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48º FESTIVAL DE SAN SEBASTIÁN

Canal + celebra su 10º aniversario

Más de 1.300 personas del mundo del cine y de la televisión participan en una fiesta en San Sebastián

Morgan Freeman se cruzó con Javier Bardem en la escalera y Billy Zhane, el malo de Titanic, bailó en la pista hasta las seis de la mañana. La fiesta de Canal +, celebrada en el teatro Victoria Eugenia de San Sebastián durante la madrugada de ayer, reunió a más de 1.300 personas, que celebraron el 10º aniversario de esta televisión.A las doce de la noche, minutos después del final de la proyección en el auditorio del Kursaal de la película Plenilunio, empezaron a llegar los primeros invitados al viejo teatro. Una tela blanca movida por un ventilador flotaba en la escalera principal. El músico David Byrne entró acompañado de su esposa; con ellos, el director británico Stephen Frears (presidente del jurado de esta edición del festival donostiarra) y Chema Prado, director de la Filmoteca Nacional.

Detrás, Elvira Lindo y Adriana Ozores con Antonio Muñoz Molina. La actriz Charo López, impresionante con una gasa negra transparente tapándole los hombros, recorrió la alfombra roja junto al director Imanol Uribe.

La fiesta no sólo congregó a caras famosas (prácticamente, ningún invitado del festival se perdió la cita), sino que atrajo, entre otros, a personalidades como Geoffrey Gilmore, director del festival de cine de Sundance y mano derecha de Robert Redford, y José Miguel Onaindía, director general de Cine de Argentina,

Actores como Javier Bardem (con americana de terciopelo dorado), Eloy Azorín, Adrià Collado, Iñaki Font y Eduardo Noriega; jóvenes directores como Miguel Bardem, Gracia Querejeta, Fernando León de Aranoa y Mateo Gil; cineastas veteranos como Arturo Ripstein y Julian Schnabel, y estrellas de Hollywood como Morgan Freeman y Billy Zhane.

Zhane, con la cabeza rapada y una camisa naranja fosforito, fue uno de los galanes de la noche. Freeman, más discreto y acompañado por su esposa, destacaba por su altura entre el resto de los invitados.

El actor, que hace dos décadas tuvo serios problemas con el alcohol y las drogas, ya no es tan amigo de la noche. A pesar de eso, se presentó a las dos de la madrugada, saludó, acompañó a su esposa (que había llegado una hora antes con unos amigos) y se volvió a su hotel.

En la pista de baile, decorada con un enorme reloj y unas barras blancas iluminadas, la fiesta llegaba a su mejor momento.

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