Salón de la Agricultura

Recientemente, miles de franceses, versados en el arte de disfrutar en sus mesas de los productos de su tierra, han acudido en masa al Salón Internacional de la Agricultura (SIA) de París. Durante la semana del 27 de febrero al 7 de marzo se dieron cita en él ganaderos, agricultores, empresas, especialistas en tecnología de los alimentos, agencias e institutos estatales y representaciones de diversos países de la Unión Europea, entre ellos, el pabellón del Ministerio de Agricultura español. En mi visita llamó mi atención el hecho de que la muestra de "productos" consistiera en un muestrario de excelentes vacas gallegas y cabras murciano-granadinas y que, en cambio, no se viera por allí ni un solo producto elaborado no-lácteo.Salvo por un pequeño expositor con botellas de pacharán, queso de Mahón y alguna lata de espárragos, eché de menos aquellos productos que de verdad nos distinguen puestos al alcance del paladar de los reticentes gourmets franceses, así como alguna ilustración sobre nuestra agricultura. Cosas tan simples como una explicación del cultivo y la cultura del olivo, un folleto sobre la vendimia en La Rioja o en la Ribera del Duero o información sobre el excelente trabajo de investigación sobre tecnología de los alimentos que se lleva a cabo en algunos laboratorios de nuestro país. O, por qué no, una degustación de pan con aceite y jamón.

En todo el mundo el prestigio de los productos agrícolas franceses es indiscutible gracias, en buena medida, a que el francés medio tiene una capacidad asombrosa para valorar lo suyo. A veces incluso presumen de no conocer otros manjares que los propios, en contadísimas ocasiones ponen un vino no francés en su mesa, compran aceite de oliva italiano cuando tiene que preparar una ensalada "exótica" y nunca han visto en sus exquisitas cremerías un cabrales o un manchego curado.

Creo sinceramente que habríamos podido incorporar al pabellón español en el SIA algo más tentador que cabras, vacas y unos encorbatados señores sentados a 10 metros de distancia de los visitantes. ¿Qué estrategia aplican el Ministerio de Agricultura, las cámaras agrarias y las asociaciones de productores para fomentar la exportación de nuestros productos claves y distintivos o, por lo menos, facilitar su coexistencia con los productos de nuestros colegas europeos en un mercado europeo en plena reforma? Sinceramente, no me extraña que luego venga el comisario de Agricultura de la UE y no sepa distinguir una aceituna de una alcaparra.-