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Radio Wojtyla, contra la soledad y el miedo

Tos misioneros españoles en Zaire mantienen en pie una red de comunicación para ayuda humanitaria y seguridad personal

Alfonso Armada

Me dicen que tengo un picoloro, que doy muchos nombres y cuento muchas historietas. Me piden que tenga cuidado. -Y yo también.

-Y yo también.

-Y yo también -repite una tercera voz que brota de algún punto en las impenetrables tinieblas de Zaire, un verdadero continente perdido. Las voces reclaman cautela para que no se ponga en peligro la seguridad de todos los comunicantes, religiosos en su mayor parte, que recurren a la radio para mantenerse en contacto, lanzar mensajes de emergencia y sacar a la luz noticias que los enterradores y los asesinos de cada bando de los que combaten en Zaire y a este lado de la frontera (es decir, en Ruanda) quieren mantener en la sombra. Los trabajadores humanitarios se refieren amistosamente a la red misionera como Radio Wojtyla. Es una red de comunicación para la ayuda mutua y la seguridad propia y del prójimo, sin implicación partidista en los bandos combatientes.

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-De acuerdo, de acuerdo. Diré Alfa 4 o Alfa 5. Reunión en la casa del embajador para ponernos de acuerdo.

-Me han dicho que no salgamos porque los que están aquí, que son de un partido, han prometido que va a ser ciudad muerta [toda la vida paralizada] y que nadie salga porque romperán todos los coches.

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-Todos los que creamos que podemos estar amenazados ni soñar con salir, en casa y a rezar.

-Tenéis que ponderar vosotros cómo está la situación y encomendaros al santo de hoy, que no me acuerdo quién es, un doctor de la Iglesia que le paró los pies a Atila.

1 Estad atentos por si hay que salir. Dejemos diez minutos de silencio por si alguien quiere comunicar con la Embajada de España en Kinshasa.

Alguien pregunta: "¿Cómo están las monjas de la isla?" (Ijwi, isla del lago Kivu con 40.000 refugiados en situación desesperada, interhamwe -milicias hutus- robándoles la comida y amenazándoles, sin casi alimentos ni medicinas, y dos monjas españolas en peligro).

-La isla está bien. Están bien, pero no tienen medios para salir. Creemos que aquello se va a poner feo y queremos que salgan cuanto antes.

Otro comunicante, desde otra emisora en el este de Zaire. Reconocemos la voz. La lluvia sigue impasible. Repiquetea sobre el techo de la furgoneta, aparcada en una carretera desierta, pero no demasiado lejos de un puesto de control militar. Los faros iluminan el asfalto empatado y un arcén de hierba reluciente. En la cabina, a oscuras, el número con la frecuencia de la emisora brilla como un SOS en la penumbra. No queda mucho tiempo. El toque de queda empieza dentro de veinte minutos. Habrá que levantar la escucha. Los religiosos intentan entrar en contacto con Casa Grande [la Embajada de España en la capital zaireñal tres veces todos los días. La noche se espesa sobre el lago Kivu. No hay luna. "Ellos y ellas. Todos han salido. Los tres sacerdotes y las nueve religiosas [son los carmelitas españoles que lograron salir de Goma el pasado sábado]. Ha sido una operación organizada desde España".

-Vaya milagros que está haciendo mi patrono san Gabriel.

-Excluyendo a los carmelitas, que ya salieron, ¿quiénes quieren salir?

-Españoles ya no queda ninguno que quiera salir.

Las voces se desvanecen en la oscuridad. La línea de emisoras de HF (High Frecuency, alta frecuencia) que emiten en USB (Upper Side Band, la banda de transmisión más alta) de Radio Wojtyla ha vuelto a cumplir su misión. La red se mantiene alerta en la interminable noche zaireña. Contra la soledad y el miedo.

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