Los editores argentinos piden una ley que proteja el sector

Con el lema El libro y el tiempo, la 26ª Feria del Libro de Buenos Aires, que se desarrollará hasta el 8 de mayo, reúne a 1.320 expositores de 40 países. Sus organizadores tienen previstas unas 800 actividades, entre ellas debates, presentaciones de libros y charlas vía satélite, como las que ofrecerán al público el escritor argentino Ernesto Sábato y el uruguayo Mario Benedetti. Así como el año pasado la feria dedicó un amplio homenaje a Borges, en esta ocasión se celebran los centenarios de Roberto Arlt y de Leopoldo Marechal. Sin embargo, ayer la hija de Arlt se lamentaba en declaraciones al diario Clarín de que sólo hay seis actos programados en torno a la obra de su padre. Hasta el sábado los libros más vendidos pertenecían a autores latinoamericanos como Adolfo Bioy Casares, Ángeles Mastretta, Mario Vargas Llosa, Marcos Aguinis e Isabel Allende, entre otros. Tras ellos, los libros infantiles, los técnicos y universitarios y los de medicinas alternativas y autoayuda.

La ley del libro

La feria fue inaugurada esta semana por el presidente argentino, Fernando de la Rúa, que manifestó su compromiso de promover la ley del libro para proteger las ediciones nacionales. "Me hago cargo de las urgencias que tiene la actividad editora. Por eso comprometo mis esfuerzos para promover la ley del libro que permita que las obras argentinas puedan competir en igualdad de condiciones con las importadas", afirmó.

En este sentido sostuvo que ha dado instrucciones para que su Gobierno convoque a todos los sectores implicados con el fin de determinar las condiciones básicas del contenido de la ley. "Quiero que las ediciones argentinas puedan ser impresas en el país y no tener que hacerlo en el exterior con los costos que eso representa", afirmó el gobernante argentino.

De la Rúa destacó también la importancia del Congreso de la Unión Mundial de Editores, que se celebrará por primera vez en Argentina y en el Cono Sur americano a partir del 1 de mayo próximo. Durante su discurso, De la Rúa anunció que pondrá en marcha "una política de fomento de la lectura y el libro" a través de medidas tendentes a la "democratización del conocimiento".

También prometió promover la creación de bibliotecas populares y el "fortalecimiento de la lectura y del uso del libro en la escuela" en todo el país.