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La patente de una enzima clave en biotecnología se obtuvo "fraudulentamente"

El descubrimiento mereció el Nobel en 1993

La patente que protege la polimerasa Taq, una sustancia natural utilizada prácticamente por todos los que trabajan con material genético, en investigación y secuenciación y en la fabricación de productos biotecnológicos, fue obtenida "fraudulentamente", ha sentenciado un juez federal de California.La patente es una de los principales fuentes de ingresos de la multinacional Hoffman-LaRoche -el mercado es de 200 millones de dólares anuales (34.000 millones de pesetas)-. Roche la compró en 1992 por 300 millones de dólares (50.000 millones de pesetas) a la empresa Cetus, de California, donde se desarrolló a finales de los años setenta el proceso PCR (reacción en cadena de la polimerasa), también conocido como la fotocopiadora de genes, sobre la base de esta enzima. El descubrimiento mereció al entonces investigador de Cetus, Kary Mullis, el premio Nobel de Medicina en 1993.

El litigio judicial se inició cuando Roche demandó en 1992 a Promega, una pequeña empresa de Wisconsin, por utilizar sin licencia la polimerasa. Promega contraatacó con documentos que probaban que la patente se obtuvo con engaño, ya que científicos de la Universidad de Cincinnati habían sido los primeros que publicaron en las revistas científicas en 1976 el aislamiento de esta sustancia, a partir de una bacteria que vive en las sulfurosas aguas de los manantiales del parque Nacional de Yellowstone (EE UU). El caso por la denuncia de Promega se vio, en su última fase, en febrero y fue fallado el pasado martes. La decisión puede afectar a todo el sistema de licencias de la PCR.

El director técnico de Promega, Randall Dimond, ha asegurado que la decisión "pone fin a la decepción ejercida por Roche al intentar extender su patente a otros países y a los enormes beneficios que ha obtenido a costa de la comunidad científica mundial". En Europa, la solicitud de patente ha seguido un largo y tortuoso camino por la oposición de Promega y otras empresas.

La cotización de Roche, con sede en Suiza, descendió ayer en la bolsa de Ginebra. Es su segundo revés consecutivo ligado a la época dorada de la biotecnología: su filial Genentech deberá pagar 33.000 millones de pesetas a la Universidad de California por el descubrimiento de la hormona del crecimiento.

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