"¡Qué corta es la vida!"
La muerte del poeta Rafael Alberti entristeció ayer a sus lectores y amigos. Decenas de personas acudieron a su domicilio y al salón de plenos del Ayuntamiento de El Puerto de Santa María para expresar su dolor. Alberti no conocía a muchos de ellos. Eran admiradores de su obra que habían aprendido a quererle en una noche de vigilia con un libro en las manos o haciendo un trabajo escolar.El poeta Marcos Ana salió a la puerta del domicilio de Alberti a saludar a un militante comunista, Ángel Tezanos, que llegó hacia mediodía. Alberti luchó por la libertad de Marcos Ana cuando éste se pudría en una prisión franquista. Marcos Ana estuvo 23 años a la sombra. "Alberti defendió mi vida y contribuyó a mi libertad", dijo Marcos Ana, que anudó su amistad con el escritor gaditano en Roma. "Todos los meses pasaba cuatro o cinco días en la casa de Alberti. La última vez que hablé con él me dijo: "Marcos, ¡qué corta es la vida!", recordó su amigo.
"Alberti nos había acostumbrado a la eternidad y parecía que su muerte no iba a llegar nunca. Ahora ya es inmortal y su obra queda para las generaciones venideras", concluyó Marcos Ana.
Tezanos conoció a Alberti cuando el poeta regresó del exilio. "Estuve con él en el mitin que dio en el barrio de San Blas, en Madrid. Y en la conferencia de presentación del eurocomunismo, en la que también participaron Carrillo y Berlinguer", dijo Tezanos. "Alberti era humilde, muy humano", agregó este viejo militante del PCE.
El salón de plenos del Ayuntamiento portuense se llenó de decenas de admiradores de Alberti, que acudieron a firmar en el libro de pésame. Ramón Bayo, un empleado jubilado de Osborne, de 78 años, fue al Ayuntamiento a dejar su condolencia. Bayo conserva una carta que le envió Alberti desde su exilio argentino. "Mi madre estuvo en el colegio con él. Alberti fue una gran personalidad y a El Puerto lo ha llevado siempre a la mejor altura", explicó Bayo. Con todo, el jubilado no dejó de recordar el rechazo que suscitaba la figura de Alberti entre algunos portuenses durante el franquismo. "Era por la política", puntualizó Bayo.
Jesús, un estudiante de Trabajo Social de 19 años, también estampó su firma. "He venido por admiración hacia él. Me gustaba su poesía. Hice un trabajo sobre Alberti en el instituto. Se nos ha ido una parte importante de los portuenses y de la poesía", comentó Jesús. Algunos de los que se despedían ayer del poeta eran esos amigos que él nunca conoció, pero que buscó con sus libros.
Babelia
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