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CUMBRE DEL G-8 EN GÉNOVA

El Gobierno italiano anula su deuda con 23 países en vísperas de la cumbre del G-8

José Bové, líder agrario francés, acusa a las multinacionales de 'provocar la violencia'

Al mismo tiempo, el Gobierno de Roma anuncia aportaciones generosas al fondo de ayuda a los países pobres para hacer frente al sida, y a enfermedades endémicas como la malaria o la tuberculosis.

El ministro italiano de Exteriores, Renato Ruggiero, un hombre con experiencia en lidiar con los movimientos de protesta desde su antiguo puesto de director de la Organización Mundial del Comercio, se ha mostrado desde el principio partidario de discutir algunos temas en la agenda del G-8 con el Foro Social de Génova que agrupa a 800 asociaciones antiglobalización. Una de sus primeras propuestas fue la de crear un fondo para reducir los costes de las medicinas contra el sida. Pero el tema más caliente y difícil es la cancelación de la deuda de los países pobres, que asciende a la fabulosa cifra de 2,6 billones de dólares.

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Conscientes del absurdo que significa exigir pagos de intereses que muchos de los Estados endeudados no pueden abordar, los estudiosos que asesoran a las grandes instituciones de préstamo como el Banco Mundial (BM) o el Fondo Monetario Internacional (FMI) han llegado a la conclusión de que es preferible conceder ayudas económicas a estos países para poner en marcha programas de desarrollo concretos, en vez de seguir alimentando la espiral de la deuda.

El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, que ayer llegó a Londres en su primera etapa de su visita a Europa, acaba de hacer una propuesta en este sentido al BM y al FMI para que dediquen el 50% de los fondos destinados a los países pobres en ayudas a la educación, a mejorar la asistencia sanitaria, la nutrición o los suministros de agua. Para atender la petición de Bush, estas instituciones que carecen de fondos propios exigen una mayor contribución anual a Washington, que debería ascender a 800 millones de dólares.

En Italia ha tenido más eco otro comentario de Bush, que ha tildado a los antiglobalización de "enemigos de los pobres". "El que insulta a los pobres es el presidente norteamericano", le respondió ayer el líder del sindicato campesino francés José Bové. "Los pobres del mundo son víctimas del sistema económico-social-ambiental... la violencia de hoy la provocan las multinacionales de los países ricos que dictan las leyes", dijo. Bové, partidario del proteccionismo, reclamó a Bush la cancelación de la deuda y le pidió que "consienta a todos los países del planeta la soberanía alimentaria".

En Roma, los ministros de Exteriores del G-8 analizaron los puntos fundamentales de la agenda que será discutida a partir de mañana en Génova y que va más allá de la lucha a la pobreza. Entre ellos figura la prevención de los conflictos regionales, como el que ha ensangrentado los Balcanes y la situación en Oriente Próximo. No figuran expresamente dos cuestiones capitales en las que no existe acuerdo entre EEUU y Europa: el Protocolo de Kyoto, un acuerdo para limitar la emisión de gases a la atmósfera, del que Bush se desmarcó apenas llegado a la Casa Blanca, y el escudo antimisiles, un tema que fue abordado ayer en una reunión bilateral entre el secretario de Estado norteamericano y el ministro ruso de Exteriores.

La ministra japonesa de Exteriores es recibida por sus homólogos del G-8 para la tradicional foto de familia.
La ministra japonesa de Exteriores es recibida por sus homólogos del G-8 para la tradicional foto de familia.ASSOCIATED PRESS

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