Cuatro bombas alimentan la tensión antes del encuentro
Las oficinas de una agencia de trabajo temporal y la Redacción de los informativos de Rette 4 -una de las cadenas de televisión del primer ministro italiano, Silvio Berlusconi-, en Milán, fueron ayer objeto de atentados menores que se saldaron con escasos daños materiales y ningún herido. Una carta incendiaria fue recibida también en la sede del grupo Benetton en Treviso, mientras que en Bolonia los artificieros de la policía lograron desactivar una bomba de fabricación casera colocada en una olla.
Esta serie de incidentes menores, que alimentan la tensión en vísperas de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno del G-8 que se inicia mañana en Génova, está provocando en Italia una psicosis de regreso a los años de la denominada 'estrategia de la tensión'. En Génova, donde el estallido de un paquete bomba provocó el lunes heridas a un carabinero, se siguen registrando falsas amenazas de nuevos atentados.
El alcalde, Giuseppe Pericu, recibió ayer una carta con dos balas y una fotografía del portavoz del Foro Social de Génova (FSG), Vittorio Agnoletto. Una broma macabra, dado el estilo pacífico de Agnoletto, un médico con aspecto de cura seglar que no ha hecho hasta ahora otra cosa que intentar calmar los ánimos de los contestatarios más radicales.
El Foro Público, encuentro paralelo para tratar de los problemas de la globalización organizado por el FSG con fondos del Parlamento italiano y ayudas del Ayuntamiento local, continuó ayer sus sesiones en una ciudad acordonada, de la que ha huido el grueso de los habitantes.
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