentamiento entre ricos y pobres, que con su incompetencia y la de quienes le rodean, gente que a duras penas sabe leer y escribir, gente sacada del lumpen a los que ha dado cargos para los que no tienen la preparación necesaria. El fenómeno Chávez tiene más que ver con la incompetencia y la locura que con dinámicas de clase.
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