Decenas de encapuchados provocan una madrugada de terror en las fiestas de Bergara

Los encapuchados eligieron para su ataque el centro del pueblo: la plaza Fraiskozuri, junto al frontón municipal. En esta zona están instalados los tenderetes de venta ambulante y, en una plaza contigua, las txosnas (casetas festivas). En el lugar confluyen más de siete calles, lo que permite salir con facilidad. Los incidentes comenzaron hacia la una de la madrugada, cuando los encapuchados llegaron a la plaza desde la zona de las txosnas.

Los centenares de vecinos que se encontraban a esa hora celebrando las fiestas, que comenzaron el viernes, oyeron unas explosiones que, en un primer momento, atribuyeron a la juerga nocturna. Tras la sorpresa inicial, corrieron a refugiarse en los bares, portales e incluso en el ayuntamiento, distante unos 200 metros. El grupo de encapuchados se hizo fuerte frente al frontón y, según la Ertzaintza, mientras unos se enfrentaban a las dotaciones que la policía vasca envió al lugar, otros se dedicaban a montar barricadas y a destruir bienes públicos y privados.

Los proetarras atacaron a los ertzainas con cohetes y explosivos caseros, que usaron especialmente para que estallasen al paso de los vehículos policiales. También usaron artefactos en las barricadas 'para imposibilitar la labor de los agentes', según fuentes policiales que cita Europa Press.

Hasta el momento, la Ertzaintza no ha practicado ninguna detención. 'No entiendo cómo un cuerpo bien equipado no puede coger a ninguno. Se lo he preguntado a los ertzainas que han venido a ver los destrozos', decía ayer indignada la hija de la dueña de una óptica que sufrió los mayores daños. Como el resto de los vecinos consultados ayer por este periódico prefiere no dar su nombre.

Los desperfectos en los bancos (Santander, Hispano y Caja Rural) afectaron sólo a los cajeros automáticos de las fachadas, pues todos cuentan con persianas de protección. Los dueños de la óptica instalaron hace tres años cristales de casi dos centímetros para protegerse de los actos vandálicos, pero la insistencia de los terroristas logró romper una luna, desde donde lanzaron al interior una bomba incendiaria. Gracias a la intervención de los vecinos con cubos de agua y de los dueños del bar colindante, que usaron dos extintores, los daños en el establecimiento no fueron mayores. Los bomberos llegaron desde Oñati, localidad distante 10 kilómetros, cuando los incendios ya se habían extinguido.

Uno de los tenientes de alcalde, Koldo Pereira, de la coalición PNV-EA, se mostró convencido de que los encapuchados no son del municipio ni recibieron cobertura de los vecinos para los sabotajes. Sin embargo, agregó a Efe que pudieron recibir 'indicaciones' en días previos de alguien del pueblo, porque sabían 'desde qué puntos' tenían que actuar y, cuando se dispersaron, se dirigieron a las zonas 'de fácil salida'. Los daños aún no han sido evaluados.