Los fabricantes de grano no garantizan que sus cultivos estén libres de transgénicos Los cultivadores alertan a los países de la UE
La Asociación Europea de Grano ha reconocido, en una nota remitida a los países de la UE, que los cultivadores no pueden garantizar ya que sus tierras estén libres de este tipo de contaminación. Para evitar engaños al consumidor, ha decidido calificar de "convencionales" los sembrados donde el material genético alterado no supere el 1%. Dicho límite es el mismo impuesto por el etiquetado comunitario para todos los alimentos considerados naturales.
Si la pasada semana fue la colza transgénica sembrada por error en el Reino Unido, Francia, Suecia y Alemania, esta vez la contaminación atribuida al polen procedente de plantaciones modificadas se centra en el maíz y la soja. La cifra exacta de granjas afectadas hoy en suelo británico será difícil de averiguar. La mayor parte de las semillas sospechosas procede de Francia y Estados Unidos, pero Londres no lleva la cuenta de las toneladas de grano utilizado en la alimentación o remitido a las distintas granjas. El Ministerio de Agricultura mantiene la prohibición oficial de plantar semillas modificadas con fines comerciales hasta el año 2003. Nick Brown, su titular, espera de todos modos convencer antes a sus colegas comunitarios de la necesidad de refrendar con una norma clara "el grado mínimo de pureza considerado aceptable en los cultivos europeos".
Greenpeace cifraba ayer hasta en un 15% -cerca de un millón de hectáreas- la contaminación trans-génica presente en las cosechas comunitarias de maíz. "Suecia ha ordenado la destrucción de sus cultivos de colza afectados. El Reino Unido debería hacer lo mismo", ha señalado el grupo ecologista. En Francia, donde también se ha plantado colza por error modificada, las autoridades ordenaron ayer la destrucción de estas plantas. En Estados Unidos, la compañía Genetic ID, especializada en rastrear el material genético modificado de los productos agrícolas autóctonos, ha señalado que más de la mitad de las muestras de maíz convencional analizadas en sus laboratorios "contenían trazos transgénicos".
Para evitar sustos comerciales, el Consorcio Británico de Comerciantes espera llegar en breve a un acuerdo con las principales cadenas de supermercados nacionales, a los que representa, para rechazar el aceite de colza, soja o maíz de las cosechas contaminadas.
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