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España es uno de los tres países de la UE que menos patentan en investigación y desarrollo Las universidades ejecutan el 33% del gasto en I+D, muy por encima de la media de la OCDE

La economía española es, por su volumen, la quinta de la Unión Europea, pero esta posición no se demuestra a la hora de registrar innovaciones en investigación y desarrollo (I+D). Según datos de la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM), en 1997 los españoles sólo solicitaron 2.702 patentes, lo que supone un 2,3% de las 117.019 peticiones de la UE. Esta cifra supone 69 peticiones por millón de habitantes, una cantidad muy alejada de las 653 solicitudes alemanas, las 555 suecas o las 511 de Finlandia. Tan sólo Portugal y Grecia tienen índices de innovación por detrás del español.

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Además, los españoles innovan poco en tecnologías de futuro, como la electricidad y la electrónica, el sector del registro de patentes que engloba la informática e Internet, y que supuso menos del 11% (238) de las patentes concedidas en 1998. Y de ellas, sólo 166 (el 7,4% del total) eran de titularidad española. La media europea en los apartados específicos de ordenadores e Internet era del 11,1%. No están mejor otras áreas más relacionadas directamente con la ciencia. La OEMP recoge sólo 168 patentes españolas en el sector químico en 1998, el 7,5% del total. Este apartado del registro español de patentes incluye la biotecnología y la genética. La carencia parece estar directamente relacionada con la situación de la ciencia española. El único Premio Nobel a una investigación realizada en España fue el concedido en 1906 a Santiago Ramón y Cajal. Severo Ochoa realizó su trabajo galardonado en EE UU. Según la revista Science, no hay ningún español entre los 25 científicos europeos más relevantes de los últimos 50 años.

De todas formas, la investigación en España debe de estar algo mejor, aunque no se protejan sus resultados. Un informe publicado para la presentación del Primer Foro Iberoamericano sobre Innovación, Propiedad Industrial e Intelectual y Desarrollo, que empezó el miércoles y acabó ayer en Madrid, señala que apenas un 38% de las empresas que desarrollan I+D protege sus innovaciones mediante patentes, aunque su número ha crecido considerablemente: en 1994 era sólo el 13%, frente a un 34% de las empresas europeas que ya usaban las patentes para proteger y rentabilizar sus inventos.

El director de la Oficina Española de Patentes y Marcas, José López Calvo, atribuye este comportamiento a "la cultura y tradición del país". Los empresarios parecen preferir otros mecanismos, como el "secreto de fábrica, la complejidad en el diseño del producto o el tiempo de liderazgo sobre los competidores", para rentabilizar la inversión hecha, señala un documento del foro.

Otra de las causas de este bajo nivel de la innovación española tiene mucho que ver, según los expertos, con la inversión en I+D, que apenas llega al 0,9% del producto interior bruto (PIB), cuando la media europea es casi el 2%, y Japón y EEUU lo superan. España dedica este año a I+D 508.000 millones de pesetas, incluyendo una partida de 242.000 millones de pesetas destinados a producción militar (aviones, fragatas y tanques).

Además, al sector privado correspondió en 1998 un 49% de la ejecución del gasto en I+D, según datos oficiales, frente a casi el 70% de media en los países de la OCDE. El problema manifiesto es la escasa investigación en la industria española. Del millón de empresas en España, sólo 1.872 desarrollan alguna actividad de I+D, según el Instituto Nacional de Estadística. Las universidades ejecutaron el 33% del gasto, un porcentaje muy superior al 20 de media de la OCDE.

El déficit tecnológico se traduce también en un déficit comercial. En 1996, la diferencia entre lo que España pagó y lo que ingresó por derechos sobre patentes fue de unos 833 millones de dólares (unos 141.610 millones de pesetas).

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