Carlos Fuentes evoca la profundidad y la amplitud de las miradas de Cortázar y Reyes

De pie, ante un auditorio entregado, Carlos Fuentes clausuró en Buenos Aires el primer Encuentro México-Argentina, en homenaje a dos figuras de la literatura de los dos países como Alfonso Reyes y Julio Cortázar. Habló Fuentes del amor y la amistad utilizando como pretexto su relación personal con la vida y la obra de ambos autores y de los puntos de contacto entre sí. De Reyes -su 'maestro'- dijo que era capaz de ver hacia adelante y con profundidad. De Cortázar destacó su habilidad para ver hacia los costados, lo que le permitía tener una visión muy amplia de las cosas.

El escritor mexicano Carlos Fuentes ha sido el motor de este foro cultural celebrado el martes y el miércoles y que ha sido organizado por la Cátedra Alfonso Reyes del Tecnológico de Monterrey, la Cátedra Latinoamericana Julio Cortázar de la Universidad de Guadalajara y la Cátedra Libre de Estudios Mexicanos Alfonso Reyes de la Universidad Autónoma de Buenos Aires. En las sesiones han participado autores de México, Argentina, Brasil y España.

En la mesa redonda sobre La escritura: encuentro y memoria, Fuentes repasó su decálogo para los escritores jóvenes. 'Los libros se escriben en solitario y no en comité', dijo para remarcar la importancia de la disciplina a la hora de escribir. Así siguen los siguientes mandamientos: 2) leer, mucho y de manera voraz; 3) la creación y tradición -'no hay Lezama Lima sin Góngora, pero no hay de ahora en adelante Góngora sin Lezama Lima'-; 4) la imaginación; 5) la literatura como creadora de la realidad; 6) la literatura y el tiempo -'a partir de Don Quijote sólo se puede hablar de lenguajes en plural, de varios niveles de lectura'-; 7) publicada la obra, deja de pertenecer al autor y pasa a ser del lector o, mejor dicho, del 'elector'; 8) no dejarse seducir por el éxito inmediato o la ilusión de la inmortalidad; 9) la defensa del libre compromiso ciudadano del escritor. El décimo lo resumió Fuentes con estas palabras: 'Lo dejo en nombre de ustedes, de su imaginación y de su palabra'.

Sealtiel Alatriste, cónsul de México en Barcelona, contó su experiencia vital y personal sobre cómo se acercó a la lectura de la mano de su padre, que era dibujante de historietas. 'Un día, papá se cansó de que diera tanta guerra, que estuviera molestando a sus dibujantes con preguntas sin respuesta o que manchara los cartones con mis manos sucias. Sin pensarlo demasiado, me enseñó dos cosas: primero, a leer, y después, a inventarme mis propias historias... Tuve una sensación de libertad, de tener el poder en mis manos, una emoción que se ha repetido escasamente dos o tres veces en mi vida'.

Angustia y placerObsesionado por la perfección y la disciplina, el mexicano Gonzalo Celorio, director de la editorial Fondo de Cultura Económica, describió la literatura como una combinación, a partes iguales, de placer y angustia. Empezó diciendo que no le gusta escribir. 'Me afecta, me tensa, me desquicia'. Y más: 'Es una tarea tan abominable como inútil'. Por qué escribir, entonces. ¿Y para qué? Porque sin la escritura 'la vida sería una mera sucesión de actos que el olvido pulveriza', y porque, confesó: 'Así como nada me parece más arduo y más dificultoso que escribir, nada disfruto más que haber escrito'.

El argentino Tomas Eloy Martínez reflexionó sobre el acto de escribir a partir de sus comienzos como lector y escritor precoz en su Tucumán natal a los nueve años. 'La escritura es un refugio de las pequeñas insatisfacciones cotidianas', dijo. Contó anécdotas personales, como el castigo que recibió de quedarse un mes sin leer, y ahí suplió la lectura con la imaginación.

La también argentina Luisa Valenzuela empezó con un recordatorio del pasado 11 de septiembre, para referirse a la televisión y a los medios audiovisuales, que cercenan la capacidad analítica y crítica. Dijo sentirse de la gente.

En la mesa redonda sobre Políticas e industrias culturales, la ensayista y profesora de la Universidad de Buenos Aires Beatriz Sarlo criticó la situación cultural y educativa de Argentina, aludió a épocas gloriosas del pasado en el campo editorial y fustigó lo que denominó injerencia idiomática con el desembarco de editoriales extranjeras.

El escritor y periodista Juan Luis Cebrián trató de ahuyentar algunos fantasmas sobre el papel del Estado y de la iniciativa privada en las industrias culturales. La globalización es una realidad, muchas empresas de la comunicación proceden de otros sectores, y la Red está cambiando la forma de ver las industrias culturales, dijo. Para relativizar la llamada concentración de medios, mencionó a los tres grupos más poderosos del área iberoamericana -O Globo, Televisa y PRISA-, que, sumados, ocuparían el puesto 17 en un eventual ranking mundial.