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La presidencia irlandesa de la UE rebaja la dureza de la propuesta española sobre Cuba

Xavier Vidal-Folch

La presidencia irlandesa de la Unión Europea (UE) envió ayer a los 15 Gobiernos el nuevo documento sobre las relaciones entre Europa y Cuba que sustituye a la propuesta española. El texto de la presidencia, al que ha nido acceso EL PAÍS, rebaja la dureza de a propuesta española: elimina el catálogo de medidas a tomar por el régimen de Fidel Castro; propone "tomar nota" de la apertura económica ya iniciada en la isla; estimula a La Habana al cambio democrático, y rechaza aplicar al régimen de Fidel Castro distinto "rasero" que a otros sistemas autoritarios.

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La diplomacia española siguió a su ministro, Abel Matutes, en su satisfacción porque "el texto recoge sustancialmente" el documento español, aunque no fue distribuido a la prensa. Otras fuentes indican que Irlanda ha introducido notorias, variaciones.Hay diferencias sustanciales en los objetivos. A las propuestas españolas de "evolución democrática" de Cuba y de "promover el respeto a los derechos humanos", Irlanda añade que se pretende "facilitar una transición pacífica", "así como una recuperación sostenible y una mejora en los estándares de vida del pueblo" cubano. El tono tampoco recoge nada que pueda ser considerado como la imposición de órdenes a Castro. Se le estimula al "proceso de cambio", que será tanto más pacífico "cuanto el régimen actual lo inicie o lo permita".

La presidencia irlandesa descarta expresamente en el texto la adopción de medidas coercitivas equiparables a la política de acoso y embargo patrocinada por EE UU, que supongan el "aumento de la penuria" económica de los ciudadanos. El texto de Dublín si recoge, en cambio, algún punto que puede ser favorable al régimen cubano y así señala que "toma nota del intento de apertura económica. iniciado" y muestra el "firme deseo" de la UE de convertirse en "su socio" en el camino hacia la completa liberalización. Nada de eso figuraba en el documento Aznar. Mucho en la diplomacia vaticana.

En cuanto a los instrumentos, Irlanda elimina el tono imperativo español de medidas a adoptar por Castro y, aunque se propone claramente a La Habana un cambio democrático, se hace más hincapié en que debe ser la UE la que aplique medidas para lograr un cambio democrático en La Habana.

En el espinoso tema de los derechos humanos, el documento irlandés señala que se intensificará el "diálogo con todos los sectores" cubanos para promover su respeto y un "avance real hacia una democracia pluralista". La UE presionará, "si cabe más activamente", sobre todo a favor de las, libertades de expresión v asociación. No se impone a los Quince, contra la petición de Washington calcada por la propuesta española, "designar un funcionario" en sus embajadas en La Habana para estas tareas. Habrá, eso sí, "informes periódicos" de las 15 embajadas para evaluar la evolución.

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Respecto al delito político, la UE intensificará, siempre de acuerdo al texto irlandés, su llamamiento a la abolición de los delitos políticos en la legislación cubana y, "en consecuencia, por la liberación de los presos políticos" y el fin del hostigamiento a los disidentes. No se especifican, en contra lo que pretendía Madrid, las medidas a adoptar, como la reforma del Código Penal o la del sistema penitenciario.

Y nada de "doble rasero". La UE, dice el texto de Dublín, evaluará los asuntos cubanos "con los mismos estándares" que aplica a otros países, como la observancia de los derechos humanos.

En cuanto a la ayuda humanitaria, se continuará con ella (igual que aceptaba Madrid), pero según acuerdos sobre su "distribución", y se canalizará sobre todo a través de las ONG y las Iglesias. Desaparece la orden de realizar "un control muy estricto" de dichas ONG, que pretendía Madrid.

Dublín subraya el gradualismo que Madrid se vio obligado a introducir en la segunda versión de su texto para que no fuera rechazado de plano por los Quince. Así, la UE apoyará económicamente a Cuba en cuanto "evidencie que está avanzando" hacia la democracia, algo bastante parecido a la fórmula española ("a medida que avance"). Los Gobiernos pueden presentar enmiendas hasta las seis de la tarde de hoy. El documento no se discutirá a nivel ministerial antes del próximo 6 de diciembre.

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