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PAZ EN GUATEMALA

El Gobierno y la guerrilla guatemaltecos ponen hoy fin a 36 años de feroz guerra civil

El presidente de Guatemala, Álvaro Arzú, y la comandancia de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG) firman hoy, a las cinco de la tarde (medianoche en Madrid), un -acuerdo de paz que cierra 36 años de cruentos enfrentamientos armados. A esa hora tan taurina, los guatemaltecos estarán también dando la puntilla a un capítulo reciente de la historia internacional que anegó de sangre no sólo a este país centro- -americano, sino también a sus vecinos Nicaragua y El Salvador. El acuerdo de paz de Guatemala constituye el certificado de defunción de la guerra fría en Centroamérica.

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Los hitos de la paz

Todo está listo para la gran ceremonia, que se celebrará en el Palacio Nacional. Ayer llegaron los cuatro comandantes generales de la guerrilla tras tres décadas de exilio en México. Bajo un estricto cordón dé seguridad, fueron recibidos en el aeropuerto guatemalteco de La Aurora por 500 simpatizantes. Sólo faltó Rodrigo Asturias, apartado de la firma de la paz por la implicación de uno de sus lugartenientes en el reciente; secuestro de una anciana empresaria.Cinco mil efectivos de las fuerzas de seguridad estarán a cargo de la vigilancia. Los incontables vendedores ambulantes han sido barridos temporalmente del centro de la ciudad para que no espanten a los invitados ilustres que fueron llegando. ayer, entre ellos, el jefe del Gobierno español, José María Aznar. El presidente del Partido Popular llegó con un cargamento de tres toneladas de alimentos, medicinas y juguetes para Guatemala y la República Dominicana, país en el que hizo una escala técnica.

En la capital guatemalteca aterrizó también el incansable mediador de las Naciones Unidas en el conflicto, el francés Jean Arnault, con el último documento aún caliénte: el calendario de cumplimiento de los acuerdos, que las partes acaban de aprobar en México.

300 compromisos

Todo ha sido programado de la aquí a un ano para evitar masas interpretaciones o eventuales incumplimientos. "Ha sido trabajoso, porque hemos tenido que poner plazos a más de 300 compromisos". Y confiesa con gesto pícaro: "Menos mal que un colega lo fue informatizando todo por su cuenta, porque en el primer borrador nos habíamos comido unos 50..."Son los gajes de una negociación que pone fin a una guerra nunca declarada y a un largo periodo de gobiernos de' perpetuos salvadores de la patria.De hecho, los enfrentamientos armados arrancaron en 1960, cuando un grupo de jóvenes oficiales del Ejército se rebeló contra la dictadura militar que se había instalado en el país en 1954, tras un golpe de Estado patrocinado por la CIA.El fallido levantamiento desató la represión, e hizo germinar sucesivos grupos armados, alentados por el triunfo de la Revolución cubana. Guatemala, como ocurriría también con El Salvador y Nicaragua, se convirtió en un nuevo tablero para las partidas sangrienta! de las superpotencias.

En 1962 nacieron las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), dirigidas por Marco Antonio Yon Sosa, uno de los jóvenes oficiales. Una década más tarde, surgieron el Ejército Guerrillero de los Pobres. (EGP) y la Organización del Pueblo en Armas (ORPA).Las tres confluyeron en 1982, junto con el clandestino Partido Guatemalteco del Trabajo, bajo la bandera de la Unidad Revolucionada Nacional Guatemalteca (UNRG).

Cien mil muertos

Los enfrentamientos armados entre las fuerzas guerrilleras y el Ejército han dejado en estas tres décadas más de 100.000 muertos, 40.000 desaparecidos (que se encuentran, de hecho, en las tumbas clandestinas' que tachonan el país) y un millón de desplazados.La mayoría de las víctimas fueron civiles de las comunidades indígenas del norte y el oeste del país, que se convirtieron en las principales bases de apoyo de la guerrilla. Entre 1978 y 1982, los regímenes de los generales Romeo Lucas, García y Efraín Ríos Montt desataron uno de los episodios más atroces de la lucha contra la insurgencia, que culminó con la desaparición de 440 comunidades indígenas.

Con semejantes antecedentes puede -entenderse la profundidad de las heridas que la guerra ha dejado- en los guatemaltecos. De allí la importancia que tienen los acuerdos, de paz, logrados a lo largo de cinco años de intensos -intercambios entre todos los sectores. El presidente Álvairo Arzú, la comandancia guerrillera y el episcopado coinciden en algo: él diálogo de paz ha obligado a la sociedad guatemalteca a conocerse, y los acuerdos son el instrumento que cambiará el país.

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