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Arropados en el tabaco, el plátano y el cáñamo

España no cuenta con apoyos para bloquear la reforma del olivar porque sus competidores son su principal enemigo y la austeridad presupuestaria es la única bandera del resto de socios. Pero cuenta con alianzas en otros sectores. Sus intereses son comunes con los de Portugal, Francia y Grecia en el sector del plátano, comparte posiciones con Italia, Grecia y Portugal en el tabaco y coincide con el Reino Unido y Holanda en la defensa del cáñamo. En este cultivo -con incidencia en Extremadura y Granada-, la Comisión Europea quiere reducir las ayudas un 25% alegando que buena parte del cáñamo es destinada a la elaboración de cannabis y pone como prueba el espectacular aumento de este cultivo en los últimos años.Las posiciones parecen aproximarse en la reforma del tabaco, y se está cerca de un acuerdo en el plátano, que en la jerga comunitaria se llama banano. El acuerdo que plantea Bruselas opta por reformar el sector sin abordar el problema de la concesión de licencias, precisamente el conflicto que acabó dirimiendo la Organización Mundial de Comercio (OMC) con un dictamen contrario a la UE. Estados Unidos amenazó ayer con represalias comerciales si no le parece satisfactorio el acuerdo que alcancen los ministros europeos sobre el plátano.

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Barbecho

Para los grandes países centroeuropeos, el principal problema a debate es el barbecho. En la actualidad, la congelación de cultivos obligatoria afecta al 5% del terreno destinado a cosechar cereales. La Comisión ha propuesto doblar esa cifra, hasta el 10%, argumentando que los actuales excedentes productivos (15 millones de toneladas anuales) se pueden disparar hasta 30 si no se acepta su propuesta.El comisario Franz Fischler quiere incrementar 1,5 millones de hectáreas la superficie en barbecho, lo que permitiría reducir la producción ocho millones de toneladas.

Francia, el principal país cerealero, quiere mantener la actual tasa de barbecho (5%). En el polo opuesto se sitúa Alemania, que exige incrementarla hasta el 12% del terreno cerealero para evitar un desplome de los precios. También provoca polémica la propuesta de Bruselas de no exigir a los países terceros la aplicación de la normativa europea en la cría de los animales que vayan a ser exportados al interior de la UE por entender que supone problemas técnicos y jurídicos y puede ser una fuente de conflictos con la Organización Mundial de Comercio.

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