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El juez que detuvo a Videla, dispuesto a ordenar su prisión preventiva

El ex general Jorge Rafael Videla, jefe del golpe militar de 1976, seguirá detenido en la cárcel de Caseros y no será trasladado a ningún centro castrense, en contra de lo que piden los militares, por deseo expreso del juez federal de San Isidro, Roberto Marquevich, quien se dispone a firmar entre el jueves y el viernes la prisión preventiva para el ex dictador, según confiaron ayer dos colaboradores del magistrado que ordenó la detención.Marquevich ha ordenado al Servicio Penitenciario Federal que Videla permanezca detenido en la Unidad 16 de la cárcel de Caseros, al tiempo que prepara la orden de prisión preventiva del ex general como autor y responsable de la sustracción de bebés de detenidas en las salas de tortura durante la dictadura.

La presión de sus antiguos compañeros de armas para separarlo de los presos comunes y conseguir un trato especial para el detenido no ha sido escuchada por el juez. Mientras, los mensajes de los uniformados sobre un supuesto malestar en las Fuerzas Armadas por la detención de Videla ocupan estos días las primeras páginas de la prensa argentina.

El actual jefe del Ejército, teniente general Martín Balza, transmitió el viernes por la noche al ministro de Defensa, Jorge Domínguez, la inquietud de la cúpula militar ante una eventual escalada de citaciones judiciales de oficiales en activo por causas de violación de derechos humanos. Hasta la fecha, los jueces sólo han llamado a declarar a militares retirados.

Esta situación podría alterarse en los próximos días en Córdoba, donde la Cámara Federal de esta provincia estudia la citación de un oficial en activo, el teniente coronel Carlos Enrique Villanueva, que ha sido acusado de ser uno de los represores que durante la dictadura actuó en el centro de detención ilegal La Perla. El miembro de aquel tribunal ha apuntado la posibilidad de que se produzca la citación. En esta misma provincia se produjo en abril de 1987 el detonante de la intentona golpista de los carapintada, en solidaridad con el mayor Ernesto Barreiro, quien se negó a comparecer a una citación de los tribunales de Córdoba en una causa de derechos humanos y se refugió en una guarnición militar.

En sus primeros días de presidiario, Videla recibe un trato sumamente respetuoso, según describen testigos presenciales. Fue acogido poco menos que con honores militares, los celadores se dirigen a él con la frase «mi general» y se cuadran, y el resto de reclusos le guardan respeto. No ha habido incidentes ni insultos. En las celdas contiguas del sector VIP de la cárcel hay otros presos ilustres como Gustavo Green, ex secretario de lucha contra el narcotráfico, y Norberto Bianco, acusado del robo de hijos de desaparecidos y protagonista principal de la causa que ha llevado al ex dictador a la prisión. Solo e imperturbable, Videla pasa las horas en una celda sin ventanas de dos metros por 1,23, en la que hay una cama y una mesa en la que come sin compañía.

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