'Este proceso es un símbolo para los países pobres'
Pregunta. ¿Con qué propósito se ha creado Treatment Action Campaign (Campaña por el Tratamiento Médico)?
Respuesta. Nacimos tras la demanda. La ley de 1997 tiene dos objetivos: promover los genéricos, más baratos, y permitir la importación paralela, lo que equivale a no comprar medicamentos al precio de una multinacional. Otro propósito es una mayor transparencia en los mecanismos de fijación de precios. La crisis nacional e internacional de la pandemia de sida hace de todo esto una necesidad. Suráfrica posee una industria de genéricos competente, pero el sector está lejos de utilizar sus capacidades. Todo, porque la ley no ha podido entrar en vigor por la demanda judicial. Por tanto, dejar que Suráfrica halle sus propias soluciones es romper las reglas del juego. No hay obstáculos técnicos, pero falta un marco y una voluntad política para un mejor acceso a los medicamentos.
P. ¿Cómo se accede a esos fármacos?
R. En los hospitales públicos, sólo se accede en caso de accidente, por ejemplo, si un médico o una enfermera se pinchan con la aguja de un seropositivo. Los accidentes no son raros: entre el 40% y el 70% de los hospitalizados tiene el VIH. El tratamiento de un mes con AZT y 3TC cuesta 20.000 pesetas, y el salario medio de un hogar es 12.500 pesetas. Ofertas como la de la compañía india Cipla añaden un tercer antirretroviral, al precio mensual total de 10.000 pesetas.
P. Las multinacionales también tienen ofertas de reducción de precios.
R. Sí, pero no acompañadas de ningún marco legal. Una vez que controlaran el mercado, nada podría impedirles subir las tarifas. Por tanto, son indispensables los mecanismos de fijación de precios. Las ofertas puntuales plantean el problema de la continuidad. Sería irresponsable por parte de cualquier Gobierno del mundo iniciar tratamientos sin asegurar la continuidad a largo plazo. La ley de 1997 responde justamente a esas cuestiones.
P. ¿Tienen ustedes apoyo internacional?
R. Naturalmente. El proceso es un símbolo para los países pobres. Es crítico para 4,2 millones de infectados de Suráfrica. Las multinacionales tienen sus sedes en América y Europa. Es lógico que recibamos apoyo de numerosas organizaciones que se oponen a lo que sería un holocausto de los pobres.
P. La postura del presidente Thabo Mbeki poniendo en duda que el VIH cause el sida, ¿favorece a la industria?
R. Sin duda, les ha hecho sentirse cómodos. Pero, si hemos criticado al presidente Mbeki y a quienes no hacían del acceso a los fármacos una prioridad nacional, también sostenemos sin reserva al Gobierno en su ley.
© Le Monde / EL PAÍS.
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