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GOLPE A LA GUERRILLA KURDA

El líder kurdo cayó misteriosamente en manos de Turquía en Nairobi cuando creía ir a Holanda

En la rocambolesca y espectacular captura de Abdalá Ocalan, líder del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), sólo hay un aspecto seguro: está detenido en las proximidades de Ankara, acusado de terrorismo y traición. El lunes por la tarde, Ocalan se encontraba refugiado en la residencia del embajador griego en Nairobi. Horas después decidió salir de ella y viajar por carretera en dirección al aeropuerto internacional Jomo Kenyatta acompañado por varios policías kenianos. El líder del PKK creyó que su destino era Holanda, uno de los países en los que había solicitado asilo político. A partir de ese momento se pierde su rastro. A las tres de la madrugada del martes aparece en Turquía a bordo de un avión privado.

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Las autoridades turcas hablan del importante éxito de una laboriosa operación secreta llevada a cabo por sus servicios de espionaje y por el Estado Mayor del Ejército. Grecia niega toda implicación en el asunto y el Gobierno keniano dice no haber sido informado ni siquiera de su llegada a este país africano el 2 de febrero.El ministro de Exteriores de Kenia, Bonaya Godana, visiblemente molesto por las consecuencias políticas [atentados kurdos contra intereses o legaciones en el exterior] de esta rocambolesca operación, invitó ayer al embajador griego en Nairobi, Georges Costorlas, a salir inmediatamente del país. Le acusa de no informar a las autoridades de la llegada del líder kurdo a bordo de un avión privado procedente de Milán tras hacer una escala en una isla griega del Egeo.

Giuliano Pisapia, uno de los abogados del líder del PKK en Italia, sostiene que éste no dejó la residencia del embajador griego por propia voluntad, sino que fue forzado a abandonarla. Pisapia asegura que se entrevistó con Ocalan el domingo en Nairobi. "Durante ese encuentro, el presidente del PKK recibió una llamada que le anunciaba que en el plazo de media hora llegarían cinco policías, no sé si kenianos o griegos, y que éstos se lo llevarían". Pisapia afirma que él logró parar el asunto y que recibió garantías antes de regresar a Italia de Costorlas y del Gobierno griego de que nada sucedería a Ocalan hasta que se resolviesen las peticiones de asilo, informa desde Roma.

Pero algo cambió por completo al día siguiente. El lunes, según explicó ayer el ministro griego de Exteriores, Teodoros Pagalos, Ocalan aceptó abandonar la residencia del embajador para dirigirse en automóvil al aeropuerto Jomo Kenyatta y volar desde ahí en dirección a Amsterdam o a otro país africano. Eberhard Schults, el abogado que representa a Ocalan en Alemania, asegura que su cliente fue engañado por las autoridades kenianas.

"Él tomó esa decisión en contra de nuestro consejo", dijo Pagalos. El vehículo de Ocalan, protegido por policías locales, fue seguido de otro con personal de la embajada griega en Kenia, pero lo perdieron de vista antes de llegar. No supieron de él hasta que el Gobierno turco anunció poco después, a las tres de la madrugada del martes, que el jefe del PKK estaba en su poder en un lugar secreto, al parecer, la base militar de Balikesir, cerca de Ankara.

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El Gobierno de Atenas, que mantiene desde hace años unas tortuosas relaciones diplomáticas con su homólogo turco, negó haber pactado o consentido la entrega de Ocalan a sus enemigos o haber informado a un tercer país del lugar donde se encontraba.

Godana, el ministro keniano de Exteriores, dice que no tuvo conocimiento alguno de la operación, del mismo modo que tampoco fue informado de la llegada de Ocalan a Nairobi el 2 de febrero. El papel del Gobierno de Kenia se ha limitado, según el ministro, a exigir la salida de Ocalan de Kenia. "Queremos decir con claridad a todos los implicados, incluidos los kurdos, que no tenemos participación en este asunto", dijo Godana.

Turquía, por su parte, guarda un mutismo absoluto. Su primer ministro, Bulent Ecevit, ha declarado que no tiene previsto revelar detalle alguno de una operación en la que sólo 10 personas estaban informadas de antemano. Incluso Ankara rechaza la posibilidad de confirmar siquiera si Ocalan fue detenido en suelo keniano o en pleno vuelo

La televisión privada turca NYV reveló anoche que el traslado de Ocalan a Turquía se efectuó en un avión privado, un Falcon 900, prestado por uno de los principales empresarios del país. El objetivo era convencer a Ocalan que no corría riesgos y que era trasladado a un lugar seguro. Algunos medios de comunicación alemanes, que citaban fuentes del espionaje europeo, especularon con la posibilidad de que el servicio secreto exterior israelí, el Mossad, participara en la captura del jefe del PKK. La noticia fue desmentida por el Gobierno israelí y por el Ejecutivo turco, que insiste en que se ha tratado de una misión nacional.

El propio Ocalan, tras varios días en paradero desconocido [Italia dijo el 16 de enero que ya había dejado el país], declaró este domingo a la agencia kurda de noticias Dem News: "Espero que mi seguridad esté garantizada en el lugar donde ahora me encuentro". Se equivocó. Pero es probable que jamás se lleguen a conocer los detalles de su captura. De la reserva depende la seguridad física de todos los implicados.

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