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Fracasa la fusión de las pasarelas Cibeles y Gaudí

Barcelona reivindica frente a Madrid su derecho a convertirse en 'el Milán español'

El presidente del Gobierno, José María Aznar, presenta mañana, arropado por una notable representación del diseño de moda español, el Plan Global de la Moda, con una dotación cercana a los 2.500 millones de pesetas. La presentación se verá empañada por la tormenta desencadenada por la decisión de la Generalitat, el Ayuntamiento y la Fira de Barcelona de dar carpetazo a la propuesta del Gobierno central de unificar las pasarelas Gaudí y Cibeles.

El Plan Global de la Moda tendrá un presupuesto de 2.500 millones de pesetas
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La posible solución a la creación de una pasarela única está en estos momentos en manos de los políticos. La centralización por un lado y el protagonismo autonómico por otro planean sobre la mesa de discusión. Una buena parte de los principales creadores, sin embargo, se muestra de acuerdo con que haya una única pasarela de moda en España, pero naturalmente hay matices. Por ejemplo, Juste de Nin, diseñador de la firma Armand Basi, es partidario de la fusión de Cibeles y Gaudí, pero en una única ciudad: 'Barcelona reivindica su derecho a convertirse en el Milán español', asegura. Creadores como el catalán Antonio Miró, el gallego Antonio Pernas, el madrileño Jesús del Pozo y el vasco Modesto Lomba se muestran partidarios de que se negocie la fusión de las dos pasarelas, pero la solución, aseguran, no puede pasar por que un salón de moda fagocite al otro.

Del Pozo cree que es importante que las energías se concentren para conseguir una sola pasarela y ve razonable que 'mujer se haga en una ciudad [Madrid] y hombre en la otra [Barcelona]'. Antonio Pernas coincide con esa propuesta de centrar la moda masculina en Barcelona -'por tradición'- y la femenina en Madrid. Lo que no parece convencer a ninguno es que la primavera-verano se celebre en Barcelona y el otoño-invierno en Madrid, como en algún momento se propuso. Antonio Miró se muestra más escéptico: 'Si hay unión, será un milagro, pero, si se consigue ese milagro, la única beneficiaria será la moda española, ni Madrid ni Barcelona'.

El Plan Global de la Moda, que tendrá un presupuesto superior a los 2.500 millones de pesetas, se centrará en la internacionalización del diseño de moda español e incluirá ayudas para la apertura de tiendas en el extranjero y la promoción de pasarelas fuera de España. El Plan de la Moda, concebido en parte por la Secretaría de Estado de Comercio, pretendía, entre sus primeros objetivos, la creación de una pasarela única que aglutinara Cibeles y Gaudí, los dos foros de referencia de la moda española. 'Nunca hemos querido llevar Gaudí a Cibeles', declaraba el viernes Javier Fernández, asesor de comunicación de Juan Costa, secretario de Estado de Comercio y Turismo. 'Nos da igual que sea en Madrid, Barcelona o Cuenca, pero que sea una pasarela internacional'. Con respecto a la actividad promocional en el extranjero y a los desfiles fuera de España, el plan prevé la creación de un comité de expertos ajenos al campo de la creación. 'No se puede ser arte y parte', concluyó Fernández.

Cibeles, que cuenta con un presupuesto de 240 millones de pesetas, y Gaudí, con 300 millones, tienen sus respectivos calendarios cerrados para los desfiles del próximo febrero, en el que se presentarán las colecciones de otoño-invierno 2003. La polémica ha tomado cuerpo en un momento en el que la industria de la moda y los propios diseñadores acusan una clara recesión, con fuertes descensos en la facturación. En lo que sí coinciden todos es en la posibilidad de aceptar ayudas estatales con vistas a lo que ya se conoce como 'internacionalización' de la moda española, aunque sus contenidos no se conocerán plenamente hasta mañana.

A finales de noviembre, el propio Aznar aseguraba en una cena con empresarios catalanes que, de momento, no habría fusión de pasarelas. Desde Madrid se ha tratado de negociar con el salón Gaudí a partir de las conversaciones con su principal gestor, Paco Flaqué, director de Moda Barcelona. Este gestor siempre se ha mostrado contrario a que Barcelona pierda protagonismo e identidad. 'En Madrid han empezado la casa por el tejado. Si hubieran comenzado por los cimientos, quizá habrían obtenido nuestra paticipación', aseguró. 'Es cierto que en Italia hay una única pasarela, pero no está en Roma, que es la capital del Estado, sino en Milán. En Estados Unidos hay una gran pasarela que no se celebra en Washington, sino en Nueva York, que es donde están el público y los profesionales'.

