Los traductores de las lenguas del Estado se reúnen en Tarazona
Las VI Jornadas de Traducción Literaria, que se clausuraron ayer en Tarazona (Zaragoza), donde está la única casa de traductores de España, han logrado reunir por primera vez a los traductores de las cuatro lenguas del Estado.
Los profesionales de la traducción catalanes, castellanos, gallegos y vascos celebraron un encuentro donde manifestaron su voluntad de aunar esfuerzos, reclamar respeto a su profesión y lograr como objetivo la homologación de sus contratos.
Se trata de potenciar una plataforma que dialogue con la Asociación de Editores. Aunque no hay un censo exacto, se calcula en un millar el número de profesionales que trabajan en la traducción en estas lenguas. Así las cosas, estos profesionales de un trabajo solitario y escasamente reconocido, a su juicio, aprovecharon la oportunidad de estas jornadas anuales y respondieron a la llamada de la Asociación Colegial de Escritores de España (ACE) para poner en común sus problemas, entre ellos esa dificultad de saber cuántos son, cómo trabajan y cada cuánto lo hacen. Ramón Sánchez Lizarralde, secretario general de ACE, insiste en que las cifras son difíciles de precisar "porque hoy el traductor sigue siendo anónimo en muchos casos y es que todavía algunos ISBN de los libros omiten quién ha traducido ese texto".
El peso del mercado
Pero algo quedó de nuevo claro, el peso de un mercado, mayoritariamente castellano, y que además la batalla es distinta según las comunidades. En Cataluña, la Associaciò d"Escriptors en Llengua Catalana y la Asociación Colegial de Escritores de Cataluña llevan años luz de ventaja a las asociaciones de traductores, intérpretes y correctores en lengua vasca o a la Asociación de Traductores Galegos. El mercado en Cataluña es rico, por tradición, por el elevado número de lectores y la pujanza de las editoriales. La Generalitat mantiene una política activa de apoyo y difusión a la lengua, como hace el Gobierno vasco. Paradójicamente, los peor tratados son los traductores gallegos, porque el apoyo institucional es mínimo. Sin embargo, tienen problemas comunes: es el editor quien decide, quien marca adónde se traduce y lo hace siempre apoyándose en el mercado.
Ana María Matute, invitada de honor en estas jornadas, recordaba que su obra ha sido traducida a 26 idiomas y que sólo tiene un libro traducido al euskera. Además, hoy la mayoría de las traducciones llegan del inglés -la mitad de los libros tra-ducidos-, el resto son del francés y de otras lenguas europeas. Las lenguas del Estado que se traducen al castellano siguen siendo una minoría. "En esto también pesa el autor. En Cataluña hay muchos autores conocidos, mientras que en Galicia o Euskadi son pocos los nombres", recordaba Ramón Sánchez. Las Jornadas han sido patrocinadas por Cedro.
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