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LA CUMBRE DE BERLÍN

Prodi, nuevo presidente de la Comisión Europea

Alemania cambió de improviso la agenda de la cumbre y pilló a Aznar por sorpresa

Xavier Vidal-Folch

ENVIADOS ESPECIALESEl rey ha muerto, ¡viva el rey! Los Quince eligieron ayer al ex jefe del Gobierno italiano Romano Prodi como próximo presidente de la Comisión Europea, decisivo puesto en el que sucederá al dimitido Jacques Santer. El canciller alemán, Gerhard Schröder, anfitrión y presidente de la cumbre, dio un vuelco al orden del día, para lo que contó con la complicidad de Francia y Reino Unido. Cogido a contrapié, el presidente español, José María Aznar, renunció a su tesis de que la crisis institucional sólo debía abordarse tras la negociación final de la Agenda 2000, el paquete presupuestario de la Unión Europea (UE) para el próximo septenio, y se sumó al consenso. Nadie, tampoco Aznar, sugirió otro candidato.

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El canciller alemán aseguró en público que Prodi -primer ministro italiano entre 1996 y 1998, como cabeza de la coalición centroizquierdista El Olivo- ofrece el "perfil ideal". Responde,opinó, a "todos los parámetros requeridos: tiene bagaje político suficiente, conoce bien la Administración, exhibe una integridad personal indiscutida e indiscutible, así como amplia experiencia económica". El canciller hizo votos porque la solidaridad o consenso manifestado por el Consejo Europeo en el nombramiento (tan distinto al espectáculo ofrecido en la designación del presidente del Banco Central Europeo, el pasado mayo) augure una feliz conclusión de la Agenda 2000.Prodi mandará durante cinco años (enero del 2000 a diciembre del 2004) y un prólogo de varios meses, entre esta primavera o verano y el próximo diciembre, sometiéndose por dos veces al voto del Parlamento Europeo, la primera, del Parlamento saliente, y la segunda, del nuevo hemiciclo que surgirá de las elecciones del 13 de junio.

Los Quince optaron por la fórmula Benelux, a la que Aznar se sumó finalmente en la noche del lunes, consistente en que de momento sólo hay que relevar a Santer, y no a todo su colegio de comisarios, lo que suscitará polémica, dada la permanencia de la criticada comisaria francesa, Edith Cresson. El nombre de Prodi será propuesto a la Cámara -cumpliendo el requisito de consulta del Tratado de Maastricht- y luego sería aprobado por ésta en el plenario del 12 de abril. Unos días antes, el designado celebrará una reunión con los jefes de Estado o de Gobierno, donde recibirá bienvenida, apoyo y un mandato de reforma de la principal institución comunitaria.

Elegirá a sus comisarios

A continuación, Prodi presidirá a todos los efectos el colegio heredado de Santer, quien se presentará a las elecciones europeas del 13 de junio. Simultáneamente a ese trabajo, irá eligiendo, tras evacuar consultas con los Gobiernos, su propio colegio, posibilidad que le otorga el nuevo Tratado de Amsterdam, que para ese momento habrá entrado en vigor. Luego, en julio, o a más tardar en septiembre, después de que se constituya la nueva Cámara, los veinte comisarios, Prodi incluido, se someterán al cedazo de las audiencias parlamentarias individuales y a la aprobación del hemiciclo.Éste es el procedimiento aprobado, aunque existen distintas intepretaciones sobre sus dificultades y puesta en práctica. La elección de la fórmula Benelux supone el rechazo de la alternativa propuesta por el Parlamento Europeo, consistente no sólo en nombrar enseguida a un nuevo presidente, sino también en "votar la confianza a la totalidad de la Comisión en la última sesión de la actual legislatura, del 3 al 7 de mayo", es decir, con una Cámara moribunda, como propuso por escrito, el día 17, su presidente, José María Gil-Robles. Y como reiteró ayer, porque "tener durante meses una Comisión interina y políticamente muerta no es una solución". Gil-Robles mostró su "respeto" por el procedimiento elegido -que permite un protagonismo limitado de los eurodiputados, en vez de decisivo-, aunque consideró que era mejor su propia idea.

La película de cómo se decidió el procedimiento y el nombre de Prodi en el interior del Consejo Europeo fue breve. Schröder abrió fuego. Afirmó que en su gira de capitales "las críticas vertidas contra la Comisión de ninguna manera son generalmente compartidas", pero propugnó dar una rápida salida a la crisis, puesto que el colegio Santer había renunciado a ejercer todas sus prerrogativas, y propuso aplicar la fórmula Benelux. "Cuanto antes", aplaudió el presidente francés, Jacques Chirac, quien se había conjurado anteanoche sobre este asunto con el canciller durante una cena. El belga Jean-Luc Dehaene confirmó que había que "sustituir sólo a Santer" y no, de momento, a toda la Comisión. Y su colega danés, Poul-Nyrup Rasmussen, añadió que además del nombre elegido había que "convenir las reformas" necesarias en la Comisión. "Sería irresponsable nombrar a los comisarios durante la campaña a las elecciones europeas", precisó el austriaco Viktor Klima. Y el portugués Antonio Guterres zanjó el tema apuntándose a la fórmula Benelux. Elegido el procedimiento, Schröder propuso en sesión ultrasecreta (sólos los quince líderes) el nombre de Romano Prodi. Le secundó enseguida Chirac, y luego Blair y el italiano Massimo D´Alema, quien había presentado con insólitas campanillas su candidatura oficial. Los nórdicos y los del Benelux se añadieron. Aznar recordó débilmente que postulaba zanjar primero la discusión financiera y sólo después debatir nombres, pero que, "dado que había consenso" se sumaba a él -explicó el secretario de Estado, Ramón de Miguel-, aunque con la salvedad o el entendimiento de que la decisión formaba parte del paquete conjunto de la cumbre. Fuentes de la delegación española confirmaron su sorpresa por la precipitación de los acontecimientos. Nadie sugirió otros nombres. Constatada la unanimidad, el canciller propuso anunciarla al público, lo que hizo -pese a que al parecer dos miembros del Consejo Europeo se resistían- a las catorce horas.

"Satisfecho", se confesó el primer urdidor de la operación, D´Alema, quien exportando a Prodi se libra de un peligroso rival en la escena política interna. El postcomunista destacó que "tan importante" como el nombre "es el método de haber anticipado la decisión". La decisión es muy significativa respecto a la crisis europea, pues se trataba de "demostrar que cuando es necesario podemos ponernos de acuerdo correcta y rápidamente", según se supo ayer a través de círculos gubernamentales alemanes.

Desde Francfort, donde intervenía en un seminario del banco de inversiones Goldman & Sachs, el profesor boloñés Romano Prodi declaraba que su elección constituía un desafío personal para él y suponía una "muestra de confianza para Italia; estoy encantado por Italia". Enseguida adelantó cómo piensa poner manos a la obra: "Debemos encontrar nuevas reglas de trabajo para la Comisión; pero lo primero es volver a hacer que la máquina funcione".

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