Eslabón entre dos generaciones perdidas
Gao Xingjian es el primer autor chino que recibe el Premio Nobel de Literatura. Hacía mucho que se barajaba la posibilidad de que este premio recayera en un escritor de esta nacionalidad, por razones básicamente de corrección política: una cultura milenaria que representa a una cuarta parte de la población mundial no podía quedar al margen de un reconocimiento semejante. Además, la prensa internacional había identificado a Xingjian como un disidente. Había otros escritores con tantas o más posibilidades que él de salir elegidos (Mang Ke, Bei Dao, Duo Duo, entre otros) y de ahí la sorpresa que ha acogido la decisión de la Academia Sueca.Los grandes maestros de la literatura china de la primera mitad del siglo XX (Lu Xun, Shen Congwen, Lao She, Ding Ling, Ba Jin, Mao Dun), que hubieran merecido sin duda ser premiados con el Nobel, dejaron de publicar con la revolución comunista. Pertenecían al llamado Movimiento del 4 de Mayo (de 1919), que pretendió abandonar el lenguaje clásico y los géneros tradicionales, identificados como enemigos de la modernización literaria del país. Pero la guerra contra Japón y luego la revolución maoísta pusieron fin al experimentalismo de aquella generación.
A finales de los años setenta, iniciado apenas el posmaoísmo, surgió otra generación de escritores empeñados en conseguir la libertad expresiva que sus antecesores no pudieron culminar. Sin embargo, su problema era ahora cómo escribir en chino sin repetir modelos obsoletos impuestos por el realismo socialista. Muchos fueron los que buscaron entonces referencias en las literaturas extranjeras. A principios de la década de los ochenta, Gao Xingjian se dio a conocer con una obra de teatro, titulada La parada del autobús, en la que un grupo de personajes esperaban un autobús que nunca llegaba. Los críticos subrayaron de inmediato las coincidencias con el Godot de Beckett. En 1983, la supuesta imitación de modelos literarios foráneos fue condenada por el régimen como "contaminación espiritual". Xingjian fue uno de los perseguidos por este motivo. Justo entonces publicó Un debate preliminar sobre técnicas narrativas contemporáneas, donde citaba a Lu Xun como precedente de su experimentalismo teatral. En efecto, Lu Xun, muerto en 1936, había escrito El caminante, una obra que contenía muchos elementos luego retomados por Beckett y Pirandello. El vínculo que Xingjian siente que establece con Lu Xun convierte al escritor premiado ayer en puente entre dos generaciones que han perseguido un mismo objetivo: la modernización del país a través de la modernización de su cultura. Se trata, pues, de un cometido a la vez ético y artístico.
Aunque Gao no es un autor demasiado conocido por la crítica occidental, lo cierto es que simboliza a la perfección ese compromiso cívico y artístico de renovación de un país inmenso. Al premiarle se está recompensado, pues, a toda una generación, olvidada incluso por sus propios maestros. A pesar de ser una cultura mayoritaria, lo cierto es que la cultura china tiene la misma proyección internacional que las que emanan de pueblos pequeños. Un mayor conocimiento de ella sólo podrá llegar por la vía de las traducciones, ese pez que se muerde eternamente la cola: muchas editoriales no se deciden a traducir a un autor hasta que no es conocido.
Ojalá el Premio Nobel concedido a Gao Xingjian despierte entre el público lector y entre las editoriales el interés por sus obras, y, ya puestos, por las de otros autores de su generación o de la de sus maestros.
Sean Golden es profesor de Pensamiento Chino en la Universidad Autónoma de Barcelona.
Babelia
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