El salón Gaudí, creado en 1984, se ha consolidado como el de mayor proyección para el sector textil y de la confección en España, sector que representa en Cataluña el 42% de la facturación española, el 36% de la ocupación (101.200 personas), el 50% de la exportaciones y el 44% de las importaciones de textil y de confección, según los datos facilitados en un comunicado en el que anunciaba un no rotundo a la fusión. En el mismo texto se comunicaba la ampliación de un convenio de financiación que implica de manera aún más directa a la Generalitat, al Ayuntamiento y a la Fira de Barcelona.

La Fira, por su parte, no atraviesa su mejor momento frente a la agresiva expansión de Ifema (Institución Ferial de Madrid), en la que participan la Comunidad de Madrid, el Ayuntamiento y la Cámara de Comercio de Madrid. Sin embargo, el Salón Gaudí y su Semana de la Moda mantienen su prestigio intacto, y su calidad y volumen de expositores crecen. A la inversa que la Pasarela Cibeles, en constante crisis desde la salida de los diseñadores conocidos como disidentes y agrupados en la Asociación de Creadores de Moda de España. El cisma madrileño se ve agravado por nuevas deserciones. Joaquín Verdú y Carmela Rosso abandonan Cibeles. El primero vuelve a Gaudí junto a David Valls y Steve Sita Munt, que se fue en la edición anterior. 'Cualquier plan de la moda española debe tener en cuenta a los diseñadores con industria propia o con verdadera implantación industrial', apunta Rosso.

Pasarelas a 'go-go' y diseñadores emergentes

En todas las regiones españolas cuecen habas y se cosen vestidos. Las pasarelas crecen en los sitios más insospechados, en algunas plazas con más justificación real que en otras, donde sólo huelen a promoción institucional pura y dura.

La Junta de Extremadura y la Comunidad Valenciana se han embarcado en sendos proyectos de difusión de sus respectivas industrias del textil y la moda. Valencia posee, con luz propia, nombres y firmas; Extremadura busca con prisas nuevos valores en el sector. Los expertos, por su parte, se muestran escépticos sobre si esta disgregación de recursos realmente es efectiva con vistas al mercado y al principal objetivo: vender la ropa local.

Las pasarelas de provincias se han mostrado, sin embargo, más sensibles a la renovación y promoción de los creadores emergentes que Cibeles o Gaudí. El salón madrileño, desde la pasada edición, se ha apuntado, aunque tarde, al carro del relevo generacional con la llamada Jornada de los jóvenes, que en realidad pasó con más pena que gloria y dejó al descubierto la falta de criterios profesionales y de mercado en la selección.

El secretismo imperante en Cibeles tiene desorientados a los propios diseñadores que deben desfilar en febrero. A fecha de hoy, el calendario acaba de cerrarse, pero la comunicación de la prensa con Leonor Pérez Pita, directora del acontecimiento, es prácticamente imposible, tras una barrera de gabinetes de prensa, asesores y secretarias.

De manera independiente surgen al mismo tiempo salones alternativos en los que ponen sus ojos las grandes firmas y la prensa especializada. El caso más singular y prometedor es el Circuit de Barcelona, del que han surgido nombres propios como David Delfín, de tenaz formación autodidacta.

Tanto la Junta extremeña como el Plan de la Moda han barajado la necesidad de crear una escuela de diseño de moda, moderna y capaz de perfilar a los nuevos profesionales del sector. No es la primera vez que esta quimera se esgrime dentro de los proyectos políticos (tampoco era nueva ni original la idea de fusionar las pasarelas madrileña y catalana), dirigidos a la consolidación de la industria del vestir. Sospechosamente estos planes surgen al mismo tiempo que la fiebre asociacionista. A las organizaciones que ya funcionaban en Madrid, Galicia y Cataluña se ha sumado ahora la Asociación del Prêt à Porter Valenciano, y en Madrid ha aparecido otra, Asociación de Jóvenes Disñadores de Moda. La fiebre no ha hecho más que empezar.

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