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Diabetes y Parkinson, dos casos prácticos

Javier Sampedro

Al menos dos científicos españoles trabajan ya con células madre de embriones humanos, pero ninguno de ellos puede hacer todos sus experimentos dentro del país. Bernat Soria, director del Instituto de Bioingeniería de la Universidad Miguel Hernández, en Elche, se ve forzado a realizar la fase inicial de sus investigaciones sobre la diabetes -la fase que implica manipular los embriones- en un laboratorio de Israel. Y Ernest Arenas, que investiga en Parkinson, trabaja en el Instituto Karolinska de Estocolmo.

Las legislaciones restrictivas y dispares de muchos estados obligan cada vez con más frecuencia a una serie de transacciones entre un país y otro, o entre una entidad privada y una pública, que dificultan notablemente -pero no impiden- el curso de los experimentos. Los casos de los dos científicos españoles son reveladores. 'Partimos para la investigación de algo que ya existe', declaraba Ernest Arenas a este diario el mes pasado. 'Utilizamos embriones congelados que sobran de las fecundaciones in vitro, lo que está permitido en Suecia. Yo querría que me explicaran los que se oponen a esto en otros países qué quieren hacer con ellos. ¿Mantenerlos congelados? ¿Destruirlos? Sería algo ridículo, porque el potencial terapéutico que poseen es enorme'. Arenas ha conseguido ya transformar las células madre obtenidas de esos embriones en neuronas productoras de dopamina. Son el tipo de neuronas cuya muerte causa el Parkinson, y abren la perspectiva obvia de trasplantarlas a los pacientes de esa enfermedad. Cuando estén disponibles, ¿se acordará alguien de qué nacionalidad era el embrión congelado?

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Bernat Soria fue también muy explícito a finales de julio: 'El bien de los pacientes siempre debe prevalecer sobre los supuestos derechos de un embrión que no es un ser humano, ni siquiera en potencia, mientras no se le implante a una mujer'. Soria ya ha logrado curar la diabetes de tipo I en ratones, y tiene muy avanzada la aplicación de su técnica con células humanas.

Muchos científicos creen que el modelo legal a seguir es el del Reino Unido, que el año pasado autorizó la investigación y la clonación con fines médicos.

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